16 de abril de 2022

El lenguaje del gesto


Le geste ce langage (1962), Paul Bordry

Mimes d'Orient et d'Occident
Le geste, ce langage, es un documental que traza un panorama de la tradición de los mimos en Oriente y Occidente. El film presenta seis números sin palabras que muestran la diversidad de formas de expresión del arte universal del gesto. Financiado por la Unesco tenía como objetivo dar valor a las diferentes manifestaciones culturales y mostrar al mismo tiempo su cercanía. 


La película fue presentada, fuera de competición, en el XV Festival Internacional de cine de Cannes, en 1962 y en el XX Festival Internacional de cine de Berlín, en el mismo año.



El francés Jacques Gaffuri y la italiana Fiamma Walter realizan una pantomima de la Comedia del Arte; de Turquía nos muestra su original pantomima, Erdinc Dincer; desde la India nos hipnotiza con la sutileza de los movimientos orientales, Anjali Davi; el preciso y expresivo trabajo japonés está a cargo de Takashi Tsukahara; la nota excéntrica la pone el mimo polaco Henry Tomaszewski; y el tono musical y rítmico lo dan la norteamericana Laura Steele y el holandés Dirk Danders. 



Le geste ce langage (1962)
Producción: UNESCO
Música: George Van Parys
Dirección artística: Jan Doat
Realización: Paul Bordry
Intérpretes: Jacques Gaffuri, Fiamma Walter, Erdinc Dincer,  Anjali Davi, Takashi Tsukahara, Henry Tomaszewski, Laura Steele y Dirk Danders
Blanco y negro. 26 min.

Acróbatas del cielo


The Tarnished Angels (Ángeles sin brillo, 1958), Douglas Sirk 

DOUGLAS Sirk, el director por excelencia de melodramas en la Universal de los años cincuenta, retoma el reparto del bombazo Writen On The Wind (Escrito en el viento, 1957), esto es Rock Hudson, Dorothy Malone y Robert Stack. Sólo falta Lauren Bacall del cuarteto estelar de aquélla. De nuevo se planta ante un melodrama desaforado, pero esta vez parte de un material literario menos evidente, la novela de William Faulkner “Pylon”.

La acción queda enmarcada en los tres días del Carnaval de Nueva Orleans, el Mardi Gras, a principios de los años treinta. Allí llega el equipo del piloto Roger Shumann (Robert Stack): Jiggs (Jack Carson), el mecánico, LaVerne (Dorothy Malone), paracaidista, y su hijo (Chris Olsen). Ni Roger ni Jiggs saben quién es el padre del niño. Pero Roger perdió una apuesta y a él le tocó casarse con LaVerne. Ella se había enamorado de él al verlo en un cartel, porque Roger es un antiguo piloto de la Escuadrilla Lafayette, un héroe de la Gran Guerra, que durante le Depresión se ha visto obligado, como muchos de sus compañeros, a dedicarse a realizar exhibiciones con aparatos que ya deberían de estar en el desguace. El encuentro con Burke Devlin (Rock Hudson), un periodista alcohólico, sólo sirve para echar más leña al fuego de la tragedia.

Como contrapunto, el carnaval. Durante las fiestas se celebran desfiles de carrozas, hay feria con su sideshow y un espectáculo de acrobacias aéreas. LaVerne realiza un espectacular salto en paracaídas con un vaporoso vestido blanco. A mitad de la caída, se desprende del paracaídas trasero y abre el delantero, al que debe agarrarse mediante un trapecio. Nunca erotismo y riesgo han ido tan de la mano.

Sin embargo, la principal atracción es la competición de velocidad en la que los pilotos deben realizar un circuito sobre el mar, girando alrededor de tres pilones piramidales colocados en la orilla. Para que no falte ni un ingrediente en el melodrama, el pequeño Jack contempla la carrera desde el avioncito de una de las atracciones. ¿Qué mejor metáfora de quien no va a ninguna parte? Es la vida de los feriantes: ese continuo viaje en el vacío. La trashumancia impide que la herida de la soledad cicatrice.

El monólogo trabucado del periodista autodestruido por la bebida que pretende realizar el reportaje de su carrera a partir de estas vidas destrozadas, verbaliza con lucidez la belleza del fracaso: “Yo, Burke Devlin, tengo la historia. La tengo escrita en el corazón. ¿Quiere saber cómo la conseguí? Arrastrándome por el barro, revolcándome en el lodo, buscando la verdad y la belleza donde nadie hubiera esperado encontrarla”.

Lección memorable en estos tiempos de derrota colectiva y de ex-triunfadores suicidas.
Sr. Feliú


The Tarnished Angels (Ángeles sin brillo, 1958) 
Producción: Universal (EEUU). 
Director: Douglas Sirk. 
Guión: George Zuckerman, basado en la novela “Pylon” de William Faulkner. 
Intérpretes: Rock Hudson (Burke Devlin), Robert Stack (Roger Shumann), Dorothy Malone (LaVerne Shumann), Jack Carson (Jiggs), Robert Middleton (Matt Ord), Alan Reed (el coronel Fineman), Alexander Lockwood (Sam Hagood), Chris Olsen (Jack Shumann), Robert J. Wilke (Hank), Troy Donahue (Frank Burnham), Betty Utey (una bailarina), William Schallert, Phil Harvey, Steve Drexel, Eugene Borden. 
91 min. Blanco y negro. Scope.

7 de abril de 2022

Keaton vs. Chaplin: Candilejas


Limelight (Candilejas, 1952), Charles Chaplin 


Volver a ver Candilejas siempre es una delicia, y de la mano de Buster Keaton, el disfrute se duplica. La agridulce historia de Calvero (Charles Chaplin) y Thereza (Claire Bloom), su amor imposible, es uno de nuestros leitmotif favoritos y cuando vemos a Calvero recostado entre bambalinas, viviendo sus últimos minutos, viendo la actuación de su joven amada, sabemos que estamos en casa.  


Calvero es Charlot

La historia la conoce todo el mundo —las nuevas generaciones que no la hayan visto ya saben lo que tienen que hacer—  y es por eso  que hemos tardado en traer esta joya cinematográfica a nuestra carpa. De hecho si no llega a ser por Buster Keaton hubieramos tardado un par de años más. 


La acción transcurre en 1914. Calvero, un cómico de éxito olvidado por su público que se refugia en el alcohol, salva a Thereza, una joven bailarina, de un intento de suicidio y encarrila su carrera artística hacia el éxito. Mientras, la cuesta abajo del viejo Calvero sigue aumentando su pendiente. Al final los papeles  se intercambian y es Theresa la que ayuda a Calvero organizando una función a su beneficio en la cual consigue el reconocimiento y los aplausos de antaño. Justo a tiempo porque Calvero sufre un ataque de corazón y muere tras su exitosa actuación.


Candilejas (Limelight) es la última película de Chaplin en los Estados Unidos después del rechazo provocado por su anterior película, Monsieur Verdoux (1947), y la maniática persecución por actividades antiamericanas de la que era objeto. Chaplin, según nos cuenta en su autobiografía, tuvo que esperar a su estreno en Europa para disfrutar de su éxito ya que en Estados Unidos había sido boicoteada.. Con el tiempo, Candilejas se convirtió en su película más rentable y en 1972 recibe un Oscar por la música compuesta por él mismo.

 

Candilejas es una película autobiográfica en la que Chaplin expresa su miedo a perder el aprecio del público, un miedo acentuado por su edad —tiene sesenta y tres años durante el rodaje— y por el fracaso de Monsieur Verdoux. Así que recrea el Londres de principios del siglo XX y busca referencias en su biografía para dar color —más bien brillo— a sus personajes. La manera de vestir de su madre, el alcoholismo de su padre y el auténtico Music-Hall londinense se reflejan inequívocamente en esta obra que el autor creía la última de su extensa carrera, una reflexión sobre la vida y la interpretación que le sirve para filosofar y sentenciar con la dignidad y el aplomo de su edad: “Han sido precisos millones de años para crear la conciencia humana, y usted quiere deshacer el milagro de la vida. No hay nada en el mundo más importante que la vida”, alecciona a una Thereza convaleciente. “Por qué quieres que la vida tenga un sentido? La vida es deseo y no significación”, prosigue para insuflar ánimo a una joven bailarina que cree tener las piernas paralizadas.


Este tono autobiográfico se vislumbra también en la participación de su familia en el film: Sydney Earl Chaplin, tercer hijo de Charles Chaplin y segundo de su segunda esposa, la actriz Lita Grey, interpreta a Neville, el apuesto galán que conquista a Thereza; sus hijos  Geraldine, Josephine y Michael Chaplin son los tres niños de la calle que merodean por la casa de Calvero; su mujer Oona dobla a Claire Bloom en algunas secuencias;  y el hermano de Chaplin, Sydney Chaplin, es el payaso de tres tupes que participa en la escena del ballet.



El profesor Bosco y Chupetegui
El personaje del amaestrador de pulgas, uno de sus números, es una versión del profesor Bosco, un pobre artista protagonista de uno de sus cortos, inacabado, The proffesor (1919), que hemos tenido la oportunidad de ver en los extras de la edición de Candilejas de mk2.


Uno de los tres estrafalarios músicos callejeros, el clarinetista,  es el australiano Harry "Snub" Pollard —de nombre real Harold Frasser y conocido en España como Chupitegui y en Francia como Profesor Beaucitron— que comenzó como policía de la Keystone y colaboró en la serie de cortos de la serie "Lonesome Luke" interpretados por Harold Lloyd, en algunas películas de Charley Chase o Hal Roach, entre las que destaca It’s a Gift (1923). También aparece junto a otros veteranos del cine silente en Hollywood Cavalcade (1939), The Perils of Pauline (1947) y Man of a Thousand Faces (1957). Su peculiar mostacho le valió el apelativo de "la morsa".



Keaton vs Chaplin
Muy a nuestro pesar, Chaplin no comenta nada en sus Memorias sobre la participación de Buster Keaton en Candilejas. Keaton es, de nuevo, el payaso olvidado y según cuentan Chaplin recortó sus escenas con Keaton para evitar comparaciones. 


A dúo recrean un acto al estilo de Karno. Keaton, un pianista miope, no encuentra el piano. Calvero le coge de la mano y le lleva hasta el instrumento. Se saludan mutuamente en vez de hacerlo hacia el público y se disponen a interpretar la pieza pero… Keaton se hace un lío con las partituras y Calvero con su cuello almidonado y una pierna que crece y decrece mágicamente (un clásico de Grock). 


Una vez arreglado el problema —Keaton pone en plano horizontal el soporte de las partituras y Calvero se arranca el cuello de la camisa—, se disponen a afinar. Las notas son tan altas que las cuerdas del violín se disparan, igual que las del piano que acaba escupiendo una maraña de cuerdas. Por el camino Keaton ha pisado el violín y se lo lleva ajustado en el zapato. 


Finalmente interpretan una trepidante czarda que se congela durante unos instantes para reanudar nuevamente con una energía  que lleva a Calvero al foso de los músicos donde se incrusta en el bombo de la orquesta. Es el final  del número y el final de Calvero. Tendrá que salir a recibir los aplausos en brazos de los tramoyistas y artistas. La vida se le escapa entre bambalinas


Limelight (Candilejas, 1952)

Producción: United Artists (USA)
Director: Charles Chaplin
Guión: Charles Chaplin
Música: Charles Chaplin
Intépretes: Charles Chaplin (Calvero), Claire Bloom (Thereza ), Nigel Bruce (Postant), Buster Keaton (partner de Calvero), Sydney Chaplin (Neville), Norman Lloyd (Bodalink), Andre Eglevsky (bailarín), Melissa Hayden (bailarín), Marjorie Bennett (Sra. Alsop), Wheeler Dryden (Doctor), Barry Bernard (John Redfern), Stapleton Kent (Claudius), Mollie Glessing (Maid), Leonard Mudie(Dr. Blake), Loyal Underwood (músico callejero), 'Snub' Pollard (músico callejero), Julian Ludwig (músico callejero), Charles Chaplin Jr (payaso).
Blanco y negro. 134 min.

1 de abril de 2022

Carleto Cairoli y Paul


Secret People (1953), Thorold Dickinson

Secret People es un ejercicio hitchcockiano. La acción se sitúa en la Inglaterra prebélica donde el cabecilla de un grupo antifascista (Serge Reggiani) dispuesto a lo que sea para acabar con la vida del dictador que rige los destinos de su país le pide a su antigua amante (Valentina Cortese) que coloque una bomba durante una actuación de su hermana (Audrey Hepburn).


En la misma velada aparece Carleto Cairoli, aquel augusto del que hablamos a propósito de Happidrome (1943).


Ahora nos lo hemos vuelto a encontrar con Paul Freeman, el primero de los tres Pauls que le acompañaron como clowns. Los otros fueron Paul King y Paul Conner.


En Secret People realizan un breve número musical que nunca termina de arrancar y que se resuelve con tanta sencillez como precisión.


Su actuación sirve como contrapunto enervante al posible estallido de la bomba.


Resuelta como un estilizado relato moral, la cinta plantea el dilema de la licitud del crimen político y la muerte de inocentes, que Thorold Dickinson resuelve como un problema formal antes que como un conflicto ético. Entre las soluciones más brillantes: un flashback en el que la protagonista se incorpora del presente al pasado mediante una sencilla panorámica o una secuencia de montaje en la que se narra su paso por una clínica.


El final resulta un poco extraño, pero parece que sir Michael Balcon se sentía un poco incómodo con las aristas políticas de la cinta y ordenó cortarle unos cinco minutos. No fue el único encontronazo de Thorold Dickinson con el mandamás de la Ealing. Ya habían tenido sus más y sus menos con The Next of Kin (1942), una cinta de propaganda bélica sobre una red de espionaje alemán en las islas, en la que los nazis no eran tan zotes ni los británicos tan espabilados.

Secret People (1953)
Producción: Ealing Studios (GB)
Director: Thorold Dickinson.
Guión: Wolfgang Wilhelm y Thorold Dickinson.
Intérpretes: Valentina Cortese (Maria Brentano), Serge Reggiani (Louis Balan), Charles Goldner (Anselmo), Audrey Hepburn (Nora Brentano), Megs Jenkins (Penny), Reginald Tate (el inspector Eliot), Carleto Cairoli y Paul.
96 min. Blanco y negro.