19 de octubre de 2020

Galería de stripteuses: Marisol


La chica del Molino Rojo (1973), Eugenio Martín

—Felipe... ¿ande te metes? —En la ca' del Tribulete. 
—¿Es que te vas con la panda? 
—¡Amos, anda! / ¡Ojo! / Que voy al Molino Rojo.

El Molino Rojo que sirve de escenario a las evoluciones –más canoras que sicalípticas– de la otrora niña prodigio Marisol no es el mítico Moulin Rouge parisino sino el casticísimo local de la calle del Tribulete, vecino del Cine Lavapiés.

La chica del Molino Rojo entra de lleno en la corriente de cine de euroespías y similares, con ambientación internacional y reparto lo mismo. Mel Ferrer ya había actuado junto a Pepa Flores y la había dirigido en Cabriola (1965). Ahora hace el papel de un magnate del juego, Dalton Harvey, cuyo único objetivo es vengarse de Larry Elliot (Renaud Verley), un playboy que recorre el mundo haciendo saltar la banca de los casinos y haciéndose amar por las mujeres más hermosas. María (Marisol) será el gancho elegido para ejecutar su venganza.

María convive con un mocetón... pero conserva su virgo intacto. El gerente del local (Eduardo Calvo) le hace propuestas indecentes... pero ella aguarda la aparición del amor verdadero. Sus números citan a la Lola-Lola (Marlene Dietrich) de Der Blaue Engel (El ángel azul, 1930), que debió ser todo lo que pudo hacer el cinéfilo Eugenio Martín por salvar los muebles ante este encargo súbito de José Frade.

Ya se pueden imaginar ustedes que, aún tratándose del intento de adultecer sus personajes, Marisol es la stripteuse más casta y que menos enseña de cuantas han pasado por las sesiones de madrugada de Circo Méliès.


La chica del Molino Rojo (1973) 
Producción: José Frade (ES) 
Dirección: Eugenio Martín. 
Guión: Santiago Moncada. 
Intérpretes: Marisol (María), Renaud Verley (Larry Elliot), Mel Ferrer (Dalton Harvey), Silvia Tortosa (Gina), Bárbara Rey (Grace), Mirta Miller (Rosita), Manuel de Blas (Malcolm Higgins), Norma Kastel (Martine), Eduardo Calvo (gerente del Molino Rojo).