Circo Méliès
Un lugar para el encuentro. en el más amplio sentido del término, entre el cine, el circo y las variedades
(A place for the meeting, in the most wide sense of the term, among the cinema, the circus and varietés).
Autores: Sr. Feliú y Javier Jiménez
18 de septiembre de 2024
Teveo de noche
12 de septiembre de 2024
La sombra blanda de Dalí
Babaouo es una película surrealista "invisible", escrita en 1932 por Salvador Dalí y editada de nuevo por el propio artista en 1978. Después de realizar como guionista junto a Luis Buñuel Un perro andaluz (Luis Buñuel, 1929) y La Edad de Oro (Luis Buñuel, 1930), Dalí sigue fascinado por el cine y escribe un nuevo proyecto que titula Babaouo, en el que también aparecen animales muertos o decapitados, con los ojos vendados, personajes con un gran pan sobre la cabeza, relojes blandos, huevos fritos, jirafas ardiendo, imágenes paranoicas…, elementos dalinianos que flotan en el ambiente de Babaouo de principio a fin.
Babaouo (1997)
Guión original: Salvador Dalí (1932)
Fotografía: Josep M. Civit
Edición: Anastasi Rinos
Diseño de Producción: Abdó Martí
Color, 66 min.
5 de septiembre de 2024
Jackson, el ventrílocuo condenado por asesinato
Cause toujours, mon lapin (Guy Lefranc, 1961)
El juez acaba de condenar a Jackson (Eddie Constantine) a veinte años de prisión por un asesinato que no ha cometido. Dos días después ha conseguido evadirse de presidio y va en busca de quienes cometieron perjurio ante el tribunal. Un tal Delmas, confiesa que le pagó Simon Robert (François Chaumette), un tratante de frutas en el mercado de Les Halles durante el día y tratante de narcóticos por la noche. Una joven llamada Françoise Lacroix (Renée Cosima) sabe quién fue el asesino. Pero los hombres de Simon estrangulan a Delmas y disparan contra ella, que sólo tiene tiempo de susurrarle a Jackson que vaya en busca de Sophie, en el Hotel du Centre. Jackson da con ella. No es la testigo que esperaba encontrar, sino la hija de seis años de Françoise. Ahora, Jackson debe huir de la policía y de los matones de Simon con Sophie y un conejo de peluche gigante.
¿Que por qué proyectamos este thriller ligero en la carpa? Pues porque Jackson es en la vida civil ventrílocuo, cuyo compañero, el pato Kooky, ha sido fabricado en el taller de autómatas de Roullet & Decamps, que habían conseguido un gran éxito con sus seres animados en la exposición de París de 1989.
... pero sí con el conejo de Sophie. Sin lugar donde pasar la noche con la niña, Jackson se cuela en un teatro donde se representa el vodevil “Una cama para tres” cuyo único elemento de decoración es un gran lecho. Para que Sophie se duerma baila claqué y canta un dueto con el conejo.
Cause toujours, mon lapin (1961)
Producción: Belmont Films (FR)
Director: Guy Lefranc.
Guión: Roger Boussinot, Gilles Morris-Dumoulin, Yvon Samuel y Guy Lefranc, de la novela Strange Witness de Day Keene.
Fotografía: Jean-Louis Picavet.
Música: Michel Legrand y Francis Lemarque.
Decorados: Robert Clavel.
Montaje: Claude Durand.
Intérpretes: Eddie Constantine (Jackson), Claudine Coster (Margaret), François Chaumette (Simon Robert), Marielle Gozzi (Sophie), Renée Cosima (Françoise), Marie Albe, Paul Bonifas, Christian Brocard, Gabriel Cattand, Yvonne Dany, Clément Harari, Fulbert Janin, Patricia Karim, Pierre Mirat, Alain Nobis, Lona Rita, Roger Vadim.
35mm. Blanco y negro. Panorámico. 98 min.
29 de agosto de 2024
El Águila Humana y Los Ángeles Volantes
Abajo espera la muerte / Delitto d’amore (Juan de Orduña, 1964)
Los Derroux acaban de plantar en Madrid la carpa de su Circo Internacional.
François (Amedeo Nazzari) es el empresario de éxito y su hijo Johnny “El Águila Humana” (Espartaco Santoni) el no menos exitoso trapecista que causa el pasmo del respetable. Para el nuevo espectáculo se incorpora desde Milán Barini (Roberto Rey), el célebre prestidigitador, que viene acompañado de su hija Lucía (Tere Velázquez). Ella era trapecista, pero tras la muerte de su madre, el padre se niega a que practique los ejercicios aéreos y la lleva como asistente en sus números de magia. Giorgio (José Moreno) —antes trapecista, ahora lisiado y ejerciendo contable— se siente inmediatamente atraído por Lucía.
Y como Johnny es un donjuán incorregible, ya tenemos el conflicto planteado. El día del debut en Madrid, se dispone a ejecutar su gran número, un doble salto mortal... sin red. Ante tamaña hazaña, Lucía cae rendida. Pero Johnny es también un as en los malabares... románticos. En ese momento mantiene en el aire a Lidia (Dominique Boschero), su compañera en el trapecio, a Cristina (Valeria Fabrizi), cantante de un night-club madrileño, e incluso a la vendedora de tabaco del local (Annie Gorassini). A ellas tendría que sumarse, en un más difícil todavía, Lucía. Pero ella se resiste. Johnny la invita entonces a subir al trapecio con el único fin de humillarla.
Barini y su hija regresan a Italia. Él no encuentra trabajo como prestidigitador —parece que lo que pita son los números de levitación, faquirismo o catalepsia— y Lucía le convence de volver a subirse al trapecio. Lo hace en compañía de Guido y Yolock (Antonio Durán y Andrea Scotti) y con un suculento contrato en el Circo di Roma. “Los Ángeles Volantes”.
Entretanto, Johnny ha tenido una discusión con su padre. Se trata de una escena de alto voltaje emocional para la que nada nos ha preparado. Resulta que el carácter de Johnny ha sido moldeado por su padre para burlarse de las mujeres porque la mujer de François los abandonó. Ahora, el padre confiesa que es mentira, que fue él con su vida crápula el que propició abandono. Johnny se hunde en el alcohol y pronto es incapaz de realizar su número. El Circo Internacional se ve obligado a cerrar. Johnny viaja entonces a Roma para recuperar el amor de la triunfante Lucía. Ella decide regresar junto a él, pero ahora es Giorgio el que está dispuesto a hacer lo que sea para que ese amor fracase.
El veterano Juan de Orduña se permite algunas gollerías formales, como el movimiento que nos introduce en la carpa y nos muestra los trapecios en la cúpula, pero, sobre todo, nos deja contemplar algunos números prácticamente completos.
No hay elipsis en la progresión de los ejercicios aéreos ejecutados por la pareja holandesa Lilian y Alex Souren y el italiano Gianni Cosentino, que se presentaban como Los Zemganno en el Circo Darix Togni en la época del rodaje. Son siete minutos en los que Orduña introduce algunas reacciones del público y algún plano medio de Santoni, pero en los que, en general, la acción dramática queda en suspenso para que contemplemos desde la pista las evoluciones de los trapecistas allá, en lo alto.
Del número de Barini asistimos a la presentación de “El tambor misterio”. Lucía se mete en un saco negro que se cierra con una cuerda y es introducido en un recipiente cilíndrico. Barini se sube él, se rodea de una tela negra y en apenas unos segundos se produce el cambio prodigioso. Lucía está sobre el tambor y su padre metido en el saco.
En cambio, los payasos Emi-Goti-Cañamón, que figuran en lugar preeminente en los títulos de crédito, apenas aparecen como figurantes. De seguro su intervención desapareció en fase de montaje debido a la larga duración —105 minutos— de la cinta.
Como acabamos de ver, Abajo espera la muerte es un melodrama de ambiente circense. En febrero de 1964, cuando Orduña se disponía a asumir la realización de urgencia, ante la renuncia del director previsto inicialmente, esgrimía esta ambientación como uno de sus principales motivos para aceptar el encargo: “Lo que más me interesa en esta ocasión es tratar un tema que nunca había tratado: el del mundo del circo. Es a la vez un tema dramático y poético”. O sea, una declaración tan tópica como el propio argumento de los celos en el trapecio.
Aunque el rodaje finaliza en mayo de 1964 y en 1966 la película se estrena en Italia, en España no llegará a las pantallas hasta 1970. Un estreno de tapadillo, en salas de programa doble en Barcelona y Madrid. La causa más plausible de esta dilación son los problemas económicos de la productora, que han provocado la huida de España de Espartaco Santoni en 1965. Pero aún queda otra vuelta de tuerca. La copia española resulta inaccesible y cuando la Mondial Video italiana decide lanzarla en VHS, utiliza un máster que recorta el formato anamórfico original (2,35:1) al propio de la pantalla televisiva (1,33:1), de modo que la mitad de la acción queda fuera del encuadre. Esta copia en italiano y prácticamente invisible es la que proyectamos anoche en nuestra carpa, pero es que a devoción por lo nuestro no nos gana nadie.
Abajo espera la muerte / Delitto d’amore (1964)
Producción Producciones Cinematográficas M.D. (ES) / Titanic Film (IT)
Director: Juan de Orduña.
Guión: Manuel Tamayo y Juan de Orduña, de un argumento de José Luis Madrid.
Adaptación y diálogos de la versión italiana: Pino Belli y Attilio Tellini.
Fotografía: Massimo Dallamano, Clemente Santoni.
Decorados: Alberto Boccianti, José Antonio de la Guerra.
Música: Carlo Savina.
Montaje: José Antonio Rojo, Niccolò Lazzari.
Intérpretes: Espartaco Santoni (Johnny Derroux), Amedeo Nazzari (François Derroux), Tere Velázquez (Lucia Barini), José Moreno (Giorgio), Valeria Fabrizi (Cristina), Dominique Boschero (Lidia), Roberto Rey (Alfredo Barini), Antonio Durán (Guido), Andrea Scotti (Yolock), Annie Gorassini (la vendedora de tabaco), Mario Morales (Claudio), Juan Cortés, Luis Rico, Romano Ghini, Bruno Smith, William Bonos, Francisco Quesada. Los trapecistas Gianni Cosentino, Lillian y Alex Souren, y los payasos Emi-Goti-Cañamón.
35mm. Color por Technicolor. Techniscope (2.35:1). 105 min
17 de agosto de 2024
Man on Wire
10 de agosto de 2024
Cincuentenario de la desaparición del Price en un mundo confinado
A finales de 2019 Aránzazu Riosalido, promotora desde la Fundación AISGE de la reedición en 2014 de Biografía del Circo [http://www.circomelies.com/2023/06/biografia-del-circo.html], implica a Pepe Viyuela, con el que colabora en el documental de arqueología circense Marcelino, el mejor payaso del mundo (Germán Roda, 2020), en la creación de un espectáculo que sirva de conmemoración del quincuagésimo aniversario de la desaparición del tradicional coliseo. Para montarlo, nada mejor que el nuevo Price, el de la Ronda de Atocha. Con la complicidad de María Folguera, directora entonces del coliseo, ponen manos a la obra.
A partir del fatídico 14 de marzo de 2020 el proyecto, lejos de venirse abajo, se convierte en una especie de salvavidas para todos los participantes. La posibilidad de levantar un espectáculo circense, de ensayarlo y ponerlo en escena ante espectadores presenciales es remotísima, pero la esperanza es lo primero que nos negamos a perder. Y así, en un periodo de anormal “nueva normalidad”, el 14 de octubre se estrena Mil novecientos setenta sombreros para un público reducido y distanciado.
Pepitas de calabaza, que se había hecho cargo de la reedición de Biografía del Circo, ha tenido a bien reunir una colección de textos e imágenes que intentan reconstruir lo que fue aquel espectáculo dramático-circense que solo pudieron ver unos pocos. Están los dos pórticos: institucional el de María Felguera, y emocional el de Aránzazu Riosalido.
El dibujante Ángel Idígoras, de Payasos sin Fronteras, se encarga de trazar los perfiles gráficos y literarios de las principales figuras que pasaron por el Price, del augusto Charlie Rivel al faquir conquense Daja Tarto , de la écuyère empresaria Matilde de Fassi al autor de El Circo. Por supuesto, está también el texto dramático de Pepe Viyuela y Aránzazu Riosalido: la historia de un payaso en crisis en el mundo contemporáneo, que da nombre al volumen y son su justificación. Sin embargo, se nos antoja que el capítulo capital del libro es el “Ensayo alucinado” de Viyuela. El payaso riojano realiza aquí un triple salto mortal en el trapecio volante. La emoción es máxima. La probabilidad de que se estampe contra el suelo, altísima. Y sin embargo, lo ejecuta con la máxima limpieza: sus apenas veinte páginas constituyen toda una poética de lo circense en la que, de tanto en tanto, cuela una greguería de estirpe ramoniana.
En cuanto al texto del espectáculo, nos permite acercarnos a su sólida y consciente sustancia dramática, pero no a su vertiente circense. En el libro los números quedan apuntados en meras acotaciones.
Parece que el espectáculo fue grabado por Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música; sin embargo, no se ha publicado en su indispensable Teatroteca. Sería el acompañamiento perfecto para esta modélica —y harto económica, que no es hoy poca cosa— edición de Pepitas de calabaza, que incluye también un código que permite escuchar la partitura compuesta por Raúl Márquez para el espectáculo.
Pepe Viyuela, Aránzazu Riosalido:
Mil novecientos setenta sombreros
Logroño: Pepitas de calabaza, 2024.