15 de enero de 2025

Un circo angelical

Der Himmel über Berlin (El cielo sobre Berlín, 1987), Wim Wenders


Als das Kind Kind war, / ging es mit hängenden Armen, / wollte der Bach sei ein Fluß, / der Fluß sei ein Strom, / und diese Pfütze das Meer.
Als das Kind Kind war, / wußte es nicht, daß es Kind war, / alles war ihm beseelt, /und alle Seelen waren eins.
Als das Kind Kind war, / hatte es von nichts eine Meinung, / hatte keine Gewohnheit, / saß oft im Schneidersitz, / lief aus dem Stand, / hatte einen Wirbel im Haar / und machte kein Gesicht beim fotografieren.
 

Cuando el niño era niño, /caminaba balanceando los brazos, / quería que el riachuelo fuera un río, /
el río un torrente / y este charco, el mar.
Cuando el niño era niño, / no sabía que era un niño ,/ todo le parecía lleno de vida / y todas las almas, una sola
Cuando el niño era niño, / no tenía opiniones sobre nada, / no tenía costumbres, / se sentaba en el suelo con las piernas cruzadas / echaba a correr, / tenía un remolino en el pelo / y no quedaba mal en las fotos. 

Peter Handke (Lied Vom Kindsein)


Solo los niños pueden ver a Damiel (Bruno Ganz), un ángel que observa y escucha todo, sobrevolando un Berlín en blanco y negro lleno de murmullos de historias tristes, fragmentadas, una sinfonía de voces en off que nos hipnotiza,al igual que cautiva a Damiel. El ángel mira los pequeños detalles de vida plena como si fuese la primera vez que los ve. Peter Handke, junto con Wenders fueron escribiendo la historia a medida que la iban haciendo. Dejándose llevar, como su personajes.


La tierra era un caos
Desde lo alto de la Siegessäule (construida en 1873), una columna coronada por una escultura dorada de la alada diosa Victoria, Damiel no está solo. Está también su ángel amigo, Cassiel (Otto Sander) y muchos otros con los que se encuentra en la Biblioteca Estatal de Berlín, refugio de ángeles y de Homero (Curt Bois), un viejo poeta.


La conversación de Damiel y Cassiel en un descapotable rojo en el que se cuentan lo que anotan en su cuaderno de campo es un delicioso juego de haikus. Desconcertante cuando la conversación se centra en su cansancio eterno de la eternidad. Querrían meterse en nuestro pellejo pero están condenados a consolarnos y a acompañarnos cuando más los necesitamos. Damiel está en crisis. 


Las imágenes de Berlín son demoledoras, una ciudad despersonalizada, donde el muro cobra un significado trascendente, un Berlín lleno de solares desolados, una tierra de nadie con edificios derruidos y grafittis en todas las paredes. “Es imposible perderse en Berlín, siempre vas a parar al muro”, dice la protagonista.


Caminando por Berlín, Damiel encuentra con un pequeño circo en bancarrota, el Cirkus Alekan, llamado así en homenaje al director de fotografía, Henri Alekan, que hizo un trabajo espléndido. Marion (Solveig Dommartin), una trapecista con alas es la primera imagen de color que vemos en la película. Damiel siente un flechazo, el mismo que sintió Wenders, pareja en ese momento de la actriz. Pero la historia vuelve al blanco y negro: la tristeza de la trapecista, la imagen de un ángel caído de verdad. Derrumbada en una caravana hasta que se desnuda y el ángel la roza el hombro y vuelve el color… 



Colombo es el ángel perfecto 
Pero el color no vuelve a la película. Esta sigue con historias en gris, como la de Homero, como la de la prostituta, como la del suicida… Todas te llevan a la historia de Alemania, al muro que divide y rompe, y la película te dirige a la película dentro de la película, una sobre la II Guerra Mundial, en la que Peter Falk, la estrella, dibuja retratos a lápiz mientras se pregunta si seguirá siendo tan buen actor como antes. Colombo –que aceptó encantado un papel pensado, en principio, para Willy Brandt – se encontró con que no había ni una sola página escrita sobre su personaje, así que la mayor parte de sus intervenciones se improvisaron –se crearon– sobre la marcha.


Colombo es el contrapunto a la seriedad conceptual de los ángeles de Handke y su presencia en Cielo sobre Berlín puede chocar a primera vista. Pero sus reflexiones en off –grabadas meses después en Los Ángeles bajo las indicaciones de Wenders al teléfono, muchas improvisadas– y sus diálogos ayudan a darle tierra a los espirituales y angelicales modos de Damiel y Cassiel. Colombo se interpreta a si mismo cuando no sabe qué sombrero escoger o cuando realiza pequeños bocetos a lápiz de los extras.

El amor da alas y también las quita
Las historias se entremezclan y volvemos al circo. El número de la trapecista se llena de emoción al ver al ángel en la pista soplando en la coronilla del jefe de pista. Pero nos tranquilizamos al ver que el ángel la acompaña en la discoteca donde ha ido a olvidarse de todo. Damiel está enamorado hasta la coronilla.


Es tanta la compasión que siente por los humanos, es tanto su amor hacia ellos que acaba convirtiéndose en un hombre de carne y hueso. El color vuelve a la pantalla al mismo tiempo que vuelve su sangre a las venas: una armadura –la protección del ángel– le ha caído del cielo provocándole una herida. 


El circo se va de la ciudad. La trapecista se queda sola. Cuando Damiel va a buscarla el dibujo de la arena de la pista preside el centro de un solar vacío. Pero, no se preocupen, que para que el final sea feliz están el teniente Colombo, Wenders y el From Her to Eternity de Nick Cave.


Der Himmel über Berlin
(El cielo sobre Berlín, 1987)
Producción: Road Movies Filmproduktion / Argos Films / Westdeutscher Rundfunk (WDR)
Director: Wim Wenders
Guión: Wim Wenders, Peter Handke y Richard Reitinger
Intérpretes: Bruno Ganz (Damiel), Solveig Dommartin (Marion), Otto Sander (Cassiel), Curt Bois (Homero), Peter Falk (como él mismo), Lajos Kovács (entrenador de Marion), Bruno Rosaz (payaso), Hans Martin Stier, Elmar Wilms, Sigurd Rachman, Beatrice Manowski,
128 min. Blanco y negro / color 

 

6 de enero de 2025

Canciones de Bobby Capó en el escenario del Flamboyant


Palmer ha muerto (1961), Juan Fortuny

El amigo Burgomaestre de Lady Filstrup (
http://ladyfilstrup.blogspot.com/), sitio que todos ustedes deberían visitar por lo mucho y bien que allí se escribe sobre los actores españoles) ha tenido a bien enviarnos esta copia de Palmer ha muerto. Allí cuenta algo del inane argumento de esta película de Juan Fortuny ambientada en Puerto Rico, país coproductor, con España, de la cinta. Protagoniza el actor radiofónico barcelonés Ricardo Palmerola, que por aquél entonces vivía en el país caribeño donde tomó parte activa en la formación de los dobladores de series norteamericanas.


La película es un policiaco enmarañado con carreras entre bastidores, mujeres que se llevan constantemente las manos a la boca para reprimir gritos de angustia, cadáveres que desaparecen, trampillas que esconden cadáveres que resultan ser maniquíes, manos que empuñan revólveres tras las cortinas y larguísimas explicaciones en las que casi todo se cuenta y casi nada se ve.


Pero está ambientada en el Teatro Arlequín y en el Club Flamboyant en donde actúa Silvia Darnell (Rosita Fornés), lo que da ocasión a escuchar tres composiciones del cantante y compositor boricua Bobby Capó.


La cubana Rosita Fornés –reina incombustible de la zarzuela y la revista, la radio, la televisión y las variedades en toda Latinoamérica- interpreta la incendiaria “Juguete” y “El duende”.


Tito Lara y los Hispanos -Wilson Torres, Carmelo Montalvo, Tato Díaz y Charlie Vázquez-, estrellas de la radio y la televisión puertorriqueña -donde participaron durante años en sendas ediciones del programa “Festival Sultana” y en televisivo “Show Coca-Cola”-, cantan en el mejor estilo de los grupos doo-wop norteamericanos, el tema “Mentirosa”.


Y, de remate, el catalán José Guardiola reprisa “El duende” con su voz aterciopelada.


Algunas vistas nocturnas de las calles de San Juan de Puerto Rico a lo mejor son dignas de su atención.

Palmer ha muerto (1961)
Producción: Miguel Mezquíriz (ES) / Probo Films Inc. (PR)
Director: Juan Fortuny.
Guión: Luis G. de Blain.
Intérpretes: Ricardo Palmerola (Ricardo), Inés Alma (Verónica), Rosita Fornés (Silvia Darnell), Ónix Báez (Esteban Palmer), Boris (José L. Marrero), Aníbal Ponce (Sammy Alfaro), Milagros Carrillo (Marta), Vicente Vázquez, Alberto González, Manuel Piñera, Juan F. Tafaner.
87 min. Blanco y negro.


30 de diciembre de 2024

Mátate, payaso


Clown (2014), Jon Watts

Kent McCoy (Andy Powers), un agente de ventas de casas está revisando una de sus nuevas casas cuando recibe la llamada de su mujer Meg (Laura Allen), que está desesperada porque el payaso de la fiesta de cumpleaños de su hijo le acaba de comunicar que no puede acudir al evento. Casualmente en la casa, que está llena de polvo y necesita un buen remodelado, hay un viejo baúl que contiene un disfraz y una nariz de payaso, por lo que la fiesta se salva. Kent se entrega en alma y cuerpo en la fiesta de su hijo y acaba agotado, durmiéndose en el sofá con el vestuario y el maquillaje de payaso puestos.


Por la mañana, sin tiempo para cambiarse y sin poder quitarse el maquillaje, Kent lleva a su hijo al colegio y se va al trabajo. En el trabajo intenta quitarse la nariz, el maquillaje y el vestuario, pero no lo consigue.  En casa, su mujer extrañada le arranca la nariz de payaso arrancándole un buen trozo de nariz. Después de ir al hospital, comienza a pensar que está loco y vuelve a la casa donde encontró el baúl. Rebuscando descubre el nombre del antiguo dueño del vestido. Durante la visita descubrirá que el traje está endemoniado, que en realidad es la piel y el pelo de un antiguo demonio del norte de Europa llamado Cloyne, que devoró a cinco niños (uno por cada mes del frío invierno norteño) y que la condena para quien lo lleve es la decapitación o el canibalismo. 


Herbert Karlsson (Peter Stormare), que regenta un almacén de vestuario teatral, el antiguo propietario del vestido de payaso, conoce muy bien la maldición e intenta matarlo. Kent logra evitarlo y huye de de Herbert y de su su familia e intenta suicidarse pegándose un tiro en la boca, pero no le mata. El demonio es inmortal a no ser que se le corte la cabeza. En el segundo intento de suicidio, casualmente mata a un niño y comienza a experimentar en profundidad la dimensión de su problema de vestuario: le gusta devorar niños. La única manera de librarse del demonio es dándole lo que quiere. Así lo consiguió Herbert, ayudando a su hermano, también poseído, con niños terminales de un hospital de cáncer. Meg, después de descubrirlo, piensa que puede hacer lo mismo y ayudar a su marido.


Y comienza el terror, señores. ¿Se comerá Kent/Cloyne a los cuatro niños restantes? ¿Será su propio hijo uno de ellos? ¿Y el perro, que se ha comido parte de la nariz de Kent, estará también poseído? ¿Son estas preguntas spoiler o es el género en sí mismo un inmenso spoiler? Preguntas que el director no tuvo que responder con precisión cuando en 2010 realizó el fake trailer Clown, junto con Christopher D. Ford. En este falso trailer que subieron a youtube atribuían la dirección al "Master of Horror" Eli Roth, director de Hostel (2005) y su secuela. A éste le hizo gracia el atrevimiento de estos jóvenes y aceptó el reto de producirla e incluso de interpretar un papel. Cuatro años más tarde se estrenaba Clown.


Jon Watts y Christopher D. Ford consiguieron escribir un guión completo que reúne todas las características del género. La película cuenta además con el sello de Eli Roth y una buena interpretación de los principales roles, pero aún así no logra convencer del todo. No estoy del todo seguro de que aunque el último plano es el primero de una posible secuela, los productores se animen a financiarla. O a lo mejor sí. Después de todo hay que mantener bien alimentado el terror que los payasos producen en los niños.


Puedes verla aquí.

Clown (2014)
Producción: CAN/USA
Director: Jon Watts
Guión: Jon Watts y Christopher D. Ford
Productor: Eli Roth y Mac Cappuccino
Música: Matt Veligdan
Intérpretes: Laura Allen (Meg McCoy), Andy Powers (Kent McCoy), Peter Stormare (Herbert Karlsson), Eli Roth (Frowny the Clown), Elizabeth Whitmere (Denise), Christian Distefano (Jack McCoy), Chuck Shamata (Walt), Robert Reynolds (Dr. Martin Karlsson), Lucas Kelly (Colton), Michael Riendeau (Robbie), Matthew Stefiuk (el detective)
Color, 100 min.

24 de diciembre de 2024

Amalia en color



Sangue Toureiro (Sangre torera, 1958), Augusto Fraga

El equipo
Sangue toureiro supuso una importante inversión en una época en la que el cine portugués estaba de capa caída. Agotado el periodo de oro de la comedia a principios de la década de los cincuenta, muchos cineastas deben conformarse con dedicarse al documental. El productor Manuel Queiroz busca una mano ganadora. De entrada, se trata de la primera película portuguesa de largometraje rodada en color, mediante el proceso de Kodak denominado Eastmancolor. El tema, de seguro éxito: un melodrama de ambiente típicamente portugués en el que se den cita sendas estrellas en sus respectivos campos. Para el fado, no hay otra: Amália Rodrigues ha triunfado en los escenarios de París y Nueva York. El toreo –esa forma primitiva del circo– está representado por Diamantino Viseu, el primer “matador” portugués.

En Sangue toureiro se pueden ver fugazmente las formas tradicionales del toreo a la portuguesa: el rejoneo a caballo y las “pegas” de los forçados. Diamantino había revolucionado la fiesta lusa al tomar la alternativa como “matador” en Barcelona, en 1947. La película ficcionaliza en cierta medida este hecho, cuando el personaje que interpreta se rebela ante la tradición del toreo ecuestre representada por su padre. Fue Diamantino un torero hecho a imagen de Manuel Rodríguez “Manolete”, el gran ídolo de su tiempo. En su última faena en la plaza queda constancia del pase que lleva su nombre, la “diamantina”, que no deja de ser una variante de la “manoletina”.


Augusto Fraga debuta como director de largometrajes pero tenía una larga carrera en el cine luso a sus espaldas: escritor cinematográfico en los años treinta, director de la revista “Cinéfilo” al final de dicha década, documentalista, actor ocasional, ayudante de dirección y producción y realizador de varios proto-videoclips protagonizados por Amália en 1947. Participó en la coproducción hispano-portuguesa Barrio / Viela, rua sem sol (1947) que dirigió Ladislao Vajda y en la que Fraga aparece acreditado como supervisor de la versión portuguesa, amén de asumir el papel de detective.

Francisco Izzarelli, operador italiano afincado en España entre 1940 y 1946, se hace cargo del delicado apartado de la fotografía en color. Otro nombre español ligado a esta producción es el del otrora niño prodigio del cine español, Alfredo Hurtado “Pitusín”, con una carrera importante como ayudante de dirección. En esta ocasión también se responsabiliza de la elaboración del guión técnico.


La película

La película comienza con unas hermosas imágenes de la vida de los ribatejanos en torno al río Tajo, para mostrar luego las marismas donde se cría el ganado bravo. El locutor (A. Tavares da Silva) anuncia que éste será el escenario de la eterna historia de amor. El romance tiene tres vértices: Isabel (Carmen Mendes), muchacha romántica enamorada de la vida en el campo y del hijo de los Vinhais que se fue un día al extranjero para estudiar; Eduardo (Diamantino Viseu), el hijo díscolo que por amor se convertirá en matador de toros; y María de Graça (Amália Rodrigues), cantadeira con un pasado escandaloso.



A pesar de la insistencia de don Jerónimo de Vinhais (Erico Braga) su hijo deja de lado la gestión de la hacienda familiar para vivir en concubinato con Maria de Graça y dedicarse al toreo. Una vez más, las contraposiciones son claras: la Lisboa de los modernos apartamentos y las grandes avenidas que se abre al futuro frente a la marisma, la lidia a pie frente al toreo ecuestre, los automóviles aerodinámicos frente a la naturaleza representada por el caballo… En suma, los rostros de la modernidad frente a la tradición, en una alternancia simple que no guarda ninguna sorpresa ni en su planteamiento ni en su ejecución.


Sangue toureiro es una película apenas redimible. Los interludios cómicos a cargo de una periodista norteamericana (Fernanda Borsatti) y su cicerone (Raul Solnado) rozan lo patético. Las estampas típicas devienen tópicas. Sólo los fados de Amália rompen este esquema, suspenden la narración y nos hacen pensar en Minnelli. Tres de ellas están fotografiadas en riguroso claroscuro. Amália lleva vestidos preferentemente negros. A lo mejor con un broche, una flor roja o un pañuelo verde. Nuestra mirada se abisma en su rostro y en sus manos, únicas fuentes de luz. Y en mitad del rostro, como una herida abierta su boca. Una boca roja de la que el fado brota apasionado. La boca de Amália: llaga y fruta.


Sangue toureiro (Sangre torera, 1958)
Producción: Produtores Associados / Empresa do Cinema Trindade (POR)
Director: Augusto Fraga.
Guión: Augusto Fraga y Armando Vieira Pinto, basado en un argumento de Patrício Álvares.
Intérpretes: Amália Rodrigues (Maria da Graça), Diamantino Viseu (Eduardo), Erico Braga (Jerónimo de Vinhais), Carmen Mendes (Isabel), Josefina Silva (doña Branca), Paulo Renato (Américo Prates), Fernanda Borsatti (Miss Brown), Raul Solnado (Faustino), Alina Vaz, Ruth Carvalho, João Manuel, A. Tavares da Silva (locución).
88 min. Color (Eastmancolor)

9 de diciembre de 2024

"La Gran Aventura" de Benposta / 2


El Circo de Los Muchachos (2024), Elías León Siminiani

Tras ver los cinco capítulos de esta docuserie no nos queda más remedio que seguir hablando del tema. Siminiani ha realizado un documental en el que no hay vencedores ni vencidos, aunque en el último capítulo pone de manifiesto claramente el valor intrínseco de la utopía defendida por "el cura", entrelazando imágenes de los benposteños y artistas de circo recitando el manifiesto de la Ciudad de los Muchachos a lo largo de los años de esta intrincada aventura. Incluso va un poco más allá reuniendo en una especie de asamblea a seguidores y detractores del padre Silva, firmando una paz televisiva de los dos bandos que durante años se enfrentaron a cara de perro y que ha dejado a la Ciudad de los Muchachos al borde de su desaparición. ¿Equidistancia o ganas de plantear y resolver un conflicto con planteamientos esencialmente cristianos?


El trabajo de todo el equipo responsable de la serie documental es loable. Se han tomado el tiempo suficiente para exponer todas las derivadas de esta historia y las han expuesto con equidad e inteligencia. Por ejemplo, en el capítulo 2 han sido capaces de reunir a Pancracio y Naranjito, los dos jóvenes payasos que eran una de las principales atracciones del circo. Un gran logro como reality show. El reencuentro tiene como fondo el primer gran fracaso del circo, ocurrido en Francia en 1971 trabajando en sociedad con el Cirque Amar. 


Tras este fracaso el circo se refugia en el Château de la Valette, un castillo propiedad de la embajada española, donde recuperan su entusiasmo y su compromiso. Gracias al trabajo de Bernard Fallois, responsable de la editorial Hachette, y las fotografías de Édouard Bouvat —que se publican en el Paris Match—, el circo consigue un nuevo contrato, esta vez en el magnífico Grand Palais de París, lo que les permite seguir su gira con un gran éxito por Suiza, Alemania, Bélgica…


El circo llega hasta el Madison Square Garden de Nueva York, pero la gira americana no tiene demasiado éxito. El éxito llegará cuando renuncian a la gira estadounidense y viajan a Colombia, donde consiguen un éxito impresionante, tanto es así que comienza la aventura de Benposta en Colombia, un proyecto que todavía hoy existe dando continuidad a la utopía de Jesús Silva, "el cura".


En Australia viven otra nueva crisis: parte de la troupe del circo abandona el espectáculo. La utopía se enfrenta a su propia evolución. Hay benposteños que llevan en el proyecto cerca de 20 años y no ven un futuro claro para sus vidas.


En el segundo y en el tercer capítulo de la serie conocemos con más profundidad el recorrido espiritual del proyecto y lo que significa la Gran aventura, una experiencia "mística" que ha dejado huella en todos los que la vivieron, aunque algunos la asocian al lavado de cerebro típico de algunas sectas. El proyecto Benposta es demasiado personalista y el carisma del padre Silva y de su hermano, Pocholo, protagonista principal a la sombra del cura, llevarán la utopía a las puertas del mismo infierno. Al mismo tiempo comienza una decadencia inexorable del principal motor financiero e imagen del proyecto social: el circo.

Otras entradas sobre El Circo de los Muchachos y Benposta:

0. El documental de Javi Camino
3. La película de Revenga
4. Los Muchachos y la política
5. La decadencia de Los Muchachos
6. Música, libros y otros

2 de diciembre de 2024

El Circo de Los Muchachos en Amazon Prime / 1


 El Circo de Los Muchachos (2024), Elías León Siminiani

Quién nos iba a decir que se acabaría haciendo una docuserie de 5 episodios en la plataforma Amazon Prime sobre las aventuras y desventuras de El Circo de Los Muchachos. El proyecto, dirigido por Elías León Siminiani, ha necesitado de la revisión exhaustiva de más de 1000 horas de material de archivo, muchas de ellas grabadas en el propio estudio de televisión de Benposta, que recorre los más de 50 años de historia de este circo, la popular enseña del proyecto utópico la ciudad de Benposta, la ciudad de Los Muchachos.


Jesús Silva, el padre Silva, conocido como ‘el Cura’, tenía sangre de circo en las venas —su tío era Manuel Feijoó, conocido empresario circense— y una obsesión: crear una ciudad y un proyecto educativo para chicos de la calle. La idea le vino después de ver
Forja de hombres (1938), la película de Norman Taurog en la que Spencer Tracy da a vida al padre Flanagan, fundador en 1917 de la primera ciudad de los muchachos, una organización no lucrativa dedicada al cuidado de los jóvenes y familias más desfavorecidas.


Los fuertes abajo, los débiles arriba y el niño en la cumbre
El padre Silva fue un poco más allá y creó una “nación de muchachos”, con moneda, pasaporte e incluso una aduana propia, una nación gobernada por niños, con asambleas y procesos democráticos para elegir a sus propios alcaldes y representantes. Y todo esto en la España franquista de 1956. ¿Dónde? En Benposta, un pequeño terreno en el extrarradio de Ourense, en Galicia.


El cineasta santanderino Elías León Siminiani (Premio Ondas 2022 al Mejor Documental por
800 Metros y Goya al Mejor Cortometraje de Ficción por Arquitectura emocional 1959), junto con un gran equipo, recorre la historia de esta utopía maldita con la ayuda de numerosos protagonistas de la primera etapa del proyecto y con algunas de las entonces jóvenes estrellas del circo que logró fama y reconocimiento mundial en la década de los sesenta y setenta del siglo XX.


La serie documental tiene como punto de partida todo el material audiovisual recopilado por Xavi Eirís, productor ejecutivo de
Nación de Muchachos (Javi Camino, 2019), el documental sobre Benposta y el Circo de Los Muchachos que ya hemos proyectado en Circo Méliès. Una vez conseguidos los derechos de las imágenes, gracias al apoyo de Amazon Prime, Simiani y la productora Vaca Films se ponen manos a la obra para recrear la aventura del padre Silva y explicarla a lo largo de cinco capítulos que abarcan desde 1956 hasta la muerte del cura en 2011. 

Son 50 años de historia de un proyecto único que supuso la creación en 1963 de la segunda escuela de circo del mundo, después de la escuela de circo de Moscú, del primer proyecto de circo social del mundo y del primer circo protagonizado única y exclusivamente por niños, un auténtico fenómeno mundial en la década de los años 70.



El Circo de Los Muchachos (2024)
Productora:  Vaca Films. ESP
Dirección: Elías León Siminiani
Guion: Pepe Coira, León Siminiani, y Juan Alba
Distribuidora: Amazon Prime Video
Blanco y negro y Color. 5 capítulos de 50 min

Otras entradas sobre El Circo de los Muchachos y Benposta:

0. El documental de Javi Camino
3. La película de Revenga
4. Los Muchachos y la política
5. La decadencia de Los Muchachos
6. Música, libros y otros