The Canary Murder Case (Quién la mató, 1929), Malcolm St. Clair y Frank Tuttle
LOUIS Brooks ha resultado ser nuestra madrina del mes de marzo y no nos resignamos a despedirnos de ella. En la película de hoy su personaje muere en el minuto veinte. Como Janet Leigh en Psycho (Psicosis, 1960). Hala. Ya les hemos reventado dos películas por el precio de una. Vamos con The Canary Murder Case que es la que nos importa.
Como la película se hizo en aquellos momentos en los que la industria de Hollywood aún no sabía a qué carta quedarse, resultó un producto mixto, rodado mudo por Malcolm St. Clair y con largas escenas dialogadas registradas posteriormente por Frank Tuttle. Mientras la Paramount planeaba esta vampirización de su propio título reclamó la presencia de la bailarina de Kansas para que volviera a rodar sus escenas bajo el micro. Ella, tan firme como siempre, adujo que tenía proyectos mucho más interesantes en Europa –ya saben: Die Büchse der Pandora- y dejó con un palmo de narices al todopoderoso B. P. Schulberg.
Éste resolvió el asunto con tres medidas expeditivas:
a) hizo descender su nombre del segundo al cuarto puesto en los títulos de crédito,
b) publicó en todas las revistas especializadas la voz de la señorita Brooks no era apta para el sonido, y
c) contrató a Margaret Livingston para que doblase su voz e, incluso, interviniera en varios planos de escorzo con el característico corte de pelo de la pequeña Louise.
La película se convierte así en un rompecabezas en el que uno pasa más tiempo intentando adivinar quién es quién en cada plano.
Margaret Odell (Louis Brooks) actúa en la esplendorosa extravaganza musical “Canary Revue”. Ella es el canario titular y su actuación consiste en columpiarse sobre el patio de butacas mientras un grupo de bailarinas se afana en su coreografía en el escenario. Margarte aprovecha su vuelo sobre el patio de butacas para timarse con alguno de los espectadores. Mientras, desde un palco, Philo Vance (William Powell) habla y habla sin parar con Charles Spotswoode (Charles Lane) para ponernos en antecedentes del argumento policiaco. El señor Spotswoode está dispuesto a pagar para que la señorita Odell libere a su hijo Jimmy (James Hall) para que se pueda casar con la dulce muchacha (Jean Arthur) a la que ama con toda el amor del que es capaz un hijo de familia de la buena sociedad neoyorquina. El buen padre burgués, un gángster recién salido de prisión que se dice su marido (Ned Sparks), un doctor idéntico a Lenin (Gustav von Seyffertitz) y un periodista al que ella chantajea, la odian lo suficiente como para matarla. A la mañana siguiente aparece estrangulada. ¿Quién lo hizo?
Uno se puede entretener en seguir la trama policiaca, a pesar del exceso de diálogo y la falta de acción. Sólo diremos que en la resolución de esta película que nació muda y se estrenó sonora, tiene parte importante un disco fonográfico.
Por lo demás, lo mejor es disfrutar de los encontronazos entre dos comediantes de raza, William Powell y Eugene Pallette, que encarnan al sofisticado as de la deducción y al poli obtuso y noblote respectivamente.
Adiós a Louise Brooks. La última escena en la que interviene su personaje fue rehecha con sonido, así que su bello cadáver queda oculto por una lámpara volcada. Ni siquiera podemos satisfacer este capricho necrófilo. Recordémosla en lo alto del columpio, volando sobre el patio de butacas, con su sonrisa picarona y cubierta de plumas.
Sr. Feliú
The Canary Murder Case (Quién la mató, 1929) Producción: Pramount Pictures (EEUU)
Dirección: Malcolm St. Clair y Frank Tuttle.
Guión: Albert S. Le Vino y Florence Ryerson, basada en un argumento de y dialogada por S. S. Van Dine.
Intertítulos: Herman J. Mankiewicz.
Intérpretes: William Powell (Philo Vance), Louise Brooks (Margaret Odell, el Canario), Jean Arthur (Alice LaFosse), James Hall (Jimmy Spotswoode), Charles Lane (Charles Spotswoode), Eugene Pallette (el sargento Ernest Heath), Gustav von Seyffertitz (el doctor Lindquist), Lawrence Grant (Charles Cleaver), Ned Sparks (Tony Sheel), Louis John Bartels (Louis Mannix), Capitán E. H. Calvert (el fiscal Markham), Oscar Smith, Tim Adair.