Un lugar para el encuentro. en el más amplio sentido del término, entre el cine, el circo y las variedades
(A place for the meeting, in the most wide sense of the term, among the cinema, the circus and varietés).
Autores: Sr. Feliú y Javier Jiménez
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Si quieres ser ventrílocuo…
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Wenceslao Moreno, Señor Wences
Las personas que tienen o parecen tener la facultad de hablar con el estómago o con el vientre, se llaman ventrílocuos y también gastrílocuos, gastrímitos o engastrímitos. El primer ventrílocuo moderno con marioneta fue el barón de Meugen, que vivió en 1720 en Viena. Este aristócrata austriaco fue el primero en servirse de muñecos.
En el siglo XX el Señor Wences llegó a lo más alto haciendo ventriloquia en vodevil, cine, variedades y televisión. No movía los labios en absoluto, hacia once voces diferentes y hablaba ocho idiomas. Fue el artista de más éxito en el legendario show de Ed Sullivan, en plena era dorada de la televisión americana. Desde su primera actuación en junio de 1948, permanecería 20 temporadas totalizando 48 actuaciones de diez minutos, por cada una de las cuales cobraba 10.000 dólares. 1000 dólares por minuto, una cifra astronómica para la época, e inalcanzable para otros artistas.
Según el acta de bautismo que se conserva en el archivo parroquial, Wenceslao, hijo de Antonio Moreno y Josefa Centeno, nació en Peñaranda de Bracamonte, provincia de Salamanca, a las dos de la madrugada del día 20 de Abril de 1896 y tuvo 19 hermanos de los que siete sobrevivieron a la infancia. De niño vivió temporadas con unos tíos suyos que se dedicaban a hacer carros; fue confitero, pintor decorador junto a su padre, tornero de topes de vagón en la fábrica de vagones, y quiso ser torero. Su padre, era músico, pintor y decorador, y tocaba el violín en los teatros Liceo y Moderno de Salamanca, escribía poesías y publicaba artículos en periódicos.
Jugando por sus calles, Wences, que tenía 10 años en aquél momento, y su hermano Felipe, quedaban deslumbrados ante las actuaciones de los ventrílocuos callejeros Ninchi, Roque y el tío Juliano. Los hermanos Moreno comenzaron actuando por los pueblos de Salamanca y cobrando un chorizo o unos huevos como entrada. Después Wences Moreno trabajó por toda España junto a Pastora Imperio, La Cordobesita, La Goya, Mercedes Serós, Celia Gámez, Imperio Argentina y con los hermanos Ramper. En 1918, se presentó en el teatro Novedades de San Sebastián, con la compañía de la Argentinita. En el año 1924 debutó en el circo Price al lado de Pompoff y Thedy. Allí trabajó junto a su hermano Felipe entre 1926 y 1927, hasta que consiguió reunir las 9000 pesetas que le permitirían dar el gran salto y cruzar el Atlántico, y en 1934 Wences llegó a Buenos Aires.
Un año después desembarcó por vez primera en Nueva York para actuar en un club situado en el popular barrio de Greenwich Village. Durante aquellos años intercaló giras por Paraguay, Uruguay, Perú, Bolivia, Buenos Aires, Río de Janeiro, Caracas, Méjico y La Habana. Fue allí donde consiguió el contrato para actuar en el cabaret neoyorkino “El Chico”. En 1937 Wences y Felipe actuaron en Londres ante el Rey Jorge y la Reina María, abuelos de la Reina de Inglaterra, y en El Cairo ante el Rey Faruk de Egipto.
En 1943 tras enviudar de su primer matrimonio, se casó con una inglesa de padres rusos y origen judío. Nathaly Cover fue una gran danzarina, además dominaba nueve idiomas y se convirtió en su mejor secretaria.
Vivió la II Guerra Mundial como Teniente de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Con sus actuaciones llenaba las enormes carpas que el ejército americano habilitaba para animar a los combatientes en el frente. En la Meca del Cine intervino en algunas películas, como la producción de Walter Lang de 1947 “Mother wore thights”, titulada en España “Siempre en sus brazos”, con Betty Grable en el papel protagonista.
El Señor Wences aseguraba no conocer el fracaso y su secreto consistía en no ser jamás grosero, ni decir cosas que pudieran molestar al público, porque consideraba que eso le haría perder su dignidad profesional. El frac., confeccionado en las mejores sastrerías de Londres, fue siempre su uniforme sobre el escenario, fuera de él mantuvo la costumbre de usar pajarita.
El primer muñeco de Wences había sido confeccionado por su padre, que lo había llamado Pedro, y llegaría a ser conocido mundialmente como “el hombre de la caja”. Wences conservó a Pedro hasta el final de sus días en su residencia newyorkina junto a sus otros personajes; Cecilia, la gallina parlanchina; el médico francés Monsieur Lafouret y el británico Mr. Foster, ocasionalmente empleados en las actuaciones europeas, la vieja regañona Joaquina, o Juanito, "Johnny Martin". Alter ego del propio Wences, Johnny era un muchacho impertinente que aparecía ante el público americano como una combinación de Verónica Lake y Boris Karloff.
Durante mucho tiempo, mis muñecos, fueron mis mejores amigos. Los adoro; es algo inexplicable, pero llegas a quererlos muchísimo. Es que forman parte de ti mismo; son tus compañeros inseparables en el escenario, en los viajes, en la habitación del hotel… Tengo muchos; y de vez en cuando invento uno nuevo. La primera vez que actué en televisión me pagaron 17 dólares, pero es que se acababa de inventar la televisión y en todo Nueva York no había más que 400 televisores.
El Señor Wences actuó en los mejores teatros de Nueva York; el Radio City Music Hall, el Roxy, el Capitol o el Paramount, y siempre será recordado en la Gran Manzana, donde residió durante más de 60 años, por llevar su nombre un tramo de la calle 54 entre la Octava Avenida y la Avenida de Broadway.
En los años 50 trabajó en el Lido de París. Después, acompañó a Danny Kaye en una gira alrededor del mundo que arrancó en el London Paladium de Londres. El señor Wences trabajó junto a Dorothy Lamour, Zsa Zsa Gabor y Sammy Davis Jr. Apareció en los shows televisivos de Jack Benny y Perry Como, y trabajó en Las Vegas junto a Dean Martin y Jerry Lewis.Jr. Durante siete años, hasta mediados de los años setenta, el Señor Wences trabajó en París haciendo galas en el Olimpia y en el Crazy Horse.
Fue también amigo de Spencer Tracy y Frank Sinatra, con el que compartió camerino en 1939 en Nueva York. Conoció a Unamuno y a Jacinto Benavente, hizo amistad con Orson Welles, Alfred Hitchcock, Walt Disney...
Conocí a Ava Gardner en una tertulia y me pareció bellísima. Intercambiamos nuestras direcciones y por aquel entonces, ni siquiera sabía que se trataba de la conocida actriz. Después vino el lío y todo eso pero pronto decidimos dejar nuestra relación y continuar siendo amigos. Es estupenda.
En 1980 Jim Henson, el creador de Barrio Sésamo y del Show de los Teleñecos, se reconocía desde niño como un rendido admirador de Wences, y en una carta le pidió que aceptase su invitación para intervenir como artista invitado en uno de los programas de la quinta temporada del Show de los Teleñecos. Por esos años apareció en el programa nocturno de máxima audiencia de David Letterman en Nueva York.
El ventrílocuo es ante todo un actor. Si no se posee algo más que la simple capacidad para crear varias voces, no se triunfa. Hay que cautivar al público, conmoverle, ilusionarle; hay que espolear su fantasía; hay, en resumen, que situarle en trance y esto sólo puede lograrlo un actor. Hacer dos o tres voces, está al alcance de… no de cualquiera, pero sí de muchos; en cambio hacer cinco o seis voces, exige unas dotes que son poco comunes. Para mi trabajo suelo usar seis. Puedo lograr alguna más, aunque ya no van bien.
Durante el PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL DE AMIGOS DEL CIRCO, bajo la Presidencia de Honor de S.A.R. Don Felipe de Borbón, celebrado en Madrid en marzo de 1988, se acordó por aclamación conceder la Medalla de Oro de la Asociación Española de Amigos del Circo al señor Wences, en reconocimiento a los excepcionales valores de calidad que logró en el ejercicio de su noble profesión como artista circense, valores que, en su día, ya fueron reconocidos por los públicos de todo el mundo y que hoy perduran en el recuerdo de los amantes del circo.
"He ganado mucho dinero, lo gasto a buen ritmo. Creo que la magnanimidad da a la vida un carácter mucho más amable y, desde luego, bastante más digno. En toda admiración hay siempre un poco de afecto y en todo afecto hay mucho de admiración. A todo se acostumbra uno; hasta al éxito. Esto quizá te obliga a ser más humilde".
Wences Moreno murió mientras dormía la madrugada del lunes al martes 20 de abril de 1999 en su casa de Nueva York. The New York Times destacó en su necrológica: “En una carrera de más de ocho décadas, Wences demostró repetidamente ser un miembro estelar de una constelación en la que brillaron Edgar Bergen, Paul Winchell y otros populares ventrílocuos que encandilaron al público desde los años veinte hasta bien entrada la era de la televisión”.
Más sobre Wences:
8 de agosto de 2010
De unos artistas de variedades en una guerra que no es la suya
TRES PELÍCULAS rodadas en torno a la Guerra Civil concentran en su argumento historias singulares de lo que el profesor Ríos Carratalá llama el “tiempo de la desmesura”: Rojo y Negro (1942), del falangista Carlos Arévalo, El genio alegre (1936), del también falangista Fernando Delgado, y un título ya conocido para los que frecuentan nuestra carpa, Carne de fieras (1936), del anarquista Armand Guerra.
En el libro de Ríos Carratalá se rastrea el incierto destino no sólo de la “Venus rubia” Marlene Grey, sino del director trotamundos Armand Guerra y de las desaparecidas vedettes Tina de Jarque, coprotagonista de la película, y Victoria del Mar.
Geroges Marck habría mostrado al reportero Rafael Martínez Gandía su cuerpo cruzado de cicatrices en el número de la revista Crónica del 26 de junio de 1936, poco antes del golpe militar. Sin embargo, a los lectores de Crónica, las cicatrices del domador les importaban bien poco. Lo que querían ver retratado era el cuerpo de la “Venus rubia”. Un reportaje de titulado “La emocionante danza de Marlene Grey en la jaula de las fieras” nos sorprende con la noticia de que Marlene Grey estaba casada con uno de los actores que tenía encomendado un papel menor en Carne de fieras. Se trata de Jack Sidney que se presentaba en los mismos espectáculos de variedades de su señora como “el hombre autómata”. A mediados de junio de 1936 se habían presentado en el Circo Price. Tres semanas después hace dos pases por noche con “éxito creciente” en el Teatro Maravillas. El precio del espectáculo era en ambos casos de una peseta. Los pases duraban 40 minutos.
El 23 de agosto, antes de poder regresar a Francia, Marlene Grey y los leones de Georges Marck actuaron en un festival pro-heridos de guerra organizado por la CNT en la Plaza de Toros de Madrid. Se anuncian también su compañera de reparto Tina de Jarque, la vedette Laura Pinillos, la cupletista cómica Amalia de Isaura, los caricatos Lepe y Alady, el cantante Angelillo, la Shirley Temple española y el negro Aquilino. Del “hombre autómata” no hemos encontrado rastro.
CARRATALÁ, Juan Antonio Ríos
Barcelona, Barril & Barral, 2010.
ISBN: 9788493770716
5 de agosto de 2010
Entre Liliputienses 2
Gulliver (1977)
Producción: Juan Manuel Muñoz P.C. (ES)
Director: Alfonso Ungría
Guión original: Fernando Fernán Gómez y Alfonso Ungría
Intérpretes: Fernando Fernán Gómez (Martín Olazábal, El Marquesón), Yolanda Farr (Rosa), Enrique Fernández, José Jaime Espinosa, Rodolfo Sánchez, Mariano Camino, Santiago Pérez, Isabel Fernández y la troupe de "El Chino Torero", José Riesgo y Enrique Vivó (los empresarios teatrales), Manuel Pereiro y Antonio Canal (los policías).
97 min. Color (Eastmancolor).