22 de agosto de 2010

Circo Criollo



Así es como define Raúl H. Castagnino Circo Criollo en el apéndice de este libro:"La denominación tiene dos matices: uno sentimental, otro profesional. El primero se refiere al carácter humilde de los circos vernáculos, a la condición de nativos o extranjeros asimilados a nuestra idiosincrasia que revelan sus miembros, al hecho de haber cruzado en todas direcciones el país llevando un espectáculo autóctono a lugares y personas que jamás contaron con diversiones públicas o formas de sano esparcimiento ni la más elemental manifestación teatral. (…)
El segundo matiz antedicho designa al circo que, a partir del éxito de Juan Moreira, incorpora a sus actividades el espectáculo gauchesco y divide su recinto en picadero y escenario, reduce la volanitería y abunda en las representaciones dramáticas (gauchescas o de otra índole). Por ellas el circo criollo es de primera y segunda parte. El circo criollo –circo plantado– en muy raras ocasiones ha presentado 'fenómenos' o 'menageríes'. En cambio, cuanta prueba riesgosa demande el coraje, la habilidad y la osadía del artista, ha tenido cabida en él"

El la película La Cabalgata del Circo, los protagonistas parecen los inventores del circo criollo al ocurrírseles añadir voz a sus pantomimas. Juan Cuello toma el lugar de Juan Moreira, gaucho medio delincuente, que consigue la popularidad de manera inmediata. La fecha de de la primera representación hablada de Juan Moreira es 1886, iniciándose "una corriente de simpatía hacia el nuevo género, híbrido de teatro y circo, que será propicia para la concreción de la futura dramática nacional, aunque no del mismo modo para las atracciones circenses, pues, al poco tiempo, el programa de los circos criollos es absorbido por el drama gauchesco que relega a segundo plano a ecuestres, gimnastas, acróbatas, excéntricos y fenómenos."


Aunque la película no destaca por su verosimilitud histórica, en ella podemos vislumbrar algunos toques de la biografía de los Podestá y por tanto, del desarrollo del circo criollo y disfrutar de algunos extractos de sus pantomimas. ¡Gauchos, caballos y mazorqueros! Un circo que no es circo. Llevar el canto que brota de la tierra de pueblo en pueblo hasta llegar a la ciudad. Hablarles con su mismo lenguaje. Algo que les emocione y dé coraje. Una epopeya familiar que muestra las grandezas y miserias de este negocio y en demasiadas
ocasiones su realidad más cutre: Mamá, esconde las gallinas que vienen los artistas.

CASTAGNINO, Raúl H.:
El Circo Criollo, Datos y documentos para su historia 1757-1924
Editorial Plus Ultra, Argentina, 1969

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