El mago Sik-Sik (Eduardo de Filippo) y su ayudante Giacomino (Peppino de Filippo) tienen hambre atrasada. En realidad, su hambre es un mal crónico porque son artistas de variedades.
El Profesor Sik-Sik debuta esta noche en el Alcázar después de varios meses desempleado. Giacomino ha contratado como asistente a Lily: tres funciones diarias por 15 liras… ¡y sin anticipo! Pero es que Lily hace un par meses que tampoco trabaja y tenía puesta toda su esperanza de comer ese día en el anticipo. El Alcázar es un teatrito de variedades de Nápoles donde también se presentan, al modesto precio de 60 céntimos, espectáculos de lucha y Ercolino, el hombre más fuerte del mundo.
Lily oficiará de asistente y Giacomino servirá de cómplice entre el público; un falso voluntario, el “stooge” que dicen los sajones. Pero mientras Sik-Sik convierte el agua en vino con ayuda de Lily, Giacomino pierde la paloma que llevaba escondida en el sombrero. La sustituye in extremis por la gallina que pensaban cenarse pero el público se da cuenta del cambiazo y los tres pierden contrato, sueldo y cena.
Entre otras aventuras que van de la picaresca a lo grotesco, terminan en una feria donde frecen sus habilidades como artistas. El problema es que Sik-Sik termina de cobrador en el tiovivo donde se marea y Giacomino en el pim-pam-.pum, como blanco de los bolazos de los gamberros. Mientras tanto, los dos compiten por el amor de Lily sin darse cuenta de que ésta se ha enamorado de un vecino violinista (Maurizio D’Ancora). Assia Noris se limita a dar pie a sus discusiones, pero en una escenita aparece, como un ciclón, Anna Magnani.
El guión está escrito por el gran creador del teatro napolitano Eduardo de Filippo, a partir de una comedia en un acto titulada “Sik-Sik, l’artefice mágico”. Eduardo y Peppino demuestran que entonces la máquina cómica estaba perfectamente engrasada. Asumen respectivamente el papel de clown y augusto y dotan a todas las escenas, por episódicas que resulten, de una gracia alada feliz. Los temas son los del humor de entreguerras: la locura, el suicidio y la reclusión. Asuntos ligeros, todos ellos.
Y, como hilo conductor de todos los episodios, el hambre. El hambre del artista, que es un hambre ancestral, que va más allá de su propia biografía y se remonta al principio de los tiempos. Hambre primigenia, que sólo será satisfecha como compensación al corazón destrozado. Eso sí, después de la palabra fin.
Quei due (1935)
Producción: GAI (IT)
Director: Gennaro Righelli.
Guión: Eduardo de Filippo.
Intérpretes: Eduardo de Filippo (el Profesor Sik-Sik), Peppino de Filippo (Giacomino), Assia Noris (Lily), Maurizio D'Ancora (Mario Sergi), Lamberto Picasso (Gerbi), Franco Coop (Giovanni), Luigi Almirante (Gelsomino, el suicida), Anna Magnani (Pierotta, su amante).