María Santpere Hernáez, “Mary
Santpere”
(Barcelona, 1 de septiembre de 1913 -
Madrid, 23 de septiembre de 1992)
Mary Santpere no tenía la más mínima intención de seguir la profesión de su padre. El prolífico productor y director catalán Ignacio F. Iquino, que entonces tenía un estudio fotográfico en Barcelona, habilitó la entreplanta para que su señora y la Mary pusieran un taller de sombrerería.
En 1937, en plena Guerra Civil, rueda Iquino un mediometraje
cómico para el Sindicato de la Industria del Espectáculo en intento por parte
de la FAI de diversificar un poco una oferta cinematográfica eminentemente
propagandística. Es el debut de Mary Santpere en el cine y del que ella
recuerda, sobre todo, el rodaje en exteriores en Montjuic y las merendolas que
se pegaba el equipo en aquellos tiempos de carestía. Paquete, el fotógrafo público
número 1 era un jovencísimo Paco Martínez Soria, que dará sus primeros
pasos cinematográficos también de la mano de Iquino. La enorme estatura de Mary
y su desparpajo –en la película viste pantalones- frente al apocamiento del
menudo Martínez Soria, eran apuesta segura por la comicidad.
Iquino sigue emparejándolos mientras trabaja en Emisora Films.
En Boda
accidentada (Ignacio F, Iquino, 1943) Mary interpreta a la esposa de un tintinesco profesor Samuels
(Martínez Soria) que es una copia al carbón del profesor Tornasol, perilla,
gafas y despiste permanente incluidos.
En los años cincuenta los dos alcanzarían el estatus de
estrellas, ocupando en el remake producido por Iquino de El difunto es un vivo
(Juan Lladó, 1956) los puestos que en la versión de 1942 habían ocupado Antonio
Vico y Mary Santamaría.
Ocasionalmente, interviene en películas de otros, como la
recientemente vista en la carpa Los cuatro Robinsones (Eduardo G. Maroto, 1942) o la exitosa Botón de ancla (Ramón
Torrado, 1948), donde encarna en compañía de María Isbert, a dos hermanas de
Combarro irresistiblemente feas, aburridas y cursis con las que tienen que
cargar Antonio Casal y Fernando Fernán-Gómez, mientras su amigo Jorge Mistral
corteja al mismo tiempo a la angelical Isabel de Pomés y a la fatal Alicia
Palacios. Con su tocaya Isbert coincidió la Santpere en estos años en la
composición tipológica de extranjeras excéntricas, rígidas institutrices y
esposas dominantes.
Ya con rango de protagonista absoluta o de cameísta estelar la
vimos en Miss Cuplé (Pedro Lazaga, 1959), parodia de El
último cuplé, en un vehículo creado a medida de su peculiar medida y La casa de los Martínez (Agustín Navarro, 1971), en la que pudimos verla en su etapa circense. También
repasamos en su día sus colaboraciones cinematográficas con Alady
, como
La viudita ye-yé (Juan Bosch, 1968).
Dos papeles esperpénticos nos sirven para cerrar esta
galería de retratos con la que pretendemos dar un repaso a la carrera
cinematográfica de Mary Santpere. El primero es el de la hechicera titular de
la zarzuela desorbitada Bruja, más que bruja (Fernando
Fernán-Gómez, 1976).
El segundo, la tiránica marquesa de Leguineche en la segunda
entrega de la trilogía “nacional” de Berlanga y Azcona: Patrimonio nacional (Luis
G. Berlanga, 1981).
En este enlace [https://www.rtve.es/play/videos/estimada-mary/] podrán ver el programa Estimada Mary. Nada menos que 6 capítulos le dedicó TVE a esta gran artista en el año 1992. El 2º capítulo está dedicado a su trabajo en el cine y en él podemos ver secuencias de algunas de estas películas de las que hemos hablado.
1 comentario:
Muchas gracias,muy interesante este artículo,no sabía que Mary Santpere no quería ser actriz.
¡¡Cosas que pasan!!.
Publicar un comentario