O Palhaço (El Payaso, 2011), Selton Mello
La película brasileña O
Palhaço finalmente se estrenó en España el 19 de abril después de haber
obtenido el Premio del Público, el Colón de Plata a la Mejor Fotografía y una
Mención Especial a la Dirección Artística en el Festival Iberoamericano de
Huelva 2012. En su país obtuvo ni más ni menos que doce galardones del Cinema
Brazil Grand Prize de 2012, algo así como “los Goya” brasileños. Entre ellos
estaban los de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Guión
Original. También fue seleccionada para optar al Oscar a Mejor Película de
habla no inglesa.
Está escrita y dirigida por Selton Mello quien la define
como “una road-movie en la que lo más importante no ocurre en el viaje o
el paisaje, sino dentro de los personajes”. La suerte para nosotros es que los
viajeros, los personajes, trabajan en un pequeño circo brasileño y el ambiente
que se respira tiene mucho de la poética brasileña, aunque algunos de los
artistas de circo nos recuerdan a personajes de I Clown (Federico Fellini) y a veces hay demasiado contraste entre
la impecable dirección artística y el vistoso diseño de vestuario con la
verdadera realidad de los pequeños circos y de la vida del interior del sur de
Brasil.
La historia la protagoniza el payaso Benjamin (el propio
Selton Mello) quien cansado del circo —del que es propietario su padre—, se
siente un hombre sin identidad, sin número de la Seguridad Social ni un lugar
fijo de residencia. Su único papel es una arrugada partida de nacimiento. Así
que abandona el circo para sentirse una persona “normal”, instalarse en una
ciudad, trabajar y conseguir una novia formal.
Benjamin nos produce la melancolía de quien
tiene que hacer reír aún cuando su cuerpo le pide lo contrario y nos remite al
“Ríe, payaso, ríe” aunque en esta ocasión la causa del mal del payaso Benjamin
no sea una cuestión de celos o amores imposibles. Benjamin está triste porque
está aburrido, no se encuentra entre los estrafalarios artistas del Circo
Esperanza, un nombre que contrasta con las penurias de los artistas y la
escasez de público, pero que apunta una última llama de ilusión y confianza en
el futuro del circo y de sus personajes.
Los dos payasos, padre e hijo, son Pura Sangre (Paulo José, un actor curtido en decenas de series brasileñas de televisión) y Fastidio (el propio Mello como hemos dicho). Su número se basa en gags verbales que no son gran cosa, ingenuos, simples, pero que retratan al público a quien va dirigido, pobres campesinos, trabajadores de la caña de azúcar y mineros sin trabajo que todavía valoran el circo como escape de su monotonía diaria. Benjamin presenta con grandilocuencia “el mejor espectáculo de América Latina, de Europa y también de Santa Rita de Ibitipoca”.
La troupe es una mezcla variopinta de artistas de dudoso valor artístico: un falso forzudo, Lady Zaira (Teuda Bara) —una estrambótica y voluminosa mujer que quiere un nuevo sujetador para reemplazar el viejo, del que se le escapan los pechos—, un par de músicos obsesionados con cobrar los atrasos, Lola (Giselle Motta) —una voluptuosa bailarina de vientre y de sable, amante del viejo payaso y dueño del circo, que de vez en cuando adelgaza la taquilla—, un mago, un enano, un larguirucho, una pareja de acróbatas…
Todos ellos se encomiendan al Santo Filomeno, patrón de los músicos, comediantes y payasos, que disfruta de un lugar privilegiado entre los trastos circenses de la tienda en la que duerme Guillermina (Larissa Manoela), la niña que da significado a la historia, al mismo nombre del circo y que proporciona el final feliz que todos estamos esperando.
Las secuencias más divertidas de la película transcurren en la mansión del alcalde de Pinga, uno de los pueblos que visita el circo. El alcalde, Romualdo, les agasaja con una comilona y como contrapartida les pide que su pequeño hijo participe en el espectáculo. La mujer del alcalde, Nancy, que regenta una peluquería, les obsequia con una sesión de peluquería en la que todos los artistas cambian su look, sintiéndose –por primera vez en su vida– artistas de verdad.
La obsesión de Benjamin —además de conseguir los papeles— es poseer un ventilador. Un simple deseo que se convierte en símbolo de esperanza con el que quiere airear su propia vida y la vida del circo. O Palhaço es una historia simple e ingenua que a veces nos permite emocionarnos y otras consigue que bostecemos en busca de acción. Mello es un buen actor y un buen director que ha sabido rodearse de un buen equipo —tanto técnico como artístico— para conseguir un producto comercial de calidad que en Brasil, en pocas semanas, consiguió más de millón y medio de espectadores.
Director: Selton Mello
Guión: Selton Mello, Marcelo Vindicato
Dirección artística: Claudio Amaral Peixoto
Banda Sonora: Plínio Profeta
Intérpretes: Pura Sangre (Paulo José), Fastidio (Selton Mello), Guilherminha (Larissa Manoela), Lady Zaira (Teuda Bara), Lola (Giselle Motta), Delegado Justo (Moarcy Franco), Robsom Felix (Erom Cordeiro), Tony lo Bianco (Cadu Fávero), Chico Lorota (Hossem Minussi), Ana (Pritty Borges), Gordini (Thogun), Nanci (Martha Meola), Meio Quilo (Tony Tonelada), Justine (Bruna Chiaradia), Alcalde Romualdo (Phil Miler), Nei (Jorge Loredo), Lara Lane (Maira Chasseroux), Tonha (Fabiana Karla), Borrachinha (Renato Macedo)
Intérpretes: Pura Sangre (Paulo José), Fastidio (Selton Mello), Guilherminha (Larissa Manoela), Lady Zaira (Teuda Bara), Lola (Giselle Motta), Delegado Justo (Moarcy Franco), Robsom Felix (Erom Cordeiro), Tony lo Bianco (Cadu Fávero), Chico Lorota (Hossem Minussi), Ana (Pritty Borges), Gordini (Thogun), Nanci (Martha Meola), Meio Quilo (Tony Tonelada), Justine (Bruna Chiaradia), Alcalde Romualdo (Phil Miler), Nei (Jorge Loredo), Lara Lane (Maira Chasseroux), Tonha (Fabiana Karla), Borrachinha (Renato Macedo)