17 de noviembre de 2018

Clásicos del burlesque


Strip, Strip, Hooray! (1949-1953)

Strip, Strip, Hooray! es el título de una recopilación en DVD recientemente editada en Estados Unidos por la casa Image Entertainment que compila números de variedades y striptease rodados en teatros de Los Ángeles entre 1949 y 1953. ¡La prehistoria del sexploitation, vaya!


Hemos podido leer el comentario sobre la edición en DVDBeaver [http://www.dvdbeaver.com/film3/dvd_reviews56/strip_strip_hooray.htm] y de allí hemos robado un par de capturas para ilustrar esta entrada. 


Se trata de espectáculos más o menos completos con sonido directo. Llevan por título: Midnight Frolics (1949), Everybody’s Girl (1950), French Follies (1951), “B” Girl Rhapsody (1952), The ABC’s of Love (1953) y A Night in Hollywood (1953). En la mayoría de ellos se hacía cargo del trabajo de cámara William C. Thompson. En el apartado de dirección nos encontramos con Lillian Hunt, afamada coreógrafa y gerente del New Follies Theatre de Los Angeles. 


Ha sido una auténtica sorpresa encontrarnos por aquí con el nombre de Shirley Jean Rickert [http://www.measuresup.com], una de las integrantes de “La Pandilla”, de Hal Roach. La rubita Shirley intervino en algunos cortometrajes de la serie durante 1931, con la llegada del sonido. En el circuito del burlesque se presentaba con los nombres de Gilda “The Golden Girl” y Gilda and Her Crowning Glory. 


Prodigio de promoción, entre las artistas de variedades y sus promotores había una rara complicidad para encontrar alias sonoros que hicieran honor a los atributos de la artista o a su temperamento tórrido como la prominente Mary Andes, la pelirroja Tempest Storm o la picantona Chili Pepper. Si la aristocrática Diana se presentaba como “la chica glamourosa del burlesque”, había también apodos de gusto dietrichiano —“Venus rubia”—, sonoros y cacofónicos a más no poder —“La Señorita Maracas from Caracas”— e inequívocos —“la chica del frontal fabuloso”—. 


Frente a la exuberancia onomástica de las señoritas produce profunda impresión el anonimato de los comediantes, relegados a una lista ordinal de “sketchs cómicos”. Un especialista reseña en imdb que el encargado de este apartado en French Follies (1953) es Bob Carney en un clásico titulado “Crazy House”. Walter Owen y Don Mathers protagonizan la otra rutina cómica en la que dan el pie a Jean Carroll. 


Leon DeVoe es un habitual del circuito y participa en varios de los títulos del pack. Sirvan pues estas imágenes de breve tributo a los esforzados practicantes del doble sentido de sentido único, oficiantes del entremés, incógnitos entretenedores de un público que nunca sirvieron como reclamo en las marquesinas del Minsky, el Moulin Rouge —de Oakland, no de París— o del Belasco que regía Arthur Grossman. 


Strip, Strip, Hooray! 
 2 DVDs con 6 películas: Midnight Frolics (1949), Everybody’s Girl (1950), French Follies (1951), “B” Girl Rhapsody (1952), The ABC’s of Love (1953) y A Night in Hollywood (1953). 
Edición: Image Entertainment. 
432 min. Blanco y negro y coloreado. 

6 de noviembre de 2018

Karandash


Mikhail Nikolayevich Rumyantsev Karandash
Saint Petersburgo, 10 de diciembre de 1901

Moscú, 31 de marzo de 1983

MIKHAIL Nikolayevich Rumyantsev, más conocido como Karandash, nació en St. Petersburgo y llegó a ser uno de los payasos más populares de la época socialista, tanto que en 1969 fue distinguido como People's Artist of the USSR.

En 1930 acaba sus estudios circenses y presenta su primer personaje, un campesino llamado Vasia. Más tarde comienza a coger notoriedad con su imitación de Charlot, al igual que Charlie Rivel, hasta que en 1934 presenta por primera vez su payaso Karandash (lápiz, en español), un personaje positivo, parecido al tramp (vagabundo) americano; curioso, infantil, ingenuo, "di animo aperto, buffo, ma buono" como cuenta Alessandro Serena, Karandash es el maestro de muchos de los payasos importantes de la época socialista (Popov, Nikulin & Shuidin, Musin, Enguivarov, etc) y un pionero de la nueva clownerie.

Karandash conserva el bigote de Charlot, pero cambia el vestuario: pantalones largos con grandes bolsillos, abrigo grande, una camisa a rayas con el cuello almidonado, un largo lazo como corbata, y el característico sombrero de fieltro con forma de cono. A esta imagen hay que añadir su pequeño Scotch-terrier de nombre Klyaksa (borrón en el idioma español), compañero inseparable del payaso durante su larga trayectoria profesional, y una voz muy peculiar, un falsetto, que podía ser confundida con la de un niño pequeño, al igual que su tamaño y su carácter. Karandash es divertido y al mismo tiempo, extremadamente serio. Si algo se cruza en su camino y no le gusta, se enfada. Y se enfada mucho con la burocracia, la rutina y el egoismo, así que dirige sus burlas contra estos asuntos. "A characteristic feature of my hero, –ha escrito el artista– is curiosity, which again and again lands him in comical situation. He is a normal, healthy, smiling man who finds time for everything and who responds to every absurd situation with naturalness of a child..."
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Gran Guerra Patriótica, como era denominada por la propaganda comunista, Karandash se dedica con gran éxito a la sátira política. Números con títulos tan sugerentes como "Hitler y el mapa del mundo" o "De cómo los fascistas llegaron a Moscú y salieron huyendo" eran habituales en las pistas soviéticas. Sus caricaturas políticas tuvieron mucho éxito durante la contienda, y al término de ésta supo encontrar inspiración en otros asuntos de actualidad como la escasez de pan, el exceso de burocracia como ya hemos citado antes.Mikhail Nikolaevich Rumyantsev vivió una larga y brillante vida. En el mismo año de su muerte, su hija, Nataliya Rumyanceva publicó un pequeño libro sobre su padre que nos gustaría encontrar algún día.

Hemos preparado varias entradas de Karandash, pero para abrir boca y poneros los dientes largos —y ya que Raffaele de Ritis ha incluido a Karandash en su gabinete de Curiosidades y Maravillas—, en esta entrada solo vamos a enlazar a un corto de animación, en el que precisamente se refleja la sátira política de la hemos hablado. Durante los próximos días iremos incluyendo más información sobre este genial payaso.

Kino Circus (1942)
Dirigido por: L.Almank y O. Khodataeva

Sigue aquí

10 de octubre de 2018

Rings around the world

Rings around the World (1966), de Gilbert Cates

ENTRE las muchas películas que hay dedicadas al circo hay una que no me canso de ver una y otra vez. Se trata de Rings around the World, un documental dirigido por Gibert Cates en 1966, que reúne a los mejores artistas de circo del momento en sus actuaciones en diferentes circos europeos. La película comienza con una espléndida izada de la lona del circo suizo Knie, con planos muy sugerentes que se entremezclan de manera muy original con los títulos de crédito, imágenes que anticipan al calidad del documental y que retratan una época de oro del circo en la que los artistas eran auténticas estrellas y cautivaban la imaginación del público.


Mientras escribe un libro sobre el circo, el autor (Don Ameche) aprovecha para reflexionar sobre los diferentes aspectos del circo, a rememorar los mejores números de circo que ha visto a través de los años y a recuperar la mística de la gente de circo. Así nos lleva al increíble acto de trapecio de la española Miss Mara; al de Tarzán, el domador de elefantes Sahib con su hijo de corta edad debajo de la enorme pata del paquidermo; el equilibrio de espadas de Marco; el número de tiro con arco en el que Grey Arrow dispara una flecha a una manzana colocada en la cabeza de su mujer Zuni; el equilibrio cabeza a cabeza sobre una escalera de “the Mascott Sisters”; los malabares de Rudy Cardenas; Los Tongas; Gunther Gebel Williams con su tigre ; el increíble número de Los Laribles; los caballos de Carl Sembach Krone; el simpático domador de leones Pablo Noel; Los Gaonas y Los Four Titos en el trampolín; Los Flying Armors en el trapecio volante; Frieda Krone y sus elefantes; Fredy Knie, Sr., y su Lippizaner; Los payasos Los Francesco; Lilly Yokoi en su bicicleta dorada; Méndez y Seitz en el cable; y la encantadora Pauline Schumann y su caballo. 18 excelentes números de circo grabados en los mejores circos de Europa de la época: el Circo Schumann (Copenhagen), el Circo Krone (Kiel), el Spanische National Circus (Munich), el Circo Scott (Stockholm), y el Circo Knie (Lausanne). 

El primer número, como ya hemos apuntado,  es el de la trapecista española Miss Mara, "La Mara, la más grande de todas", como la presenta solemnemente el actor americano Don Ameche: "¿Qué la mueve a desafiar día tras día al ángel de la muerte? ¿Por qué lo hace? ¿Por qué?". Mara Papadopoulos, trapecista desde muy temprana edad, nos regala un arriesgado número de trapecio de fuerza en vuelo que Gilbert Cates ha capturado con imágenes cautivadoras, con planos cenitales y visiones subjetivas de la trapecista que nos acercan a la auténtica sensación de peligro que se vivía en las pistas de circo en esos años.


Su experiencia, acumulada tras muchos años de trabajo y sacrificio, se aprecia en cada movimiento que realiza. Su aparición, como guinda de una inmensa tarta que irrumpe en la pista, es un magnífico presagio. Mara se agarra a la cuerda y sus formados músculos comienzan a iluminarse. Con un gesto arrebatador se despoja de la capa y con otro, de una intensidad que no se ve muchas veces en la pista, agarra el trapecio con una mano, manteniéndose suspendida por un instante que se llena de emoción, hasta que Mara la hace desbordar con otro gesto que da comienzo a una rutina impecable.



Rings around teh world contiene 18 números de circo del más alto nivel, pero me gustaría destacar hoy la participación de otro artista español, el domador Pablo Noel. He de reconocer que el número de leones de este artista me ha hecho ver los números de doma de animales desde otra perspectiva. Pablo Noel me ha hecho reir al mismo tiempo que me he sentido sobrecogido por su valor y dominio de la situación. El domador se arroja con naturalidad a una cama de leones, provoca los zarpazos del macho o introduce su cabeza en la boca de una leona, con autoridad pero con un sentido del humor que convierte a este número en un acto circense único, en el que se puede apreciar la estrecha relación y compenetración que se mantiene entre el domador y las fieras.


Rings around the world (1966) 
Producción: CAAM (EEUU)
Productor: Gilbert Cates 
Productor asociado: Arthur Rosenblum 
Director: Gilbert Cates 
Guión: Victor Wolfson 
Intérpretes: Don Ameche (Presentador)Artistas: Rudy Cárdenas, Sonny Frankello, Armando Gaona, Chela Gaona, Richie Gaona, Tito Gaona,Victor Gaona, Gunther Gebel-Williams, Pablo Noel, Fredy Knie, Vivien Larible, Mara, Gene Mendez, Pauline Schumann, Neil Sedaka, Carl Sembach-Kroneclass, Frieda Sembach-Kron.
75 min. Technicolor

3 de octubre de 2018

Los payasos de la tele… cubana

Tres bárbaros en un jeep (1955), Manuel de la Pedrosa

“Unos reclutas son enviados a recuperar un jarrón en que se han guardado unos documentos secretos, y se enfrentan a diversas situaciones absurdas” –dicen las sinopsis que hemos encontrado de Tres bárbaros en un jeep. No aclaran que los tres bárbaros reclutas son los componentes de la familia Aragón, popularísimos en Cuba por sus actuaciones en la incipiente televisión, primero en Unión Radio TV y más tarde en la emisora CMQ. La película no llegó a España, país de origen de su director y protagonistas. En la Habana se estrenó el 29 de agosto de 1955, en el Teatro Nacional, pero no hemos encontrado ninguna reseña. Acaso Guillermo Cabrera Infante tuviera que verla, como crítico que era entonces de la revista “Carteles”. De poner a Gaby, Fofó y Miliki en la órbita cinematográfica –antes sólo habían intervenido como invitados en una película protagonizada por el cómico mexicano Adalberto Martínez “Resortes”, El nieto del zorro (1948), dirigida por el exilado español Jaime Salvador- se encargó un tipo curioso llamado Manuel de la Pedrosa. Curioso, porque fue uno de aquellos españoles que emigró para hacer las Américas y recaló en Cuba. Allí promovió diversas empresas cinematográficas de cuya escasa viabilidad habla la multiplicidad de registros mercantiles: Productora Fílmica Cubana, Dardo, España Sono Films…

A pesar de ello, de la Pedrosa encontró tiempo para producir, escribir y dirigir una decena de títulos en la Cuba de Batista entre los que se incluyen: La tremenda corte (1945), Hotel de muchachas (1950), Música, mujeres, piratas (1950), Cuba canta y baila (1951), ¡Olé... Cuba! (1957) o Mares de pasión (1959). La mayoría son comedias –ocasionalmente al servicio de los cómicos locales Pototo y Filomeno-, con inserciones musicales, abundancia de vedettes o rumberas, y un ojo puesto en la coproducción con España o México, los dos países en los que de la Pedrosa terminaría trabajando tras el triunfo revolucionario. Sus últimas andanzas cinematográficas lo devuelven a su Cantabria natal donde rueda un cortometraje de contenido turístico: Laredo, Costa Esmeralda (1971). Ahí le perdemos la pista, justo en el momento en que Gaby, Fofó y Miliki se convierten en “los payasos de la tele” española y ruedan en Argentina, a las órdenes de Enrique Carreras, las dos películas que todo el mundo recuerda de ellos.
Sr. Feliú

Tres bárbaros en un jeep
(1955) 
Producción: Producciones Dulzaides (CU) 
Director: Manuel de la Pedrosa. 
Guión: Juan Ángel Cardi y Manuel de la Pedrosa. 
Intérpretes: Gaby, Fofó y Miliki, Mario Martínez Casado, Martha Rams, Pilín Vallejo, Ricardo Dantés, Osvaldo Calvo, Luis Manuel Martínez Casado, Julita Muñoz, René Socarrás, Agustín Campos, Emilio del Mármol. 
77 min. Blanco y negro

30 de septiembre de 2018

Tres payasos


Memorias de estos tres geniales payasos, elaboradas por Pierre Mariel en base a largas conversaciones en su peculiar camerino del Medrano. Los encuentros, dentro del lógico caos vital de un grupo de payasos, sirvieron para elaborar este interesante libro con muchas anécdotas, explicaciones de sus entradas y de sus viajes por todo el mundo. El libro está acompañado de unas deliciosas ilustraciones de Edouard Elzingre y algunas fotografías. La edición de lujo tiene que ser una preciosidad pues las ilustraciones están coloreadas.

FRATELLINI, Les. Recueillie par Pierre Mariel
Histoire de trois clowns 
L'Ile de France S. A. Editions, París, 1923

17 de septiembre de 2018

Atracciones bélicas



Oh! What a Lovely War (1969), Richard Attenborough

Esta es la historia de los cinco hermanos Smith, caídos en la Gran Guerra por la incompetencia primero de la diplomacia y luego del alto mando del ejército británico. Al menos, esto es lo que opina Lord Richard Attenborough y lo que le animó a pasarse a la dirección después de una intensísima carrera como intérprete teatral y cinematográfico.

Attenborough había visto en 1963 el musical de Joan Littlewood y su Theatre Workshop y le había parecido una muestra de coraje teatral intraducible a la pantalla. Lo que allí se proponía era una revisitación antimilitarista –no olvidemos que estamos en 1968- de la Primera Guerra Mundial con aire de farsa ilustrada por canciones de la época. John Mills y Len Deighton se atrevieron con la adaptación cinematográfica y se la propusieron a Attenborough. Había truco. Lo que antes se circunscribía al escueto espacio del escenario, en su guión ocurría en el pier de Brighton. Attenborough tenía ocasión así de regresar al escenario de Brighton Rock pero con intenciones bien distintas.

Las atracciones se entrelazan con las acciones bélicas: una carga de la caballería tiene lugar en un tiovivo, en el teatro de títeres se escenifica un enfrentamiento, el pequeño trenecito sirve para la evacuación de heridos del frente. Una de las escenas mejor resueltas es aquella en la que una cantante de music-hall (Maggie Smith) entona una canción patriótica que sirve para la leva de carne de cañón.


La letra de la canción titular va, más o menos, como sigue:

¡Oh! Es una guerra encantadora, ¿Quién no querría ser soldado, eh? ¡Oh! Es una vergüenza quedarse con la paga. Tan pronto como se ha ido diana Nos sentimos tan pesados como el plomo, Pero nunca nos levantamos hasta que el sargento Nos trae el desayuno a la cama. ¡Oh! Es una guerra encantadora, Quién quiere con huevos con jamón Cuando tenemos mermelada de ciruela y manzana. ¡En línea de a cuatro! Derecha… ¡Ar! ¿Cómo vamos a gastar el dinero que ganamos? ¡Oh! Es una guerra encantadora,

Comprenderán ustedes que la película no se estrenase en España.
Oh! What a Lovely War (1969) 
Producción: Accord Productions (GB), para Paramount. 
Director: Richard Attenborough. 
Guión: John Mills y Len Deighton, basado en la comedia musical homónima de Charles Chilton. 
Intérpretes: Wendy Allnutt (Flo Smith), Colin Farrell (Harry Smith), Malcolm McFee (Freddie Smith), John Rae (el abuelo Smith), Corin Redgrave (Bertie Smith), Maurice Roëves (George Smith), Paul Shelley (Jack Smith), Kim Smith (Dickie Smith), Angela Thorne (Betty Smith), Mary Wimbush (Mary Smith), Dirk Bogarde (Stephen), Susannah York (Eleanor), Phyllis Calvert (Lady Haig), Jean-Pierre Cassel (el coronel francés), John Clements (el general von Moltke), John Gielgud (el Conde Leopold Von Berchtold), Jack Hawkins (el emperador de Austria, Franz Josef), Kenneth More (el Kaiser Guillermo II), Laurence Olivier (el mariscal de campo Sir John French), Michael Redgrave (el general Sir Henry Wilson), Ralph Richardson (Sir Edward Grey), John Mills (Sir Douglas Haig), Vanessa Redgrave (Sylvia Pankhurst), Maggie Smith (la cantante de music-hall). 
144 min. Color.

14 de septiembre de 2018

La gramática de Decroux

Relación de escritos de Decroux entre el año 1931 y 1962. El actor expone los fundamentos de la mima corporal dramática, reflexiona sobre su concepción del teatro, del actor, sobre la necesidad de un estudio profundo de la naturaleza del teatro y del actor. Decroux nos habla de todo desenfadadamente pero con autoridad. Son, a veces, pensamientos instantáneos, reflejo de la pasión del autor y sus dotes comunicativas y pedagógicas. Considerado como uno de los primeros libros sobre el trabajo del mimo, su lectura es entretenida y muy útil para cualquier actor. 

DECROUX, Étienne
Palabras sobre el mimo 
Ediciones  El Milagro, 2000 Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), Mexico 
ISBN: 968-6773-55-X 
ISBN: 97000-18-5264-8

12 de septiembre de 2018

Calder's Circus


Interesante libro-catálogo de la obra del genial escultor Alexander Calder. El genio de los móviles tiene una creación con más vida que los propios móviles: el circo. Calder crea un increíble universo de figuras de alambre, corcho y tela que componen el mayor espectáculo del mundo. En este caso, a escala. Las figuras están pensadas para vivir, para actuar pisando fuerte en la pista, así que el artista realiza unas divertidas funciones mientras prosigue construyendo más figuras. Las figuras están actualmente expuestas en el Whitney Museum of American Art de Nueva York y, aunque inmóviles en sus vitrinas acristaladas, expresan movimiento, audacia, riesgo y diversión: lo que, en definitiva, expresa un circo.


Calder comenzó sus representaciones de este circo –que fue creciendo con los años– en la primavera de 1927 y según cuenta Jacob Baal-Teshuva en uno de los libros de la editorial Taschen dedicados al artista, la última representación de esta divertida actuación tuvo lugar en 1961 en la casa del artista en Francia, representación que filmó Carlos Vilardebó para realizar el documental que ya hemos proyectado en nuestra carpa.
En 1933, Calder visita Madrid y Barcelona, gracias a su amistad con Miró. En la capital su escenario se ubica en la Residencia de Estudiantes y en Barcelona, en la Galeria Syra.


LIPMAN, Jean & Nancy Foote
Calder's Circus
E. P. Dutton, New York, 1972
ISBN: 0-525-47329-7


24 de julio de 2018

Con el Circo Pinder

Yo-Yo, Pierre Etaix, 1965

Un hombre y una mujer viajan en un descapotable. Él lleva el volante, en tanto que ella se pinta los labios. El coche automóvil cruza un badén señalizado. La marca de la barra de labios sobre la boca de la mujer es la rima exacta de la señal de tráfico.

Quien ame esta clase de poesía en la que el humor slapstick y la viñeta sin palabras se dan la mano, caerá rendido ante Yoyo (Yo-Yo, Pierre Etaix, 1965)… Si le dejan, claro, porque desde la lejana fecha de su estreno, en 1965, la película capital de Pierre Etaix sólo ha sido presentada al público en el Festival de Cannes de 2007, por un oscuro pleito con el detentatario de los derechos.

Sobre la influencia del circo en el cine opina Pierre Etaix en una entrevista aparecida en la revista CinémAction en 1997: "Ah ! Elle este capitale (…). D’ailleurs, on retrouve dans tous les films de Chaplin, de Keaton, de Laurel et Hardy, des exercices du style qui appartiennent à une tradition clownesque, sur lesquels chacun brodait. Par exemple, chez les Marx Brothers, dans Duck Soup, il y a toute une scène du miroir brisé, qui existait déjà chez Max Linder. Mais au-delà du miroir brisé, qui est un argument d’une « entrée » en soi, il y a tous les petits détails : du chapeau à la gymnastique acrobatique, aux jongleries, à la musique, à la prestidigitation ; tout cela est un héritage du cirque et de la comédie clownesque".

Pues bien, Yo-Yo es la única película de Etaix que tiene por escenario este mundo. En los dulces años veinte Pierre Etaix encarna a un aristócrata entregado a la vida muelle. Una legión de criados satisface su más mínimo capricho. Y, sin embargo, el aristócrata es infeliz: cuando llega a su despacho abre el cajón y contempla la foto de su amada. Un día el circo llega a la ciudad y allí viene ella.


El circo Pinder
El circo es el circo Pinder, establecido en Francia desde 1855 cuando los caballistas Georges y William Pinder decidieron abandonar la Gran Bretaña por la dulce Francia. A principios del siglo XX el Pinder ya es toda una institución. A su popularidad contribuyen sus vistosos carromatos. En 1924 el fallecimiento de Arthur Pinder, enésimo descendiente de la familia titular, provoca la venta del circo que, no obstante, conocerá sus años dorados durante la década de los cincuenta, cuando, bajo la dirección de Charles Spiessert, firme un contrato con la ORTF –la radio-televisión francesa- que trae a las estrellas radiofónicas y de las variedades a las tres pistas del Pinder. No es extraño pues que Pierre Etaix solicitara su concurso para la filmación de Yo-Yo, ni que, andando el tiempo, interpretara allí junto a su mujer su propio número de payasos.

Además de incorporar una importante galería de artistas circenses contemporáneos –incluido un papel de importancia para el elefante Siam-. No menos valor tiene la cita de otros personajes ficticios. Cuando la caravana del circo llega a una ciudad italiana, tropieza con el cartel en que se anuncia la actuación de Gelsomina y Zampanò, los protagonistas de La strada (Federico Fellini, 1954).


Humor
Yo-yo es una catarata de gags. La presentación es una buena muestra de lo que nos aguarda. A la visión general de la mansión versallesca en la que habita el protagonista, sucede un recorrido por el vestíbulo adornado con una serie de cuadros de sus ilustres antepasados. El último cobra vida. ¿O no? Una panorámica descubre que estábamos ante un trampantojo. El aristócrata se reflejaba simplemente en un espejo del vestíbulo y daba los últimos retoques a su atuendo antes de salir de casa.

Este tipo de ilusiones visuales se repiten continuamente. Para distraer el ocio del noble sus criados manejan un barco en un estanque, hasta la irrupción de uno de ellos en el cuadro, la ilusión de que estamos en alta mar es perfecta. Etaix juega así una y otra vez a descolocar al espectador, invitándole a cuestionar qué es lo que está viendo y cómo debe interpretarlo. De este desajuste surge un humor muy construido y, al tiempo, muy directo, ya que el reconocimiento es inmediato.

Durante la primera media hora, en tanto la acción transcurre en 1925, la película carece de diálogos. Hay un doble juego en esto, porque al tiempo que se evoca el tiempo del cine silente –la primera película con sonido sincrónico de amplia difusión fue El cantor de jazz (The Jazz Singer, Alan Crossland, 1927)- tiene a su favor las nuevas convenciones que para este tipo de cine ha establecido Jacques Tati durante las dos décadas anteriores, entre ellas el enriquecimiento y depuración de la banda de efectos sonoros.

Estos funcionan como elementos cómicos puramente mecánicos en las escenas en las que interviene la servidumbre de la mansión. Las puertas que se abren y cierran con sonido característico llevan aparejadas movimientos mecánicos de los criados y el propio movimiento de Pierre Etaix, que exagera la pantomima hasta convertirse en una especie de muñeco de resortes. Desde el estudio de Henri Bergson sobre el humor -Le rire: essai sur la signification du comique (1900)- sabemos que una de las principales fuentes de comicidad consiste en esta mecanización de actos que debieran ser puramente humanos.

Para la composición de este personaje Etaix recurre a la impavidez de Buster Keaton, pero su figura –bigotillo de pincel, chistera…- procede sin duda de Max Linder, el gran cómico francés del que Chaplin siempre reconoció influencias y que se suicidó precisamente en 1925. Digno de cualquiera de ellos es la viñeta en que el aristócrata decide sacara al perrito para su paseo matinal. Se viste convenientemente, monta en el Rolls y un criado le entrega la correa del perro. Un plano general muestra el coche dando la vuelta al jardín y el perrillo corriendo a la par mientras una mano enguantada sostiene la correa a través de la ventanilla.

Yoyo
La historia da un giro con la llegada del circo al pueblo. En él viajan la écuyère de la que está enamorado el aristócrata y el pequeño Yoyo (Luce Klein), un niño payaso que resulta ser su hijo. El aristócrata abandona su mansión en pos de ellos. Los acontecimientos se suceden: el crack de la Bolsa de 1929 da lugar a un gag en el que un transeúnte debe evitar que le acierten los millonarios suicidas que se lanzan desde las ventanas de sus oficinas. Como la fecha coincide con la generalización del cine sonoro, la película rompe a hablar en este momento. Otros momentos estelares de la Humanidad también se resuelven en forma de gag. Una manifestación con pancartas en las que aparecen Stalin, Karl Marx y su primo Groucho. Al contrario que en El gran dictador (The Great Dictator, Charles Chaplin, 1940), Adolf Hitler empuña un bastón y se cala un bombín y se convierte en Charlot.

Mientras tanto, Yoyo cruza una cortina y se ha convertido en hombre. Su fama como payaso traspasa fronteras. En España, Etaix/Yoyo hace un dibujo de un tipo típico con sombrero cordobés. Otro gag perfectamente medido tiene lugar a la puerta de una iglesia. Yoyo se descubre antes de entrar en el templo. De pronto, descubre a un menesteroso sentado en la escalinata con la gorra extendida. Rebusca una moneda en el bolsillo. Una beata que sale de la iglesia en ese momento al verle con el sombrero tendido, le echa automáticamente una limosna en él. En la iglesia encuentra a Isolina (Philippe Dionnet), a punto de alcanzar el éxito internacional como chica Bond en Operación Trueno (Thunderball, Terence Young, 1965), que trabaja como trapecista.

La película enfrenta ahora lo viejo y lo nuevo. Las argucias de los artistas para poder hacer sus comidas en la habitación del hotel donde prohíben estas prácticas y el ascenso social de Yoyo que, en estos años, pasa por su participación en televisión. El pequeño payaso se ha convertido en un afortunado hombre de negocios. Su imperio se expande, reacondiciona la mansión de su padre y allí recibe a la mejor sociedad. Yoyo no deja de ser un inadaptado, aunque ha resultado seducido por el oropel. Este tramo final rima con la película que Jacques Tati está realizando por esas mismas fechas: Playtime (Play Time, Jacques Tati, 1967). A éste no le sienta nada bien que su discípulo se le adelante y acaso orquestar una campaña de descrédito contra Yoyo. En cualquier caso, eso cree Pierre Etaix durante mucho tiempo. La relación entre el discípulo y el maestro está irremediablemente tocada.

Y, sin embargo, los paralelismos entre ambas obras son evidentes sin necesidad de entrar en competencia. Ante todo, una sensación de melancolía que lo impregna todo, incluso el humor más desquiciado y surreal. Luego, el lirismo sin caer en el sentimentalismo. Cuando se reencuentra con Isolina ella prefiere marcharse con la caravana del circo y, al final, Yoyo la seguirá a lomos de un elefante, dejando atrás la mansión y el éxito.

Sr. Feliú


YoYo (Yoyó, 1965)

Producción: C.A.P.A.C. (FR)
Dirección: Pierre Étaix.
Guión: Jean-Claude Carrière y Pierre Étaix.
Intérpretes: Pierre Étaix (YoYo / el millonario), Claudine Auger (Isolina), Luce Klein (la écuyère), Philippe Dionnet (YoYo niño), Martine de Breteuil (Madame de Briac), Roger Trapp (Leroy), Pipo, Dario, Mimile (clowns), Philippe Castelli (la doncella), Fernand Guiot (el paisano), Jean-Pierre Moncorbier, Gabrielle Doulcet, Luc Delhumeau, François Lalande, Marcellys, Armande Andrieux, Jocelyne Loiseau, Mary Petrov, William Coryn, Amédée, Arthur Allan, Annie Savarin, Nono Zammit y el elefante Siam.
92 min. Blanco y Negro

9 de julio de 2018

Aprende a maquillarte de payaso


Clown Face (Charles y Ray Eames, 1971)

Bill Ballantine, director del Clown College del Ringling Bross. and Barnum & Bailey, conoció al matrimonio Eames cuando estos fotografiaban el circo en Los Ángeles en 1948. Charles y Ray (Alexandra) Eames eran unos conocidos diseñadores gráficos que hicieron incursiones en el mundo de la arquitectura, el cine y el diseño de muebles. 


Los Eames sentían una atracción especial hacia el mundo del circo y más concretamente su interés se centraba en el maquillaje de los payasos. Ya en 1953 Ray pinta a Charles un modernista maquillaje de carablanca, que parece salido de la cabeza de Mondrian, y en 1960 en su documental para la IBM, An Introduction to Feedback, utilizan la imagen de un malabarista para explicar el mecanismo de la retroalimentación para corregir errores. 


En 1971, dada su estrecha relación con Bill Ballantine y con el Circo Ringling, se embarcan en la realización de Clown Face, un documental de casi media hora compuesto exclusivamente por primerísimos planos de diferentes payasos maquillándose. Este documental, que los Eames regalaron a Ballantine, era proyectado cada año en el Clown College, como si de una clase magistral se tratara, para que los alumnos vieran los diferentes tipos de clown y su habilidad para maquillarse.


Los tipos de payasos que podemos encontrar en el film son el carablanca (Glen Frosty Little), el augusto (Johnny Peers) y el vagabundo, tramp o hobo (James Howle) —que son los tres principales— a los que se ha añadido un cuarto 
 (Danny Chapmann) que presentan como character — un término muy amplio que puede englobar a aquellos payasos que están disfrazados de policías, de mujer, de bombero…— y algunas imágenes del inconfundible Lou Jacobs con su perrito.


Narices de pasta que se modelan cada día, cejas personalizadas que son la firma y elemento diferenciador de los carablancas, perfilados ajustados de negros sobre blanco o rojo, simetrías que parecen imposibles, cajas de maquillaje dentro de baúles que parecen puzzles y espejos diminutos que son testigos de la trabajosa transformación del hombre de la calle en payaso. 


La banda sonora, grabada en directo durante una de las actuaciones del Ringling, entremezcla la música de la orquesta de Bill Pruyn con aplausos y locuciones del maestro de ceremonias acentuando la sensación de que los payasos van a salir a la pista de un momento a otro. Otros payasos que aparecen en la película son: Duane Thorpe, Keith Crary, Eric Braun, Billy Baker, Bobby Kay y Billy Ward.


La película estuvo olvidada en un camión durante varias décadas hasta que fue recuperada y mínimamente restaurada y, para nuestra alegría y disfrute, colgada en youtube. La pueden ver al final de esta entrada. Que lo disfruten.


Clown Face (1971)
Producción: Charles Eames
Directores: Charles y Ray Eames
Músca: Bill Pruyn and his circus Band
Payasos: Glen Frosty Little (carablanca), Johnny Peers (augusto), James Howle (vagabundo), Danny Chapmann (caracter), Lou Jacobs Duane Thorpe, Keith Crary, Eric Braun, Billy Baker, Bobby Kay, Billy Ward, Frankie Saluto, Mike Padillo, Joey Mathieson, Jimmy Brisco, Stephen Di Giacamo, Luis de Jesús, Richard Mann, Manuel Barragán y Michael Brown.
Color. 28 min.


 

23 de mayo de 2018

Oro en la pista


Gilles Margaritis sabía cómo hacer un buen espectáculo. Antes de la guerra había triunfado junto a Roger Caccia, con un espectáculo en el que hacían una divertida parodia de músicos serios, viajando por las principales salas de espectáculos del mundo. Esta experiencia le ayuda a crear, durante la ocupación alemana, los “Chesterfolies” en el Circo Medrano con los mejores payasos de París: Rhum, Beby, Achille Zavatta, Dédé Gruss, Pipo, Maïs, Alex…Participó en L’Atalante de Jean Vigo. Con la llegada de la televisión tuvo la oportunidad de demostrar sus conocimientos y “Music-hall Parade”, primero, y “La Piste aux Étoiles”, un poco más tarde, siguen siendo programas inigualables en muchos aspectos y un capítulo de la historia de la televisión que merece la pena rescatar. Escrito apasionadamente por su esposa Hélène, el libro es un homenaje a la "Piste aux Étoiles", emisión de la ORTF que batió un récord de permanencia en las ondas. Profusamente ilustrado con fotografías de Jean-Claude Muller y Georges Lange, la autora nos cuenta numerosos detalles de la laboriosa realización de este programa pionero y hace un recorrido por las diferentes especialidades circenses ofreciéndonos una galería de artistas de lujo, entre los que destacan los payasos y excéntricos, como el mismo Gilles Margueritis en su última representación de los Chesterfields, Pierre Etaix, Zavatta, Saunders…

MARGARITIS, Heléne
Le livre d'or de La Piste aux Etoiles 
Fernand Nathan , París, 1968 290-140

20 de abril de 2018

Le Petomane: parti avec le vent


Le Petomane: parti avec le vent (2005), Steve Ochs

En 2005, Steve Ochs repite el mismo modelo que Ian MacNaughton y realiza un corto de 34 minutos sobre la vida de Joseph Pujol. A diferencia del Le Petomane interpretado por Leonard Rossiter, Le Petomane: parti avec le vent hace hincapié en la parte más escatológica del asunto e incluso promociona la película como una joya para los coleccionistas de todo lo relacionado con los pedos con extras como animaciones.


El director y guionista Steve Ochs ya nos muestra sus intenciones en la secuencia del doctor examinando el trasero del protagonista, cuando el aire expelido por éste mueve la melena del doctor o cuando conoce a Elizabeth, la que será su mujer, a la que entrega su corazón en forma de corazón de cerdo —la afortunada trabaja en una carnicería y se le ha caído una bandeja repleta de ellos—, un sentido del humor, como ven, no demasiado sutil.


No hay demasiado tiempo para desarrollar con propiedad la historia del auténtico Pujol, así que directamente viajamos de Marsella a París, de varios intentos en el Café de París, un café marsellés de mala muerte con artistas un tanto patéticos, al éxito poco elaborado en el Moulin Rouge. Parece como si a medida que iban haciendo la película se les fuese acabando el dinero…


La diferencia de este film con las demás aproximaciones cinematográficas a la figura de Pujol, es el personaje del doctor, obsesionado con Pujol de una manera enfermiza. Él es quien cuenta la historia, la voz en off. En realidad la cuenta desde la cárcel pues intenta acabar con la vida del artista. El motivo: ha conseguido que los padres de Joseph firmen su conformidad a ceder su cuerpo para la investigación una vez fallecido. Y el doctor, que echa de menos la brisa de sus gases, tiene prisa por realizar sus estudios.


Le Petomane: parti avec le vent (2005)
Producción; Hero FilmWorks (EE.UU)
Dirección: Steve Ochs
Guión: Steve Ochs
Intérpretes: Ben Wise (Joseph Pujol), Kevin Scott Allen (Dr. Marcel Baudouin), Aimee Miles (Elizabeth Henriette), Adam Johnson (Arnaud), Craig Raisner (Louis Henriette), Joseph Gjura (Joseph Pujol de niño), Gregory Vahanian (Francois Pujol), Wendy Mills (Rose Pujol), Andre Fortin (el peor Mimo del Mundo), Christopher Carroll (Harry Zidler), Jorge Borrelli (Philippe el soldado), Camilo Ramon ( Pierre el soldado), Kizuku Kitano (Chino muerto), Mark Murehead (Forzudo), Robert Baxt (Malabarista), Rodney Lane Holland (tonto 1), Jared D'Auria (tonto 2), Alika Ray (bailarina Can.Can), Vlada Gorbaneva (bailarina Can-Can), Richard Nathanson (doctor), Chris Bonno (borracho desdentado).

Color. 34 min.

1 de abril de 2018

Les Fratellini


Fabuloso libro sobre Los Fratellini, François, Paul y Albert, los payasos más conocidos de Francia y una de las dinastías de payasos más aclamadas en todo el mundo. Muy bien documentado y con multitud de fotografías y documentos diversos, el libro hace un fiel retrato a estos tres payasos y al entorno circense en el que les tocó vivir. Adorados por toda la intelectualidad francesa de la época, el libro contiene testimonios y reseñas de muchos de ellos, así como fotografías y referencias al numeroso "merchandising" que generaban estos populares payasos.

Michel SERRAULT y Pierre Robert LEVY
Trois clowns légendaires, Les Fratellini
Actes Sud, 1997

15 de marzo de 2018

Piste aux etoiles

Libro realizado en homenaje a Gilles Margaritis, temprano creador televisivo que durante años se encargó de las emisiones del célebre programa La Piste aux Etoiles. La historia de la televisión y la del circo de la mano. Descubriéndose la una a la otra sin saber que algún día llegarían a ese estado de amor-odio en el que parece haberse instalado la relación. Anécdotas de una televisión primitiva y ¡pública! y mucho circo. Un buen complemento para disfrutar de la colección de 5 DVD (o 10 VHS) de la Piste aux Etoiles que todavía se pueden encontrar en internet. Margaritis fue en sus años mozos un artista de variedades según nos cuenta Dominique Denis en su excelente artículo "Los excéntricos musicales en el circo" (La Factoría). Gilles Margaritis y Roger Caccia formaban el equipo de los Chesterfield realizando una divertida parodia de dos concertistas de música clásica. 

MARGARITIS, Gilles
La Piste aux Etoiles 
Raoul Solar Editeur, Evreux, 1966

8 de marzo de 2018

La Piste aux Etoiles de Gilles Margaritis

La Piste aux Etoiles (1950-1975), de Gilles Margaritis y Pierre Tchernia

La piste aux étoiles es el título de la emisión de televisión que gracias al trabajo de un excelente artista de variedades, Gilles Margaritis, se convierte en una marca, en una incomparable embajada de las artes circenses. Los mejores artistas de la época filmados con un mimo y un talento excepcional durante casi veinticinco años. Es, sin ninguna duda, un documento que hay que ver. Desde el 11 de enero de 1950, el programa de televisión La piste aux étoiles, un pionero en su género, asaltaba el histórico Cirque d'Hiver de París, cada miércoles, para asombro y admiración de grandes y pequeños.

Les Manetti Twins, Galleti, Les Saltas, Marcus, Les Eduardos, Claus Decker, Les Moris, Les Johns, Miss Copelia, Les Cardona, Elvis Monco, Les Illes Rosetti, Les Polco, Les Victoria, Palermo & Philip, Les Francesco, Charly Kairoli, Andre Vasserot, Les Logano, Les Vassalo, Alexis Gruss, Hugo Garrido, Mimi Paolo, Vala Bertini, Chass Chase, Victor Gonzalves, Les Flying Hillaries, Los Douglas, Dario & Mimile, Dany Renz, Les Ergoti, Boki & Randel, Nino Frediani, Les Valgardis, Les Collins, Johny Hart, Gerard Edon, Italo Medini, Alfred Beauteur, Perriquito, Willliam Ross… Nombres y más nombres que brillan en la cúpula del circo arropados por el entusiasmo del público. Una grabación que no hay que perderse. Las primeras grabaciones, en blanco y negro, las guarda como un tesoro el Instituto Nacional del Audiovisual (INA) de Francia. Yo he tenido la suerte de ver algunas emisiones y la verdad que es una maravilla. Aquí tenéis un ejemplo de lo que hay en el pack de La Piste aux Etoiles, pero en blanco y negro —lo que venden es en color—. La música de Bernard Hilda, la presentación educada y con glamour de Roger Lanzac y unos actos circenses extraordinarios, en este caso un número de Les Rastelli. Que ustedes disfruten. Comprar la colección, en VHS es relativamente fácil y barato. Otra cosa es encontrar los DVD. Aunque parece que aquí los hay sin problemas. Suerte.