28 de agosto de 2009

Étaix, carterista (que no cartelista)


Pickpocket (Pickpocket, 1959), Robert Bresson 

YA NOS PASÓ en otra ocasión, cuando sacamos a la pista al burrito matemático de Robert Bresson. Uno menciona aquí al director francés casi con pudor. Pero, bueno, culpa suya es por haber recurrido a Pierre Étaix para encarnar a uno de los cómplices de Michel (Martin La Salle) en su carrera de pickpocket. O sea, carterista. Que los delitos de Michel sean de naturaleza metafísica es harina de otro costal que aquí no vamos a destripar.

Quien le inicia en el sutil arte de distraer carteras ajenas es el prestidigitador tunecino Henri Kassagi. Kassagi lleva a gala esta denominación: “prestidigitador”. En eso consiste su oficio, en la velocidad (presto) con que mueve los dedos. Como en cualquier otra maestría, lo fundamental es el adiestramiento continuo. Se desemboca en el arte sólo después de haber depurado la técnica hasta llegar a la perfección. Éste camino de ascesis empareja a Kassagi con Bresson. Tal y como lo filma Bresson se trata de una de las bellas artes, una breve sinfonía de imágenes abstractas en la que dedos, solapas y carteras, quedan enlazados por el movimiento continuo del objeto que cambia de manos. Una moneda, el canto de una mesa, la máquina de bolas… Cualquier cosa que haya a mano en el Café de Pigalle donde se reúnen es buena para ejercitar los dedos y los reflejos.

Adiós al metro o al hipódromo, donde la aglomeración de gente permite el hurto al bulto. Michel y su cómplice sustraen la cartera bien cebada a un hombre de negocios que sale del banco. Michel ha superado la prueba. “La próxima vez –anuncia Kassagi- seremos tres”… Y Pierre Étaix deja la barra y se sienta con ellos a jugar a las cartas.

Étaix presta su rostro más imperturbable y su estilización expresiva al nuevo cómplice con el que perpetran una serie de robos en cadena en una estación de ferrocarril. Al tiempo que desvalijan a los viajeros juegan al ratón y el gato con la policía. Carteras, relojes y billetes cambian de manos en un ballet mudo que nos proporciona la satisfacción de su perfecta ejecución. Nada falta ni sobra en estos cinco minutos de prestidigitación y pureza cinematográfica.

Pero al día siguiente, cuando Michel acude de nuevo a la estación, ve cómo se llevan esposados a sus dos cómplices. Y como aquí perdemos de vista a estos dos secundarios de lujo, aquí abandonamos también el comentario sobre Pickpocket.

Con Kassagi en La Piste aux etoiles 
Algunas ediciones en DVD de Pickpocket —incluida la que en España han coeditado FNAC y Avalon— contienen, además de la película, una actuación de Kassagi en 1962 para La Piste aux etoiles.

La primera parte es una coreografía en la que Kassagi ingiere varias cuchillas de afeitar que al final saca de la boca de modo inesperado. Luego, realiza un número de magnetismo con una banqueta, de la que se vale para ir sacando a tres (in)voluntarios al centro de la pista. Según se van incorporando al grupo advierten que han sido desvalijados. Kassagi no deja un momento de respiro, con un estilo frenético y pleno de humor, realiza en directo una catarata de escamoteos que culmina con la sustracción de la corbata del espectador incauto sin que él sepa –ni nosotros- cómo ha tenido lugar. Demostración palmaria de que si el oficio de Kassagi es la prestidigitación, su arte puede llamarse con toda propiedad “ilusionismo”.
Sr. Feliú
Pickpocket (Pickpocket, 1959) 
Producción: Compagnie Cinématographique de France (FR) 
Director: Robert Bresson. 
Guión: Robert Bresson, inspirado en “Crimen y castigo” de Fedor Dostoyevski. 
Intérpretes: Martin La Salle (Michel), Marika Green (Jeanne), Jean Pélégri (el inspector), Dolly Scal (la madre), Pierre Leymarie (Jacques), Kassagi (un cómplice), Pierre Étaix (otro cómplice), César Gattegno (otro policía). 
Asesor: Kassagi. 
75 min. Blanco y negro.

26 de agosto de 2009

Cerebro, corazón y tripas

Pierre Étaix
23 de noviembre de 1928 (Roanne, Francia)

"Grâce a Yoyo,le film, je fus définitivement adopté par mes amis les clowns et artistes de cirque: ils reconnaissaient la quelque air de familie. Avant, bien sûr, on m'acceptait dans les coulisses, mais tout sincèrement passionné que j'etais, je restais un étranger. Je comprends parfaitement cette attitude. Le cirque est trop envahi de voyeurs dérisoires qui confondent religion et fetichisme, d'amateurs non éclairés quiu travestissent un art en folklore à roulottes, qui símaginent que la piste est toujours "aux etoiles". Ils sont très durs, les "sang-bleu" du cirque"
Pierre Étaix

 Gracias a Yoyo, la película, fui adoptado definitivamente por mis amigos clowns y artistas de circo: reconocían algún aire de familia. Antes, por supuesto, me aceptaban entres bastidores, pero por muy sincero o apasionado que yo fuera, yo seguía siendo un extraño. Comprendo perfectamente esta actitud. El circo es invadido demasiadas veces por mirones irrisorios que confunden religión y fetichismo, de aficionados poco claros que transforman un arte en folklore de caravanas, que se imaginan que la pista está siempre "llena de estrellas". Son muy duros, los "sangres-azules" del circo.


Un carablanca en blanco y negro
Pierre Étaix nace en 1928 en la ciudad francesa de Roanne. Entre sus primeros recuerdos cinematográficos están los cortos de Chaplin, Harold Lloyd y Stan Laurel que su padre proyectaba en un Pathé Baby. A mediados de los años cincuenta se traslada a París. Allí comienza a colaborar con Jacques Tati como dibujante y creador de gags para Mon oncle (Mi tío, Jacques Tati, 1958). El Óscar que el mentor de Étaix obtiene por esta película le da ánimos para tomar varias iniciativas, entre ellas la novelización de ésta y su anterior película que encarga al entonces joven Jean Claude Carriere –el coguionista de Buñuel en sus películas francesas de los sesenta y los setenta- y que Étaix ilustra con un gusto exquisito.

Tanto Le Soupirant como las tres siguientes películas de Étaix se estrenan en España: Yo-Yo (Yoyó, 1964), Tant qu'on a la santé (Mientras haya salud, 1965) y Le grand amour (El gran amor, 1968). En cambio, Pays de cocagne (1971) y sus nuevas aproximaciones al cine de finales de la década de los ochenta, permanecen inéditas. En El gran amor, Étaix elige como compañera de reparto a Annie Fratellini, la nieta de Paul Fratellini. Un año después contraen matrimonio. En 1974, cuando el cine ha pasado a un segundo plano en sus vidas, ambos fundan la Escuela Nacional de Circo. La pareja aparece en I Clown (Los clowns, Federico Fellini, 1970).

Poco después Étaix colabora con Jerry Lewis en la malograda “The Day the Clown Cried”, sobre la que les hablaremos próximamente.

En los primeros tiempos del cine, los comediantes se dirigían invariablemente a las tripas de los espectadores. De allí brotaban las carcajadas provocadas por las delirantes persecuciones y batacazos de Sennett o Larry Semon. Chaplin extendió a todo el mundo la idea de que la risa también puede brotar del corazón y que emoción y comedia no tienen porqué estar reñidos. El último paso fue llevar la comedia al cerebro del público. Tal es el terreno de Keaton. El mérito de Jacques Tati y Piere Étaix es haber construido un humor cinematográfico que afecta por igual a nuestras tripas, nuestro corazón y nuestro cerebro… si es que aún nos queda alguna de las tres cosas.

Sr. Feliú

Filmografía comentada en Circo Méliès:
Mon oncle (Mi tío, 1958) de Jacques Tati, ayudante de dirección
Pickpocket (Pickpocket, 1959), de Robert Bresson, como el segundo cómplice
Le Soupirant (El pretendiente, 1963), director, co-guionista con Jean-Claude Carrière e intérprete
YoYo (Yoyó, 1965), director, co-guionista con Jean-Claude Carrière e intérprete (YoYo y El millonario)
Le Voleur (El ladrón de París, 1967), de Louis Malle, como un carterista
Le grand amour (1969), director, co-guionista con Jean-Claude Carrière e intérprete
I Clowns / Die Clowns (Los Clowns, 1971), de Federico Fellini, como él mismo

23 de agosto de 2009

Annie Fratellini, madame Étaix

Annie Fratellini
Algiers (Argelia), 14 noviembre 1932
París, 30 junio 1997

Una augusta a todo color
Nieta de Paul Fratellini (1877-1940), payaso del famoso trío Los Fratellini, e hija de Victor Fratellini (1901-1978), también payaso, la vida de Annie Fratellini estaba marcada para la pista. Quizás, como muchas otras hijas del circo, soñaba con huir de las lonas y ser una estrella de la canción, de las variedades o del cine… y hacia allá conducía su carrera cuando, inevitablemente –la hija siempre vuelve–, se tropieza con Étaix en el rodaje de Le grand amour y se casa con el cineasta en 1969.
Antes, en 1948, había debutado en el Circo Medrano junto con Loriot. Ella misma dice: "Ces débuts, cette adolescence, cette dure école deboucherant sur un sens aign des responsabilities. Toujours assumer, quoi qu'il arrive". Annie se siente uan autómata, una tracción, no entiende bien porqué se dedica a esta profesión, le gustaría evadirse y comienza a descubrir, según ella misma, un nuevo teatro (Camus, Sastre, les ballets de Roland Petit), una nueva música (Satie, Berg, Honegger, Bartok, Mulhaud) y en 1951 Annie comienza a juguetear con el jazz.
Se casa, un poco forzada por su padre con el director de orquesta Philippe Brunn. En esa época se compone la canción "L'enfant de la balle" que relata la vida de la artista. Escuchando el tema, comprobamos cierta ironía y resentimiento a la que empezaba a ser su vieja profesión, el circo. En su debut en el Olympia en 1955 todavía mantiene el aspecto adolescente que tan bien viste las canciones francesas y al jazz.
Vuelve a intentarlo con un nuevo matrimonio, esta vez con el ayudante de dirección de la serie "Mlle. Sauris", Pierre Granier-Deferre, padre de Valerie, nacida en 1960, también artista de circo y que actualmente regenta una escuela de circo en Limours. En 1966, está de nuevo sola con Valerie: "Je travaillais dans quatre cabarets de la rive gauche, toutes les nuits me transportant de l'un à l'autre, avec concertinas et saxos, reintégrés dans mon tour de chant".
En YoYo realiza la grabación del tema principal en concertina y durante el rodaje de Le Grand amour, descubre a Étaix en toda su complejidad y Étaix le redescubre a su familia. Étaix era un verdadero especialista en los Fratellini y tan apasionado que "consideraba mi huida del circo como una traición. Me hace ver el circo de otra manera, con otros ojos, una mirada sin el peso de mi apelllido. Il me dit que j'etais née pour être clown, Pour etre se femme aussi. Je l'ai cru".

Había debutado en el cine en Rascel-Fifì (1957), de Guido Leoni, parodia italiana de Du rififi chez les hommes (Rififí, 1955) a mayor gloria del cómico Renato Rascel. Luego intervino, entre otras, en la descoyuntada adaptación de Raymond Quenau por Louis Malle, Zazie dans le métro (Zazie en el metro, 1960) –de cuyos títulos procede la foto de abajo-, o la tardía y bienhumorada película de René Clair Tout l’or du monde (Todo el oro del mundo, 1961). Luego compartió con Étaix diversos créditos televisivos y una breve participación en Henry & June (Henry y June, 1990), de Philip Kaufman.

Como ya hemos dicho, Pierre Étaix, sublimando su pasión por el circo, abandona poco a poco su trabajo como director de cine y se transforma en cara blanca convirtiendo el sueño de YoYo en su realidad de cada día. Annie Fratellini está de nuevo en casa y trae la maleta llena de posibilidades, así que trabajan juntos como payasos en el Pinder y en numerosas Galas de Piste. En 1974 crea, junto a su marido, la Escuela Nacional de Circo Annie Fratellini & Pierre Étaix, que actualmente se conoce como Académie Fratellini, una escuela de circo de mucho prestigio. Dos años antes, en 1972, había tenido un encuentro con el Ministro de Cultura, Jacques Duhamen, que le abrió las puertas del Ministerio de Cultura francés a las artes circenses. Un apoyo que ha continuado hasta nuestros días (el trabajo de Jack Lang, ministro durante los años ochenta, también contribuyó a ello) y que ha obtenido unos resultados que están bien a la vista.

Dos payasos
En el libro dedicado a los payasos, Clowns & Farceurs, la pareja de payasos Fratellini y Étaix, son los protagonistas de un original prefacio de fotografías y texto. Las palabras, firmadas por Pierre Étaix, nos permitimos reproducirlas, que no traducirlas. Y una foto, para situar al lector ante este maravilloso libro y darle color a la entrada:

"D'abord un clowns est un clown et un auguste un auguste et pourtant un clown et un auguste ensemble sont des clowns.
Les clowns ne font pas un numéro mais des entrées. Faire le clown ça n'existe pas. On naît clown ou on n'est pas. C'est un etat. C'est un métier aussi. Rude métier. Oui rude métier que celui consiste etc… Le clown doit avoir le geste auguste du semeur de rire que l'auguste doit cultiver.
"Ça mange quoi un clown?" dissait une petite fille "Ça dort où?" demandait –elle encore. Ça mange ce que tu veux ça fait ce que tu veux à ton gré.
Un clown n'est pas triste. Pas spécialement. Ye voudrais bien connaître le premier imbécile qui a dit le contraire. Voulez vous me dire pourquoi un clown serait plus triste qu'un pharmacien? ou qu'un employé du gaz? Cependant j'ai rencontré des clowns tristes lorsqu'ils ne travaillaient pas et des employés du gaz tristes lorqu'ils travaillaient.
Beaucoup de gens auraient voulu être clown mais ils ne le sont pas. N'est pas clown qui veut Dieu Merci. Il y a des clowns célèbres, d'autres… Et enfin d'illustres inconnus. Mais tous sont genéralment méconnus.
Ils n'en souffrent pas du tout. Ils sont pourtant si cabots et si humbles à la fois. Ils ne s'accordent entre eux que peu de talent peu de mérites mais ils s'estiment réciproquement.
Ils savent tous qu'ils font "Le plus Beau Métier du monde".
Et si vous n'etiez pas clown que serviez vous?
Mais si je n'etait pas clown je ne serais pas"

Filmografía seleccionada:
Zazie dans le métro (Zazie en el metro, 1960), de Louis Malle
Tout l’or du monde (Todo el oro del mundo, 1961), de René Clair
Le grand amour (1969), de Pierre Étaix
I Clowns / Die Clowns (Los Clowns, 1971), de Federico Fellini
Henry & June (Henry y June, 1990), de Philip Kaufman

22 de agosto de 2009

La payasa Fratellini

Es una relajada entrevista realizada por el apasionado y experto circense Jean Monteaux que nos descubre a Annie Fratellini y da algunas claves para entender su trayectoria artística.

Monteaux, Jean
intorroge Annie Fratellini. Un cirque pour l'avenir
Editions du Centurion, 1977
ISBN: 2-227-32014-1

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Libro de memorias de la payasa y actriz Annie Fratellini

Fratellini, Annie
Destin de clown
Le Manufacture, 1989

Los renegados de Hollywood

Mary Louise Brooks
Cherryvale (Kansas), 14 de noviembre de 1906
Rochester (Nueva York), 8 de agosto de 1985

MIENTRAS la máquina publicitaria de Hollywood se dedicaba a promocionar a Clara Bow y a Gloria Swanson como emblemas de los “roaring twenties”, la pequeña Louise Brooks, con su melenita y su flequillo, no necesitó más que cuatro películas para convertirse en el icono más perdurable de aquella época en dos continentes. ¿Cómo lo consiguió? A base de independencia, determinación e inteligencia. De este modo, según cuenta en “Lulú en Hollywood”, abandonó Hollywood cuando la fortuna le sonreía para embarcarse en un proyecto que sus puritanos compatriotas de la industria del cine consideraron escandaloso: Die Büsche der Pandora (La caja de Pandora, 1929).

Los capítulos dedicados a este rodaje y al de Beggars of Life (Mendigos de vida, 1928), bajo la dirección de William “Wild” Wellman, están pintados con colores vivos y poco tienen que ver con lo que uno esperaría de las “memorias” de una estrella. Otros están dedicados a hacer recuento de sus primeros pasos en la danza moderna con Ruth St. Denis & Ted Shawn y sus Denishawn Dancers, de su vida como bailarina en los espectáculos de Flo Ziegfeld en el Nueva York de los locos años veinte, o el retrato íntimo de W. C. Fields, nuestro malabarista de cabecera, con el que compartió cartel en It's the Old Army Game (1926).

 

Escritora amena y desprejuiciada, Brooks relata también su breve matrimonio con el director de éste y algunos otros memorables títulos de Fields, Eddie Sutherland.

En 1938 decidió abandonar el cine después de media docena de papelitos de relleno en cintas de tres al cuarto. Entre ellas destacamos Windy Riley Goes Hollywood (1932), una comedia de dos rollos rodada para la modesta Educational Pictures por un tal William B. Goodrich, que no es otro que el mismísimo Roscoe Arbuckle “Fatty, dedicado a trabajos de supervivencia en un Hollywood que le ha dado la espalda.  


Después de su retiro, la actriz se dedicó a dar clases de danza, a pintar y a escribir numerosos artículos sobre cine y a reunir los recuerdos autobiográficos que hoy glosamos. Un par de documentales permiten echar un vistazo general a su carrera y a sus títulos menos conocidos: 

Louise Brooks: Looking for Lulu (1998)


y Lulu in Berlin (1984)


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Louise Brooks: Lulú en Hollywood (Lulu in Hollywood)
Traducción: Lola Luengo
Madrid, Ultramar Editores, 1984.
ISBN: 84-7386-355-0

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Otras entradas sobre Louise Brooks:
A Girl in Every Port (En cada puerto un amor, 1928), Howard Hawks 
Die Büchse der Pandora (La caja de Pandora, 1929), Georg Wilhelm Pabst T
he Canary Murder Case (Quién la mató, 1929), Malcolm St. Clair y Frank Tuttle
Prix de beauté (Premio de belleza, 1930), Augusto Genina

19 de agosto de 2009

Sombras y luces


Vida en sombras (1948), Lorenzo Llobet Gracia


YA SABEN ustedes que en la carpa amamos el humo de fritanga, el mareo de la noria y el sonsonete del organillo. El ambiente de las verbenas fin de siglo resulta tan pegajoso como encantador, y más cuando hay barracas de por medio. Está la de las variedades en las que un hombre pudibundo persigue a la tiple en bañador con una toalla para que no coja frío, la del fotógrafo al minuto que embalsama a sus clientes en un gesto hierático que la posteridad siempre encontrará ridículo, “el pajarito de la suerte” que dice la buenaventura eligiendo con el pico una predicción, el comefuegos… Y hay el sempiterno descontento, vendedor de cacahuetes, al que le ha hecho cisco la instalación de una barraca con la última moda de Francia: la fotografía en movimiento… el cinematógrafo.

Ahí entra el matrimonio Durán (Félix de Pomés y Graciela Crespo). Ella está en avanzado estado de gestación y así puede descansar un poco. El propietario de la barraca (Fernando Sancho) ejerce también de explicador. La primera “vista” –todas duraban entonces en torno a un minuto- es un baile excéntrico que triunfa en los cabarets parisinos. A la llegada de un tren, que provoca cierto recelo en el público por si pudiera salir de la pantalla y provocar alguna desgracia, le sigue una “escena de escamoteo”, en la mejor tradición del mago Méliès. La bella Mimí va quitándole las prendas de vestir a un maniquí y arrojándolas a un lado donde se recomponen dando vida a un policía, a un labrador bretón o al mismísimo Napoleón. Mimí hace aparecer entonces por arte de birlibirloque una bandera francesa y ya tenemos la estampa patriótica que sirve de broche a este episodio de prestidigitación cinematográfica.


Mientras se proyecta una escena vodevilesca titulada “Un ladrón en la alcoba”, el barraquero se ofrece a satisfacer la curiosidad de sus clientes. Pregunta uno cómo funciona el aparato.
-La magia de la imagen en movimiento –responde el industrial-. Pura magia, pura magia.

La última atracción es la proyección de un número “del mago español Pedrito, aventajado discípulo de Méliès”. La señora Durán siente un desfallecimiento. En un maravilloso efecto de sincronía entre la realidad y el arte cinematográfico que es el leit motif de Vida en sombras, el mago Pedrito (el más adelante prolífico realizador Pedro Lazaga) extrae de su sombrero de copa a un infante de casi cuatro kilos en tanto que Carlos Durán rompe a llorar. La señora Durán ha dado a luz… a la luz del proyector cinematográfico.


Tras el prólogo ambientado a principios de siglo, la película salta a la época de la Gran Guerra. Carlos y Luis son dos muchachos que se parten la cara en defensa de los héroes del serial o de la comicidad de Chaplin. Ana, una amiga de ambos, es partidaria de Perla Blanca –Pearl White-. A Carlos le regalan una Pathé Baby y hace películas amateurs protagonizadas por Luis. Su trabajo sobre la exposición internacional de Barcelona de 1929 tiene suficiente calidad como para interesar a Fernando Sancho, que ahora se ha convertido en productor. Carlos comienza así a trabajar como operador de actualidades al tiempo que escribe artículos de estética cinematográfica para “Films Selectos”. Un encuentro fortuito le reúne de nuevo con Ana.


El estallido de la Guerra Civil acaba con la vida de su mujer y su hijo. Carlos se alista en la aviación franquista pero su vida está acabada. Sumido en sus morbosos recuerdos no quiere volver a tocar la cámara. Sus fantasmas reviven durante la proyección de Rebecca, la película de Hitchcock a cuya proyección ha ido acompañado por Luis, convertido ahora en actor de éxito, y Clara (Isabel de Pomés), la hija de su casera. El impacto de la película es tal, que Carlos se atreve a enfrentarse por fin a las películas familiares de Ana. Sólo entonces acepta el encargo de realizar su primera película profesional, en la que un matrimonio acude a la verbena y etcétera etcétera.


Vida en sombras es la única película “comercial” del cineasta amateur catalán Lorenzo Llobet Gracia. Como Ferrán Alberich le ha dedicado un documental completo (Bajo el signo de las sombras, 1983), nos eximirán ustedes de repetirlo todo aquí. En apunte telegráfico:
Barcelona (1911) – Sabadell (1976). A los 17 años filma su primera película con un Pathé Baby, como hará Carlos Durán en Vida en sombras. Fundador de diversas asociaciones de cineastas amateurs durante la República. Realizador de un puñado de títulos en formatos alternativos hasta 1954. Productor, guionista y director de un único largometraje de ficción, que hoy nos ocupa.

Vida en sombras se estrenó tarde y mal. Tuvo una calificación oficial lamentable y permaneció invisible hasta que en 1983 se llevó a cabo su recuperación a partir de varias copias de exhibición. Desde entonces la reputación de Vida en sombras ha seguido creciendo. Hoy está considerada un clásico imprescindible del cine español.

Sr. Feliú


Vida en sombras (1948)
Producción: Castilla Films (ES)
Director: Lorenzo Llobet Gracia
Guión: Lorenzo Llobet Gracia y Victorio Aguado, basado en un argumento original del primero.
Intérpretes: Fernando Fernán Gómez (Carlos Durán), María Dolores Pradera (Ana), Isabel de Pomés (Clara), Fernando Sancho (Sancho, el de la barraca del cinematógrafo), Félix de Pomés (el señor Durán), Graciela Crespo (la señora de Durán), Jesús Puche (el fotógrafo), Camino Garrigó (la madre de Ana), Arturo Cámara (Comandante), Alfonso Estela (Luis), Tomás Gutiérrez Larraya (el vendedor de “Films Selectos”), Hernández (otro vendedor), Mary Santpere (Criada), María Severini (la dueña de la pensión), Miquel Graneri, Marta Flores, Enrique Tusquets, los niños: Antonia Llobet, Juanito López y Valero, y la voz de Joaquín Soler Serrano.
90 min. Blanco y negro.

17 de agosto de 2009

Simplemente Forqué

José María Forqué Zaragoza, 1923 – Madrid, 1995. 

 Más de una vez ha asomado por nuestra carpa el director, guionista y productor José María Forqué. Se inicia en el teatro en el TEU de su Zaragoza natal. Luego, viaja a Madrid para estudiar Arquitectura y se interesa por el mundo cine. Desde los primeros años cincuenta es uno de los directores más activos en el cine español, pendiente siempre del gusto de los espectadores, pero sin renunciar nunca a sus propios intereses. El cruce más fructífero de ambas vetas es, seguramente, Atraco a las tres (1960), en el que se conjugan sus mejores virtudes: un reparto de campanillas, un gran sentido del humor no exento de sentimentalismo, y una maestría técnica que le permite salir airoso de cualquier desafío. Amanecer en puerta oscura (1957) obtuvo el Oso de Plata en el Festival de Berlín.

Padre de la actriz Verónica Forqué y del director Álvaro Forqué, estuvo casado con la cuentista y actriz Carmen Vázquez Vigo. Florentino Soria, historiador de cine y actor ocasional en las películas de su compañero de clase en la Escuela de Cine, Luis Berlanga, entrevista a Forqué, amén de realizar un repaso por toda su filmografía.


Florentino Soria: José María Forqué 
Editora Regional de Murcia, 1990. I
SBN: 84-75640915 

En 1995 Forqué recibió el Goya Honorífico, y la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA), creó el premio que lleva su nombre y que se concede a la mejor producción española del año. 

Filmografía seleccionada:
Niebla y sol (1951) 
Embajadores en el infierno (1956) 
Amanecer en puerta oscura (1957) 
Maribel y la extraña familia (1960) 
091, policía al habla (1960) 
Atraco a las tres (1962) 
Una pareja… distinta (1974) Romanza final - Gayarre (1986)