26 de junio de 2022

La gigantesa Angélica y la autómata Rosalba


Il Casanova di Fellini (Casanova de Fellini, 1976), Federico Fellini

CASANOVA fue, en su momento, una de las películas menos comprendidas de Fellini: tres años de trabajo en los que plasmó, como en el harén de Otto e mezzo (1963), como en La Saraghina de Amarcord (1973), como en su episodio de Boccaccio ’70 (1961), su visión abismal de la mujer.



La gigantesa…
El misterio se esconde en una feria londinense envuelta en la niebla y recreada, como el resto de la cinta, en los platós de Cinecittà. Entre los reclamos, una contorsionista que hace sonar cascabeles con los pies y un hombre con un rostro femenino tatuado en el torso. Un voceador invita a los fantasmales espectadores a acceder al vientre de la gran Mouna, una ballena varada en cuyo interior –trasunto diáfano de una vagina- un viejo ofrece un espectáculo con esa abuela del cinematógrafo que fue la linterna mágica. Los cristales proyectados son obra del “pánico” Roland Topor.


En una carpa, la gigantesa Angélica (Sandra Elaine Allen) acepta apuestas sobre su fuerza. ¿Habrá entre el público quien consiga derrotarla en un pulso? Casanova (Donald Sutherland), fatuo como él solo, se ve obligado a aceptar el reto y luego intenta negociar con el fenómeno que le deje ganar, haciendo valer un supuesto paisanaje. Cuando pierde, soborna a los liliputienses que sirven de criados a la gigantesa y se convierte en voyeur durante el baño. Sandy Allen, que ostentaba con 232 centímetros el récord Guinness de mujer más alta del mundo, intervino, sin ficción de por medio, en Being Different (1981), el documental de Harry Raskin sobre los monstruos de la naturaleza, nuestros hermanos.


… y la autómata
Desde su primera aventura amorosa Casanova se hace acompañar de un pájaro artificial que emite un canto mecánico mientras duran sus proezas amatorias, siempre gimnásticas, siempre un poco mecánicas. Por eso el encuentro en la corte de Wuertemberg con la autómata Rosalba (Leda Lojodice) es uno de los más consecuentes del recorrido moral del amante legendario. En Rosalba, nueva Olympia, quiere descubrir Casanova el resorte oculto del amor. También hay un regusto morboso en esta nueva conquista, qué duda cabe. ¿Habrá mantenido Rosalba una relación incestuosa con su creador?



Al final de su vida Casanova evoca a todas las mujeres que han pasado por su vida. Han pasado, sí. Ni ellas le amaron ni el las amó. En una especie de sueño –toda la película lo es- se ve a sí mismo de nuevo joven en un canal helado de Venecia. Sus amantes escapan. Sólo Rosalba le aguarda. Casanova baila sobre el hielo con la mujer mecánica. Podrían seguir eternamente. La música es de Nino Rota, pero nos parece escuchar a Leonard Cohen cantar “Dance Me to the End of Love”.
Sr. Feliú




Il Casanova di Fellini (Casanova de Fellini, 1976)
PEA - Produzioni Europee Associati (IT)
Director: Federico Fellini.
Guión: Federico Fellini y Bernardino Zapponi, libremente inspirado en la autobiografía de Giacomo Casanova, “Histoire de ma vie”.
Fotografía: Giuseppe Rotunno. Música: Nino Rota.
Imágenes de la linterna mágica: Roland Topor.
Intérpretes: Donald Sutherland (Giacomo Casanova), Tina Aumont (Henriette), Leda Lojodice (Rosalba, la autómata), Sandra Elaine Allen (Angelina, la gigantesa), Pietro Torrisi (el forzudo).
155 min. Color (Technicolor).