27 de enero de 2023

Yo lo quiero…


Lili (1953), Charles Walters

Lilí es una de esas películas que recuerdas de cuando niño. Un encantador y colorido musical interpretado por Leslie Caron, quien estuvo nominada para el Óscar por su inocente —a veces hasta demasiado— personaje, aunque finalmente la estatuilla se la llevó Audrey Hepburn por su trabajo en Roman Holidays (William Wyler, 1953). Leslie Caron fue descubierta para el cine dos años antes por Gene Kelly cuando buscaba su pareja para Un americano en París (Vincente Minnelli, 1951) y aunque su carrera no fue brillante del todo —ella misma afirma que no ha hecho en la escena la carrera que le hubiera gustado—, ha participado en algunas grandes películas —la recordamos en Funny Bones (Peter Chelsom, 1995)— y su trabajo ha sido premiado con el Globo de Oro, un par de BAFTA y un Emy.


Lilí es una joven francesa huérfana e ingenua, que llega a una pequeña villa francesa en busca de un familiar que, desgraciadamente, ha fallecido. Sin hogar ni recursos, está condenada a lo peor, cuando Marc, un apuesto prestidigitador (Jean-Pierre Aumont), se apiada de ella y le consigue un trabajo en el café-cabaret como camarera. El trabajo le dura apenas unas horas pues está maravillada con la actuación del mago y la multitud, el bullicio y el trabajo en sí le vienen grandes. En todo caso, se queda a vivir en el circo, donde acaba trabajando con Paul (Mel Ferrer), un marionetista lisiado, lleno de rabia y resentimiento hacia la vida —un antiguo bailarín— que se enamora de ella y la salva de la idea del suicidio con la ayuda de sus marionetas. Este inocente y mágico acto llama la atención del propietario de la feria que decide incorporar estos diálogos con las marionetas en el número.


Los mejores amigos de Lilí son, desde entonces, los títeres de Paul, a los que confía sus apasionados sentimientos hacia Marc, el mago, aunque, como podéis imaginar, su amor no es correspondido. Marc es un creido y empedernido ligón que siempre va detrás de cualquier falda aunque la realidad es que está casado con Rosalie, que está cansada de mantener en secreto su relación por el bien del negocio mágico, según dice su marido.



El guion es bastante simple, pero es eficaz y consigue que el espectador —el de la película y el del espectáculo de títeres— se ponga en la piel de Lili desde el minuto uno. Lo mismo que los dos empresarios de la Folie de París, que enseguida vislumbran el éxito del nuevo formato. Los títeres de Paul son el bondadoso Carrot Top, la vanidosa Marguerite, el astuto Reynaldo el Zorro y el inocente Horrible Enrique el Gigante, construidas y manipuladas por
 Paul E. Walton y Michael O'Rourke.


Aunque Lili no es propiamente un musical (como sí lo es Carnival, la versión de Broadway de 1961 de esta película) hay lugar para un par de escenas de ballet, una en la que compite con la exhuberante Rosalie (Zsa Zsa Gabor) y la secuencia final, en la que baila con las marionetas humanizadas que van convirtiéndose una a una en el hierático Paul; y también para el tema principal y éxito de la película, la canción de Bronislau Kaper y Adolph Deutsch "Hi Lili, Hi Lo". El resto de la partitura es igualmente notable gracias al oficio de uno de los grandes músicos de la época, Bronislau Kaper, que sí consiguió el Óscar por esta película.


 

Lili (1953)
Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) (USA)
Dirección: Charles Walters
Guion: Helen Deutsch sobre la novela de Paul Gallico: "Love For Seven Dolls"
Música: Bronislau Kaper
Fotografía: Robert H. Planck
Intérpretes: Leslie Caron (Lili Daurier), Mel Ferrer (Paul Berthalet), Kurt Kasznar (Jacquot), Jean-Pierre Aumont (Marc), Zsa Zsa Gabor (Rosalie), Amanda Blake (Peach Lips), Alex Gerry (Propietario), Ralph Dumke (M. Corvier), Wilton Graff M. Tonit), George Baxter (M. Enrique)
81 min.  Technicolor

20 de enero de 2023

Payasos de hoy

Zapatos Nuevos, Payasos de Hoy en Europa (2009), Brian Rodríguez Wood

En 1970, la película de Federico Fellini, I Clowns, escenificaba la muerte y entierro de los payasos clásicos en una secuencia que no gustó demasiado a muchos de los cirqueros de la época. Entre conversaciones de expertos y viejos payasos, Fellini hacía una reflexión, bastante bien documentada, de la situación de los payasos en Europa e ilustraba de una manera “felliniana” la decadencia de los payasos de circo y más o menos auguraba la desaparición de estos, sobre todo del cara blanca.


Más de cuarenta años después, afortunadamente, una generación nueva de payasos surgida lejos de las tradicionales familias de circo, surgida de la calle o de escuelas de clown teatral o teatro físico, se han adueñado de la escena y de la pista y han dejado obsoleta la visión del gran director italiano.



Zapatos Nuevos (2009), el documental sobre payasos que ha dirigido Brian Rodríguez Wood, responsable de la página web dedicada a los payasos, clownbaret.es, nos muestra esta renovación y busca las claves de esta nueva generación. El documental muestra un abanico de reflexiones de payasos sobre payasos y nos ayuda a entender el arte clownesco y su evolución y dónde se sitúa en este cambio del siglo.


 


Desde Carlo Colombaioni —que también participó en la película de Fellini y al que Brian dedica el documental, pues falleció poco después de la entrevista que podemos disfrutar en el documental—, a Jango Edwards, Tortell Poltrona o Leo Bassi, la cinta es una recopilación de entrevistas en las cuales los payasos dan su punto de vista sobre este arte, su manera de entender el payaso y el compromiso de estos con la situación política y social actual.



Además de los payasos residentes en Barcelona y alrededores o catalanes —Oriolo, Pepa Plana, Jango Edwards o Monti— Brian ha contado con la colaboración del maestro Philippe Gaulier, auténtico icono entre los payasos contemporáneos, de los humoristas Carlos Faemino y Javier Cansado y de otros grandes payasos como Peter Shub, Fofito, Johnny Melville, Peter Ercolano, Gardi Hutter, Laura Herts, Buffo, Virginia Imaz o Slava Polunin.


El documental está hilado a través de diferentes acciones de las jóvenes payasas Alba Sarraute, con sus guantes de boxeo y su saxofón, y  Marta Viera, compañera de Brian Rodríguez en la compañía Clownbaret. Y las entrevistas, ubicadas en diferentes lugares para cada uno de ellos, se desarrollan a modo de conversación, contestándose unos a otros, dando diferentes puntos de vista sobre cómo ven su profesión, cómo viven el fracaso, que les parece el auge de las mujeres payasas, qué les diferencia de los actores, qué sienten cuando el público no se ríe, la diferencia entre bufón y clown o cómo celebrarían su propio funeral…




Zapatos Nuevos, Payasos de Hoy en Europa, es una clase magistral con varios maestros incuestionables. Es una gozada poder escuchar a Carlo Colombaioni, en la que seguramente es una de sus últimas entrevistas, con una extensa experiencia circense sobre sus hombros, o al provocador Philippe Gaulier diciendo que los payasos rusos no son graciosos o comentando a Alba y Marta que su sketch ha sido aburrido. También los comentarios de Jango Edwards, Peter Shub, Johnny Melville o del fallecido Monti reclamando una gran fiesta para su funeral, son dignos de análisis.


Brian Rodríguez reivindica la figura del payaso actual dejando que los payasos hablen de si mismos, sin ideas preconcebidas, dejándoles espacio para expresarse con absoluta libertad sobre su arte. Un arte que, al contrario de lo que pronosticaba Fellini, está muy vivo y tiene cuerda para rato, aunque muchos de los entrevistados tienen ya cierta edad…


No hay demasiados documentales dedicados a los payasos. En mi videoteca he encontrado otros títulos que me han ayudado a situarme: Clowns, el Festival de Payasos de la televisión sueca de 1979, con los mejores payasos de la época en una gala excepcional; un documental soviético titulado Payasos y Niños que repasa a payasos soviéticos como Leonid Enguibarov o Anatoly Martchewski; la Lección magistral (1996) de Mr. Bean en la que el cómico británico analiza las claves del humor visual; Clown Face (Charles y Ray Ames, 1971), un extraño documental centrado en el maquillaje de los payasos; o el segundo capítulo de Der Lange, Stille Weg (Historia del Mimo), dedicado a los payasos (Lachen des clowns). Más recientemente están el documental Hermanos Tonetti, Alma de Circo (2012) de Carlos Díaz Jubete o los dedicados a Charlie Rivel, El geni del gest (Isabel Fernández y Susi Marqués, 2001) o Charlie Rivel de l’home a la llegenda (Jordi Jané, 2001). 



Hay alguno más, como los dedicados al genial Grock, pero lo que tiene de especial Zapatos Nuevos es que da voz al payaso contemporáneo y recupera su figura para el espectador actual dándoles las claves para amarlo. ¡Larga vida al payaso! Retrasemos ese anárquico y surrealista funeral hasta el fin del mundo.


Zapatos Nuevos, Payasos de Hoy en Europa (2009)

Guión y dirección: Brian Rodríguez Wood
Realización y montaje: Javier Salinas
Producción: Alberto A. Putzulu
Aytes. de producción: Luz Arrocha / Carlota Galván
Operadores de cámara: Javier Salinas / Victoria B.S. / Marcos Ruiz Abad / Jon Ander Fica
Infografía: Juanjo Perera
Diseño de vestuario: Davinia Débora / Alba Sarraute
Sastrería: Sira Rodríguez
Zapatería: PisaVerde
Ilustraciones: Sergio Rodríguez
Diseño de iluminación: Domingo Yurda
Técnico de iluminación: Daniel Badal
Script: Guacimara Gil
Bailarín: Pablo Díaz
Traducciones: Brian Rodríguez Wood / Sherrin B. Wood / Mariano Re / Mikita Staselko /Peter Ercolano / Meri Perretix
Locuciones: Lucas Trapazza / Carolina Villafruela
Foto-fija: Mariano Re
Música: Mastretta

16 de enero de 2023

Hablemos de payasos

 Payasos (1999), Alfredo Tobía Gómez


Hemos visto una sesión doble de documentales sobre payasos  realizados en España y nos ha sorprendido su calidad y su enfoque. El primero de ellos, este que nos ocupa, fue emitido por la cadena Canal+ y ganó el Primer Premio de Jóvenes Realizadores de la SGAE.

Su director, Alfredo, e
n 2000 hace una incursión en el mundo editorial, escribiendo artículos de opinión, y realizando entrevistas o fotografías para la revista cultural El Péndulo. En 2001, después de trabajar como ayudante del fotógrafo Javier Salas para la campaña de Roberto Verino, viaja junto a Leo Bassi para presentar su documental Payasos en las «III Olimpíadas de Teatro de Moscú». Es entonces cuando entra en contacto directo con el mundo del teatro, que le apasiona, y empieza a compaginarlo con sus trabajos en el campo del audiovisual. Decide trasladar Payasos al escenario y crea «Laboratorio de Clowns» (con la participación de Leo Bassi, Joan Font de Comediants, Monti & Cia, Tortell Poltrona y Sergio Pazos), que se presenta en el festival Actual de Logroño (2001) y en el Misterio de Elche (2002).


Posteriormente, se enrola en la compañía de Leo Bassi y pone en escena junto a él las obras «Vendetta» y «12 de Septiembre», con las que viajan a las Olimpiadas de Teatro de Moscú, el Festival de Itapola (Helsinki) o Alesund (Noruega). Se encarga de la dirección de los visuales de la obra «La Otra Fantasma», también de Bassi, y desarrollan juntos diferentes intervenciones urbanas.

Payasos (1999)
Cámara oscura (ESP)
Producción ejecutiva: Alfredo Tobía Revuelta, Nelida Rioja y Jesús García Moreno
Dirección: Alfredo Tobía Gómez
Guion: Alfredo Tobía Gómez
Fotografía: Jesús R. Rocandio
Edición: Emilio Blaxqi
Sonido: Luis Fatas
Con la colaboración de los payasos: Joan Font, Tortell Poltrona, Leo Bassi, Monti, Sr. Martínez, Oriolo, Ferreroni, Pepe Tonetti y Fany.

15 de enero de 2023

Vida y sueños de Buffalo Bill



The Life of Buffalo Bill (1912),  Paul Panzer
Copia de 1959 del negativo de 35mm. de la colección George Kleine en la Librería del Congreso.


La película fue filmada por una compañía creada para la ocasión por el mismo William F. Cody cuando tenía 66 años en asociación con Pawnee Bill. En la edición original las secuencias eran largas y lentas y apenas existían los primeros planos. La productora Blackhawk ha reducido su duración un tercio del original, pero ha mantenido el título principal y los títulos de la película. Es el mismo Buffalo Bill el que aparece en las primeras y últimas secuencias de la película. Un flashback inducido por un sueño le lleva a recordar sus principales aventuras, las cuales son interpretadas por Irving Cummings.





The Life of Buffalo Bill (1912)
Buffalo Bill and Pawnee Bill Film Company 
Blackhawk Films (1959)
Director: Paul Panzer
Intérpretes: Buffalo Bill Cody (William F. Cody), William James Craft,  Irving Cummings, Paul Panzer, William V. Ranous, Pearl White
33 min. Blanco y negro.

11 de enero de 2023

Dumbo en un circo sin animales



Dumbo
 (2019), Tim Burton

El remake de Dumbo, el clásico de Disney de 1941, realizado por Tim Burton, no ha tenido el éxito que se esperaba, ni ha convencido a los numerosos fans de este director, creador, entre otras, de Beetlejuice (1988), Big Fish (2003) o Big Eyes (2014). Aunque el personaje principal, el bebé de elefante con orejas gigantes, encaja dentro de su imaginario —lo diferente, el otro, un extraño dentro de la normalidad—, en este caso no ha sabido trasladar toda la emoción e intensidad, incluso melancolía, que sí se contenía en la versión original , una de las primeras películas de Disney que, a pesar de ser una animación “barata y sencilla”, constituyó un gran éxito económico.


Tim Burton ha contado para la realización de Dumbo con un elenco excepcional que, sorprendentemente, tampoco ha ayudado a su éxito. Danny de Vito —que repite como MC del circo, véase Big Fish— es Max Medici, el propietario del circo de los hermanos Medici, un circo carcomido por la pobreza que viaja en destartalados vagones de tren por toda la geografía americana. Collin Farrel es Holt Farrier, una antigua estrella del circo que vuelve de la guerra habiendo perdido un brazo y que se encuentra con sus dos hijos huérfanos tras la muerte de su madre y que sus caballos han sido vendidos para que el circo subsistiera. Michael Keaton es el malo de la película,  V. A. Vandevere, el loco empresario de Dreamland, un parque de atracciones futurista, con una estética steampunk muy en la línea de Burton. La enigmática Eva Green es Colette Marchant, una trapecista con un pasado oscuro que será la encargada de pilotar a Dumbo en Dreamland. Tim Burton se ha querido rodear de algunos de sus actores fetiche y así configurar una pequeña familia de amigos alrededor de este proyecto.


A pesar de ello, el resultado no ha sido el esperado y hay muchas críticas negativas y muchos fans decepcionados. Incluso los hay que, comparando ambas películas, echan de menos secuencias clave como la gran borrachera de los elefantes rosas. En la película de animación es una secuencia memorable que es casi un homenaje a los viajes con LSD; en la de Burton es simplemente un guiño y los elefantes rosas no surgen de una borrachera sino de unos animadores que hacen pompas de jabón. Por otro lado, el tratamiento que se le da al circo en la
Dumbo actual no escapa de los tópicos a los que ya estamos acostumbrados: huérfanos, pobreza, personajes outsiders, un jefe excéntrico y poco o nada de circo de verdad.


De todas maneras, a mí me ha gustado y he disfrutado con esta nueva versión. He alucinado con la maravillosa marioneta del elefante orejudo, con ojos grandes y vidriosos de tristeza, que manipula el pequeño actor Edd Osmon, conocido por su participación en Star Wars: The Last Jedi (2018). El actor interpretaba al elefante vestido de verde con unos pequeños zancos que le permitían imitar los movimientos del bebé elefante que luego sería rematado mediante imágenes generadas por ordenador.

También me ha gustado ver en la película a nuestros amigos, y antiguos estudiantes de la Escuela de Circo Carampa, Miguel Muñoz y Zenaida Alcalde, que dan vida a los personajes Ivan The Wonderful y Catherine The Greater, los ilusionistas del circo de Max Medici, y se encargan de cuidar de Milly y Joe, los hijos de la antigua estrella circense Holt Farrier, antes de que este regrese de la guerra.  No es que tengan un papel protagonista y determinante en la película, pero sí que aparecen en casi todas las secuencias y permanecieron durante los cinco meses del rodaje en Londres. Miguel nos cuenta: “El trato con Tim Burton era genial, es un hombre muy amable y cariñoso y la pasión y humor que le pone a su trabajo contagia a todo el equipo, siempre explicaba lo que quería de forma sencilla y haciéndote sentir bien. Entrar en los set era alucinante, cada estudio era un mundo nuevo lleno de detalles donde llegabas a perder la noción de la realidad, los vestuarios diseñados por Colleen Atwood (poseedora de varios premios Oscar) eran increíbles, cuando los veías en los set de rodaje encajaban perfectamente”. 

Además, el final de la película es un canto a la tan actual libertad de los animales y la desaparición de los animales salvajes en los circos. Los elefantes, la mamá elefante tildada de loca y el pequeño Dumbo, vuelven a su habitat natural donde se encuentran con decenas de compañeros que sorprendentemente aún conservan intactos sus tan codiciados colmillos.


El circo siempre ha sido un tema muy atractivo para creadores de toda índole y, sobre todo, para muchos guionistas y directores de cine. Su visión difícilmente encajará con la que tenemos los que nos dedicamos al circo de verdad, pero siempre es de agradecer que se acuerden de nosotros y que la gran pantalla acoja historias circenses sean como sean. En este caso, Tim Burton nos ha mostrado un circo de personajes demasiado planos, para mi gusto, pero nos ha proporcionado dos horas de entretenimiento familiar que tienen como símbolo dos trompas entrelazadas a través de los barrotes de una jaula. 


Dumbo (1919)
Producción Justin Springer, Ehren Kruger, Derek Frey y Katterli Frauenfelder
Walt Disney Productions (USA)
Director: Tim Burton
Guion Ehren Kruger basao en la novela de Helen Aberson y Harold Pearl
Música Danny Elfman
Fotografía Ben Davis
Montaje Chris Lebenzon
Vestuario Colleen Atwood
Intérpretes: Colin Farrell (Holt Farrier), Michael Keaton (V. A. Vandevere),  Danny DeVito (Max Medici), Eva Green (Colette Marchant), Alan Arkin (J. Griffin Remington), Nico Parker (Milly Farrier), Finley Hobbins (Joe Farrier), Roshan Seth (Pramesh Singh), Lars Eidinger (Hans Brugelbecker), Deobia Oparei (Rongo), Joseph Gatt (Neils Skellig), Miguel Muñoz Segura (Ivan the Wonderful), Zenaida Alcalde (Catherine the Greater), Douglas Reith (Sotheby), Phil Zimmerman (Rufus Sorghum), Sharon Rooney (Miss Atlantis)
112 min. Color.

8 de enero de 2023

Nico, el payaso andariego y bonachón, rescata a Pedrito y a su perro Cañamón

Nobleza de corazones (Antonio Gil Varela “Varillas”, 1926)

 

Pusimos anoche de nuevo en marcha el proyector de la carpa para ver los escasos minutos que se han conservado de Nobleza de corazones. 

La película se enmarca en el activísimo plan de producción emprendido por el operador de actualidades Juan Andreu Moragas en el contexto de la activación de la industria cinematográfica en Valencia mediada la década de los veinte con cintas como Les barraques (Mario Roncoroni, 1925) o Nit d’albaes (1925) y Moros y cristianos (1926), dirigidas ambas por Maximiliano Thous para Producción Artística Cinematográfica Española (PACE). Tras el rodaje de un par de cortometrajes cómicos, la Andreu Films encadena filmaciones a lo largo de 1925 y 1926, ligadas algunas de ellas al floreciente negocio de las academias cinematográficas. Hasta seis títulos llegan a las pantallas consecutivamente y, a decir del severo Juan Piqueras [La Pantalla, núm. 71, 16 de junio de 1929], cosechando fracasos artísticos y económicos a partes iguales.
 

Aunque el propio Andreu se hizo cargo de la dirección en algunos casos —El místico (1926) o La garra del mono (1926)—, en otros prefirió delegar en el primer actor, como ocurre en Nobleza de corazones, encomendada al comediante Antonio Gil Varela “Varillas”. Había debutado este en los escenarios madrileños a finales de la década de los diez del pasado siglo, pero la fama le alcanza en 1922 cuando aparece por primera vez en la pantalla interpretando a Don Nuez, el principal contrapunto cómico en la adaptación de la zarzuela La reina mora que dirige José Buchs. El realizador cántabro recurrirá a él repetidamente a lo largo de su filmografía, tanto muda como sonora. No obstante, la ambición de “Varillas” le lleva a Estados Unidos en 1924 donde al parecer interpreta algunas películas cómicas y aparece acreditado en The Siren of Seville (Jerome Storm y Hunt Stromberg, 1924). Desencantado al comprobar que en Hollywood no atan los perros con longaniza regresa a España donde continuará su carrera de actor cómico compatibilizándola, en una pirueta digna del más excelso volatinero, con la de agente de policía en Madrid. Después de interpretar una vez más el papel de sevillano trapisondista en Dos mujeres y un don Juan (José Buchs, 1934), encarna de nuevo a “Don Nuez” en la versión de La reina mora que Eusebio Fernández Ardavín rueda para Cifesa poco antes de la sublevación militar de 1936.  Cuando la película se estrene, en el otoño de 1937, “Varillas” ha sido ya ajusticiado en la checa de Buenavista a consecuencia, al parecer, del celo demostrado en la represión de los ciudadanos de Vallecas que exteriorizaban su ira contra la carcundia clerical.

Además de la dirección artística de la cinta, “Varillas” encarna al protagonista, Nico, “payaso andariego y bonachón”, un papel dramático a los que tan aficionados son los actores encasillados en el papel de “graciosos”. Le acompañan en el elenco Eugenia Roca, “la conocida tonadillera que se ha revelado en este film como estrella de la pantalla”, “el gran característico” Emilio Mora, Rosa Sanz, “una damita joven con singulares condiciones para el arte de la película”, y, a falta de un niño prodigio que proporcione la nota cómico-sentimental, dos. Las gacetillas los presentan como émulos de Jackie Coogan “Chiquilín”; de hecho, Pepito Plaza figura en la publicidad como “el Chiquilín valenciano”.

Los siete minutos y pico conservados muestran a un hombre en automóvil preguntando a la gente un pueblo por algo. Suponemos que será por Pedrito (Pepito Plaza), al que inmediatamente vemos en un vagón de tercera vistiendo corbata y canotier, corriendo mundo en compañía de la pequeña compañía de cómicos ambulantes capitaneada por Nico (“Varillas”) y sus perros amaestrados.

A pesar de ello, la cabeza de Pedrito está turbada por el recuerdo permanente para Roberto, un niño desahuciado por la ciencia médica.

Un salto brusco nos traslada a un pueblo en el que los miembros de la troupe realizan el pasacalles montados en borriquillos. Nico rescata a Roberto, apedreado por una pandilla de arrapiezos pueblerinos, y entre todos lo trasladan a los alrededores del pueblo, donde han instalado su campamento. Allí le curan y se enteran de que el chiquillo sabe tocar el violín y que no tiene otra compañía en el mundo que su perrillo bailarín Cañamón (Sultán), lo que nos induce a pensar que este segundo fragmento precediera en la continuidad original al del viaje en tren. 

Cuando la película se estrenó, las gacetillas insistían en que se trataba de un guión original de Santiago Rusiñol. Los historiadores [https://diccionarioaudiovisualvalenciano.com/wp-content/uploads/2018/07/joan-andreu-moragas.pdf] han descubierto que, en realidad, el argumento se debía al propio Juan Andreu que, aprovechando la relación con el pintor y escritor catalán para adaptar a la pantalla El mistic (1926) a partir de su drama homónimo, obtuvo su permiso para atribuirle un asunto que recordaba lejanamente a otra célebre  obra de Rusiñol: L’alegria que pasa.

Una de las escasísimas críticas que hemos localizado dice que la película constituye “indudablemente un acierto” pero que habría estado mucho mejor si “hubiera podido contar el amigo Andreu con mejores elementos. Ahora bien, es un hecho que de todos modos conmueve y que la parte sentimental llega al corazón del público. Esto ya basta para que no regateemos nuestro elogio a la producción”. 

[Boletín de Información Cinematográfica, núm. 37, 1 de octubre de 1925.]

 

Nobleza de corazones (1926)

Productora: Andreu Films (ES) 

Director: Antonio Gil Varela “Varillas”

Guión: Juan Andreu Moragas. Intertítulos: Antonio Graciani.

Intérpretes: Antonio Gil Varela “Varillas” (Nico, el payaso), Eugenia Roca, Emilio Mora (Juan), Rosa Sanz, Feliu Sanz, los niños Pepito Plaza (Pedrito) y Roberto, y el perro Sultán (Cañamón).

Fotografía: Juan Andreu Moragas.

7: 30 min (conservados). Blanco y negro. 

6 de enero de 2023

Carnaval del terror

The Funhouse (Carnaval del terror), Tobe Hooper, 1981



No es que en estas páginas seamos devotos de las películas de terror, pero sí lo somos de las ferias ambulantes y de los parques de atracciones, en los cuales, en muchas ocasiones, demasiadas, el miedo escoge como hábitat para su crecimiento estos lugares, pues de todos es conocido que las norias, las montañas rusas, los túneles del terror, las atracciones mecánicas en general, son el ambiente ideal para generar gritos y situaciones donde un buen susto puede acabar en una huida alocada de un monstruo imaginario, o no.


El Carnaval del terror (título en España), La casa de los horrores (en Hispanoamérica), es decir The Funhouse, que es su título original, es una cinta que se ha ganado el derecho a integrarse en nuestra colección no por ser una película clave del cine slasher o por el homenaje a Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960) de sus primeros planos, sino por mostrar una impresionante estética de feria, con un colorido y una apuesta formal digna de destacar desde los títulos de crédito. 


Probablemente no se trate de una de las mejores obras del director, guionista y productor Tobe Hooper, referente indiscutible del género de terror, con títulos como La matanza de Texas (The Texas Chains Saw Massacre, 1978) con la que revolucionará el género, El misterio de Salem’s Lot (Salem’s Lot, 1979) o Poltergeist. Fenómenos extraños (Poltergeist, 1982), obras con las que conseguiría renombre y fama dentro de la industria hollywoodiense, pero sí es una de nuestras favoritas porque tenemos la oportunidad de recorrer de la mano de los cuatro protagonistas un auténtico Carnival americano con sus curiosas atracciones, sus siniestros personajes e incluso sus asquerosos lavabos. Todo eso antes de que se desencadene el terror y nos hagamos uno con la "final girl" (uno de los elementos característicos del cine llamado slasher), una joven e intuitiva Elizabeth Berridge en el papel de Amy Harper.


Nos gusta que el primer plano de la feria sea un cartel luminoso con la palabra TICKETS y nos encanta el color y, exageremos, el olor que desprende esta típica feria americana de los años 80. El tiovivo, la noria y los coches de choque dan paso a unos porros a escondidas, que dan paso a las diferentes atracciones: un show de animales con deformaciones: dos vacas monstruosas, una de ellas con dos caras, y un feto en un tarro de cristal; la barraca del streap tease; la de Marko, el mago que antes de realizar su número final bebe compulsivamente de su petaca; la barraca de Zena, la gitana que lee las manos y primera víctima de la película; y la atracción más terrorífica: el túnel del terror, la Funhouse repleta de muñecos mecánicos que presagian la tormenta en la que se desarrollará la trama más sangrienta.


Las barracas y atracciones fueron principalmente facilitados por The Megerle Shows, una pequeña empresa de ferias de Ohio que realizaba la ruta del sur después de la decadencia de otras empresas como World Of Mirth Shows, Prells Broadway Shows y Penn Premier Shows a mediados de la década de los 60. The Megerle Shows prosperó en pocos años convirtiéndose en una feria mayor con una importante ruta que llegaba hasta Miami, Florida. La Funhouse que aparece en la película fue construida por la productora del film para hacer más sencillo el rodaje de las diferentes escenas y aunque a su término se ofreció el set a Megerle, este vio inviable su desmontaje y fácil traslado, algo económicamente imposible, por lo que, finalmente, fue desmantelada y reciclada para otros menesteres.


The Funhouse (La casa de los horrores), 1981
Producción: UNIVERSAL (EEUU) Mace Neufeld Prod.
Steven Bernhardt y Derek Power
Dirección: Tobe Hooper
Guión: Lawrence Block
Música: John Beal
Fotografía: Andrew Laszlo
Intérpretes: Elizabeth Berridge (Amy Harper), Shawn Carson (Joey Harper), Jeanne Austin (Señora Harper), Jack McDermott (Señor Harper), Cooper Huckabee (Buzz Dawson), Largo Woodruff (Liz Duncan), Miles Chapin (Richie Atterbury), David Carson (Geek), Sylvia Miles (Madame Zena), Ralph Morino (Conductor del camión), Kevin Conway. (Pregonero del show), Herb Robins (Gerente del carnaval), Mona Agar (Bailarina stripper del show), Wayne Doba (La criatura), William Finley (Marco el magnífico).
Color, 95 min.