30 de junio de 2013

El mago, su señora, el bigotón del traje a cuadros y el lanzador de cuchillos


Szenzáció! (1936)

¿Algún húngaro entre los asistentes a la proyección? Si es así acaso pueda ayudarnos a desentrañar el enredo del mago torpe, su señora, el bigotón del traje a cuadros y el lanzador de cuchillos.


Nosotros, por más que vemos la película, no lo hemos logrado. El caso es que hemos desenterrado la copia de Szenzáció! atraídos por el argumento de uno de sus episodios y por el hecho de que Laszlo Vajda hijo, aquel Ladislao Vajda que tantas alegrías dio al cine español de los cincuenta, andaba entre sus directores.


Vajda se encarga de dirigir los otros dos episodios: una historia en claroscuros sobre un accidente en una mina finaliza con la reconciliación entre el trabajo y la empresa, entre la mano de obra y el capital; y otra, luminosa, que relata una anécdota apócrifa de la vida de Franz Liszt.


El episodio central, titulado “El lanzador de cuchillos”, es el que ha despertado nuestro interés, pero, al contrario que los dirigidos por Vajda, carece de cualquier elemento de puesta en escena que nos permita intuir lo que está ocurriendo. Vemos a un hombre que hace juegos de manos muy torpemente en la antesala del despacho del director del circo (o acaso de una sala de variedades). Está claro que su señora no tiene mucha confianza en sus dotes como mago. Tras la negociación con el director, el mago se maquilla y se traviste, suponemos que para actuar en algún número bufo. Y en eso aparece, vestido de jefe sioux, el lanzador de cuchillos…


La historia se desarrolla a base de diálogos cruzados entre estas cuatro paredes y poco más: el despacho, la antesala, un camerino… Resuelve expeditivamente, Istvan Sekely, el director más prolífico de Hungría en la década de los treinta donde llegó a dirigir unos treinta títulos. En 1939 huye a Estados Unidos donde, con el nombre de Steve Sekely, resulta menos fecundo pero no menos eficaz. Para la modesta Monogram dirige, por ejemplo, Women in Bondage (1943) y Revenge of the Zombies (1943). En los años cincuenta regresa a Europa y dirige uno de los clásicos del cine fantástico británico: The Day of the Triffids (La semilla del espacio, 1962).


La historia marco presenta al editor de un periódico (Lajos Gárdonyi) encomendándole diversos encargos a un reportero (Ernö Verebes). Es en el montaje inicial donde podemos ver en paralelo las noticias sensacionales a las que alude el título con la confección del diario, donde se encuentran las mayores virtudes de Szenzáció! Lo dicho: ¿algún húngaro entre los asistentes a la proyección?


Szenzáció (1936)
Producción: Magyar Film Iroda (HUN)
Directores: Itsvan Sekely y Ladislao Vajda.
Guión: Márton Keleti y Jenö Szatmári, a partir de relatosde Ferenc Herczeg, László Vadnay,  Gyula K. Halász y Károly Kristóf.
Intérpretes: Episodio marco: Ernö Verebes (el reportero), Lajos Gárdonyi (el editor), István Szegedi (Kocsis Szabó), Irén Ágay, Ilona Erdös, Sándor Peti, Anni Soltész, László Vadnay (él msmo). Episodio “El lanzador de cuchillos”: Ferenc Kiss (el minero), József Timár (el ingeniero). Episodio “El lanzador de cuchillos”: Gyula Kabos (Leó Szálka, el mago), Nusi Somogyi (su mujer), Gyula Szöreghy (el maestro de ceremonias), Zoltán Makláry (Gordon, el lanzador de cuchillos), Sándor Pethes (el secretario), Gyula Szöreghy. Episodio “En memoria de Katica”: Kálmán Rózsahegyi (Katica), Zoltán Szakáts (Franz Liszt), Blanka Szombathelyi. István Berend.
66 min. Blanco y negro.

27 de junio de 2013

El lanzador de cuchillos acatarrado


Joi Baba Felunath (1978), Satyajit Ray

Satyajit Ray se ha ganado un puesto en el Panteón por su trilogía en torno al personaje de Apu, tres películas rodadas entre 1955 y 1959 que narran la vida de un niño que nace en una familia bengalí muy pobre, cómo consigue acceder a la educación y el modo en que, finalmente, termina por aceptar a su propio hijo. Fuertemente influido por Chaplin y por Vittorio De Sica, Satyajit Ray se convirtió en uno de los primeros cineastas indios en obtener reconocimiento en Europa.


A lo largo de los años sesenta y setenta Ray prosigue cultivando una filmografía totalmente ajena al modelo “bollywoodense”, rodando en bengalí y publicando, a partir de 1965, novelas cortas y cuentos protagonizadas por un detective privado llamado Pradosh Mitter y conocido como “Feluda”. Es una especie de Sherlock Holmes que suele investigar sus casos acompañado por su sobrino Tapesh y con la asistencia ocasional del escritor de novelas populares Lalmohan Ganguli.


En dos ocasiones recurrió Ray a Soumitra Chatterjee, el actor que había encarnado al Apu adulto en la tercera parte de la trilogía, para que encarnara al detective. La primera fue Sonar Kella (1974) y la segunda en Joi Baba Felunath. En ésta, los tres amigos están de vacaciones y han decidido acudir a Benarés para presenciar las festividades que allí se celebran. De modo fortuito se ven envueltos en la investigación de un robo: un ídolo de oro con incrustaciones de piedras preciosas ha sido robado de casa de los Ghoshal después de que el enriquecido comerciante Maganlal Meghraj (Utpal Dutta) les hiciera una sustanciosa oferta por ella.


Maganlal les da una cita en su casa. Pretende que “Feluda” renuncie a la investigación a cambio de una compensación económica, pero el investigador es un hombre íntegro y ha aceptado un encargo que piensa llevar hasta el final.

De los tres visitantes, el cobardica Ganguli (Santosh Dutta) es el más preocupado. Sus sospechas de que puedan ser envenenados se confirman cuando su anfitrión les ofrece unos sorbetes para mitigar el bochorno. Ante la reticencia de Ganguli le anima a beber. El veneno no le parece la mejor solución para deshacerse de nadie… Hay otros métodos.


Es entonces cuando llama a sus criados que traen un cofre cuyo contenido nos será revelado con acompañamiento musical y profusión de detalles: una colección de cuchillos de Kanchan Nagar. Son propiedad de Arjun (Kamu Mukherjee), antiguo empleado del circo privado del rey de Harbanspur.


Arjun sufre un tremendo resfriado circunstancial y una miopía permanente, pero asegura que podrá realizar su número sin contratiempos. Por supuesto, Ganguli no las tiene todas consigo cuando es invitado a colocarse como blanco humano, para que Arjun demuestre que, efectivamente, se encuentra en forma.


Tras apurar el sorbete, Ganguli se coloca contra el panel. Entre toses, esputos y miradas por encima de los gruesos lentes, el lanzador de cuchillos acatarrado empieza a lanzar los cuchillos. “Feluda” y Tapesh (Siddharta Chatterjee) no se atreven a mirar…


Por supuesto, el misterio del ídolo desaparecido termina por resolverse de un modo inesperado. Para ello, “Feluda” y sus compañeros contarán con la ayuda del más pequeño de los Ghoshal, un chico de unos ocho años que sabe que las viejas leyendas hinduistas son tan reales como Tintín o El hombre enmascarado.


Joi Baba Felunath (1978)
Producción: R.D. Bansal & Co. (IND)
Guión, Dirección y Música: Satyajit Ray, de su novela homónima.
Intérpretes: Soumitra Chatterjee (Pradosh Mitter “Feluda”, Santosh Dutta (Lalmohan Ganguli), Siddharta Chatterjee (Tapesh Mitter), Utpal Dutta (Maganlal Meghraj), Jit Bose (Ruku Ghosal), Haradhan Banerjee (Umanath Ghosal), Bimal Chatterjee (Ambika Ghosal), Biplab Chatterjee (Bisash Sinha), Satya Banerjee (Nibaran Chakravarty), Moloy Roy (Gunomoy Bagchi), Manu Mukherjee (Machli Baba), Kamu Mukherjee (Arjun), Indubhusan Gujral (el inspector Tewari), Santosh Sinha.
112 min. Color.

24 de junio de 2013

La película perdida del Houdini serbio


Nevinost bez zastite (1968), Dusan Makavejev

Inocencia sin protección en 1942
Desconocíamos hasta ahora la existencia de Aleksic Dragoljub: forzudo, escapista, equilibrista, cineasta y promotor de sí mismo. Nacido en 1910 en Vilna, realiza estudios elementales y entra de aprendiz en una herrería. Desde entonces, el martillo es siempre un buen amigo, aunque no lo necesita para doblar una barra de hierro, algo que prefiere hacer con los dientes.


Gracias a sus habilidades y al entrenamiento permanente, Aleksic comienza una carrera en Belgrado como “el hombre de acero”, capaz de cualquier proeza. Desde muy pronto, consciente de que uno no es nada si los demás no saben de él, entra en contacto con el operador cinematográfico Stevan Miskovic para que filme sus ejercicios más sensacionales. Es así como quedan registrados para la posteridad el número de las dos jaulas suspendidas en el vacío con explosivos o el denominado “La columna de la muerte”.


No sólo eso, sino que a imagen y semejanza de lo visto en la película soviética Tsirk, el infatigable Aleksic construye su propio cañón con el que emprende una gira por Yugoslavia a la busca de proyectiles humanos y sólo se detendrá cuando se produzcan varios accidentes, uno de ellos mortal.


Mientras la II Guerra Mundial asola Europa, al bueno de Aleksic se le ocurre rodar la primera película sonora de ficción serbia. Se trata de un absurdo melodrama a mayor gloria propia, con intérpretes modestos y una dirección de un amateurismo sonrojante. Aleksic (él mismo) está a punto de acometer la proeza que culminará su carrera: sobrevolar Belgrado suspendido de un avión por los dientes. Mientras tanto, la muchacha que le ama (Ana Milosavljevic) es ofrecida por su madrastra (Vera Jovanovic) al poderoso Petrovic (Bratoljub Gligorijevic). Para rescatarla en el último instante, Aleksic debe hacer uso de todos sus recursos.


Según parece la película fue prohibida por las autoridades alemanas pues hacía competencia a sus propias producciones, pero una vez terminada la guerra, el protagonista y el resto del equipo hubieron de responder ante los tribunales yugoslavos de una acusación de colaboracionismo. El resultado de todo ello es que la película desaparece de la circulación y su pionerismo queda borrado de las historias del cine.


Inocencia sin protección en 1968
En 1968 Dusan Makavejev —del que ya proyectamos en la carpa Covek nije tica (El hombre no es un pájaro, 1965— localiza el material y propone a sus artífices la realización de un documental sobre la obra. Intérpretes, operador y productor comparten sus recuerdos ante la cámara y, cinco lustros después, Aleksic demuestra que aún se mantiene en forma gracias al poder de la autosugestión.


Pero la operación que realiza Makavejev no es un sencillo documental informativo, sino que, dinamitando el género desde dentro, organiza un collage en el que las imágenes del melodrama de 1942 coloreadas con plantilla conviven con películas de propaganda nazi y soviética en un todo orgánico en el que los reportajes de los números de Aleksic se yuxtaponen a las extáticas declaraciones de amor de Nada y los avances del rijoso Petrovic sobre ella se contrapuntean con gráficos del avance de las tropas alemanas en el frente del Este.


El collage también invade la banda sonora. La escena en la que Aleksic lucha por romper la cadena que le sujeta las muñecas para conseguir saltar a tiempo de una jaula suspendida en el aire y salvar a su compañero de exhibición, está montada al ritmo de “La Internacional”.


El entretejido de todos estos materiales da como resultado una fábula libérrima de corte brechtiano que satiriza la opresión. El “hombre de acero” sirve parigualmente como trasunto del héroe socialista y del superhombre nietzschiano. Pensemos lo que pensemos de sus métodos como showman o de su capacidad como cineasta, Aleksic Dragoljub deja huella en el espectador. Consciente de ello, Makavejev termina mostrándolo convertido en estatua viviente de sí mismo.


Nevinost bez zastite (1968)
Producción: Avala Film (YUG)
Director: Dusan Makavejev.
Guión: Dusan Makavejev, Branko Vucicevic.
Documental, con la participación de Aleksic Dragoljub, Bratoljub Gligorijevic, Vera Jovanovic, Ana Milosavljevic, Pera Milosavljevic, Ivan Zivkovic.
75 min. Blanco y negro y Color.

19 de junio de 2013

¡Sombreros hay muchos, so berzas!


A canção de Lisboa (1933), José Cottinelli Telmo

José Cottinelli Telmo (1897-1948) ingresa en la Escuela Superior de Bellas Artes lisboeta en 1915 y sale de ella con el título de arquitecto cinco años después. Desde muy pronto, su preocupación por la renovación estética le lleva compaginar la arquitectura con el diseño y con la creación de decorados cinematográficos. Como tal se emplea en varias películas producidas por la pionera Lusitania Films y dirigidas por Leitão de Barros, como Mal de Espanha, Malquerer o la inacabada O homem dos olhos tortos (todas de 1918).


Además, Cottinneli Telmo se hizo muy popular como dibujante de una serie de historietas aparecidas en la revista “ABC” tituladas Aventuras inacreditáveis, e com razão, do Pirulau que venida baloes y fue colaborador de las revistas especializadas “Kino” e “Imagem”.


Pero si ha pasado a la historia del cine es como director de la primera película sonora de largo metraje rodada íntegramente en Portugal. Los interiores de A Severa (1930), de Leitão de Barros, se habían tenido que rodar en los estudios de la Tobis en Epinay y el terceto de títulos rodados en portugués por Cavalcanti y Emmerich W. Emo en 1930-1931, habían tenido su centro de operaciones en los Studios Paramount de Joinville-lePont.


A canção de Lisboa es, antes que nada, una comedia. Una comedia con canciones, que no es exactamente lo mismo que una comedia musical. La trama no se pierde en florituras: Vasco (Vasco Santana) es un estudiante más preocupado por irse de parranda y cortejar a las muchachas que por sus estudios de Medicina o por pagar a sus acreedores.


De hecho, ha convencido a sus tías provincianas (Sofía Santos y Teresa Gomes) de que le sigan enviando dinero, primero para los estudios, y luego para poner una lujosa consulta. Pero, ay, las tías se presentan en Lisboa con intención de conocer el resultado de sus inversiones.


Vasco no tiene más remedio que urdir mil y una tretas para evitar que sus tías descubran la verdad. Para ello cuenta con la colaboración del sastre Caetano (António Silva), cuya hija Alice (Beatriz Costa), enamorada de Vasco, le ha convencido para que lo haga con el argumento de que algún día heredará la fortuna de sus tías.


El arranque es ilustrativo y hace honor al título. Mientras la letra desgrana las bellezas y dones de la capital lusa, la cámara de Cottinelli Telmo nos lleva de la zona monumental, por tejados y azoteas, a los barrios populares donde tendrá lugar la acción no sólo de ésta, sino de la mayoría de las comedias portuguesas del periodo de oro. Los incidentes subsecuentes tienen lugar en una verbena durante la noche de San Juan, en el Zoo, en un concurso de mises del barrio dos Castelinhos, o en una sala de fiestas donde se cantan fados.


Las canciones –cómicas, sentimentales, populares…- van incrustándose el hilo de la trama y sólo en tres o cuatro ocasiones adquieren autonomía. Una de ellas tiene lugar en el taller, cuando Alice canta sus amores por Vasco y sus sueños se trasladan a la pantalla. Canta entonces: “Tiene tanto encanto / hacer castillos en el aire, / dormir y no despertar. ¡Quién pudiera / vivir en el ilusorio ideal / de una quimera!”.


El concurso de reina de las costureras deja campo libre a la interacción entre dos comediantes de raza como António Silva y Beatriz Costa, pero el resto del metraje recae sobre las espaldas de Vasco Santana.


Algunos de sus diálogos –“¡Sombreros hay muchos, so berzas!” o “¡El fado es el veneno de la raza! Yo soy médico y tengo la obligación de sanar las lacras sociales. Habiendo tantas semanas, ¿por qué no se organiza la semana anti-fadista? ¡Uno para todos y todos contra el fado!”- se convierten en auténticas creaciones. La facundia verbal de Vasco es el correlato exacto de su orondez de tentetieso, pero no por ello se obvian apuntes de slapstick –con batalla de masa pastelera incluida- ni el humor arrevistado, medio del que proceden la mayoría de los intérpretes.


Como curiosidad, destacar que el amigo de Vasco que le propone ir al Retiro de Alexandrino donde triunfará como cantante de fado, es nada menos que el centenario director Manoel de Oliveira, entonces todavía en su etapa de deportista y aspirante a realizador, cuya tarjeta de presentación había sido el documental formalista Douro, faina fluvial (1931).


La producción de A canção de Lisboa surgió como una especie de apéndice, en el curso de la construcción de los estudios de la Tobis portuguesa diseñados por Cottinelli Telmo. El éxito rotundo de la cinta en Portugal y Brasil, permitió financiar la finalización de las obras. Luego, se centra en los encargos que le propone el gobierno, convirtiéndose en uno de los diseñadores punteros del salazarismo, en el “arquitecto del Régimen”, del que quiso distanciarse en 1948, poco antes de su prematura muerte accidental a los cincuenta años. A la realización cinematográfica había regresado puntualmente, una década atrás, para realizar tres documentales ferroviarios, hoy desaparecidos.



A canção de Lisboa (1933)
Producción: Tobis Portuguesa (POR)
Guión y Dirección: José Cottinelli Telmo.
Intérpretes: Vasco Santana (Vasco), Beatriz Costa (Alice), António Silva (Caetano), Manoel de Oliveira (Carlos), Alfredo Silva (el zapatero), Sofía Santos y Teresa Gomes (las tías de Vasco), Eduardo Fernandes (Quicas), Ana María (Ana da Graça), Silvestre Alegrim (el camarero del Retiro), Alvaro de Almeida (el hombre del sombrero en el Zoo), Carlos Deus (el policía), Francisco Santos, José Victor y Guimarães Frazão (examinadores), Henrique Alves y José Santos Alcibiado (jurado), Malveira, Maria Albertina, Fernanda Campos .
90 min. Blanco y negro.

10 de junio de 2013

Coney Island, fin de siglo


Coney Island (1943), Walter Lang

En 1943 las piernas de Betty Grable eran el sueño de todos los soldados estadounidenses. 20th Century Fox puso al servicio de su estrella una glamourosa producción en Technicolor que recreara los buenos viejos tiempos. Y para ello, ¿qué mejor que colocar a la estrella en el Joe Rocco’s Ocean Garden de Coney Island?


Joe Rocco (César Romero) y su rival Eddie Johnson (George Montgomery) compiten por el amor de la bella Kate Farley (Grable), al tiempo que intentan triunfar en el proceloso mundo de las barracas de atracciones.


Richard Day, que ya había trabajado como figurinista con Stroheim en Merry-Go-Round  (Los amores de un príncipe, 1923), se encarga de recrear las atracciones de fin de siglo en los estudios de la Fox en California.



Phil Silvers, como sidekick de Montgomery, se encarga de insuflar unas dosis de comedia al conjunto, sobre todo en las escenas en las que tiene que atraer a los clientes para que visiten el harén de un sultán.


Aparte de las canciones de la señorita Grable y otros números de sabor añejo, en Coney Island se puede ver en acción al maestro de la armónica Leo Diamond acompañado por el trío The Solidaires.


No la hemos visto completa, así que no les contamos más. Aquí la tienen en siete partes gracias a los piratas rusos: 
https://vk.com/video/@id241870081?z=video241870081_168662992%2Fpl_241870081_-2
 , así que tiren del hilo para verla entera.

Coney Island (1943)
Producción: Twentieth Century Fox Film (EEUU)
Director: Walter Lang.
Guión: George Seaton.
Intérpretes: Betty Grable (Kate Farley), George Montgomery (Eddie Johnson), Cesar Romero (Joe Rocco), Charles Winninger (Finnigan), Phil Silvers (Frankie), Matt Briggs (William 'Willie' Hammerstein), Paul Hurst (Louie) y Leo Diamond and His Solidaires.
96 min. Color (Technicolor)