Basada de nuevo en un guión de Reeve y Grey, la película
sigue la fórmula de The Mystery Master
—una trama ligera que permite a Houdini demostrar sus habilidades escapistas— pero
esta vez en un solo episodio en vez de en quince.
Harvey Hanford (Harry Houdini) es apresado por la policía
acusado de habercometido un
asesinato. Tarda poco en escaparse de los calabozos, como es de esperar, y emprende
la búsqueda de los verdaderos criminales que, además, han raptado a su novia.
El caso es que de toda la película solamente se
conservael momento del accidente
de los dos aeroplanos, hecho que, según cuentan, fue fortuito, pero que Houdini
utilizó al máximo para promocionarse y promocionar la película. Harry Houdini
no sólo era capaz de librarse de cualquier atadura, también era capaz de
librarse de la muerte.
En realidad, Houdini, gran aficionado a la aviación, no
estaba en ninguno de los dos aviones y su puesto lo ocupaba un doble, el
teniente Robert Kennedy, que tenía
la difícil tarea de descolgarse por una cuerda de un avión a otro. Para otras
escenas igualmente peligrosas utilizaban muñecos de tamaño natural como hemos
podido comprobar en algunas fotografías.
Buscando
información sobre la película nos hemos encontrado con un blog que está casi
dedicado en su totalidad a aspectos relacionados con The Grim Game, al que os aconsejamos visitar si queréis saber más
detalles sobre esta película perdida de Houdini: [http://harryhoudinicircumstantialevidence.com/]
The Grim Game (1919) Guión: Arthur B. Reeve y John Grey Director Irvin Willat Harry Houdini (Harvey Hanford), Thomas Jefferson (Cameron), Ann Forrest (Mary Cameron), Augustius Phillips (Clifton Allison), Tully Marshall (Richard Raver), Arthut Hoyt (Dr. Harvey Tyson), Mae Busch (Ethel), Ed MArtin (Policía) y Jane Wolf (Hannah). Blanco y Negro
The Master Mystery (Harry Grossman y Burton L. King , 1919)
Después
de un fallido proyecto anunciado por los hermanos John Ernest y George Maurice
Williamson —pioneros en la fotografía bajo el agua: 20,000 Leagues Under the Sea (1916) y The Submarine Eye (1917)— en el que también estaría implicado el
creador de Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle, Harry Houdini consigue, por
fin, un contrato para realizar un proyecto en el que estaba implicado Arthur B.
Reeve, un prestigioso escritor por entregas.
Concebida
como un serial de quince capítulos, The
Master Mystery no se ha conservado en su totalidad por lo que algunos
distribuidores editaron de nuevo el material para conseguir la idea de una
película completa. La edición que hemos tenido la oportunidad de ver respeta
los diferentes episodios en su secuencia original, aunque no están todos los
capítulos y algunos de ellos están resumidos en unas pocas líneas.
Como
ya explicamos en la anterior entrada, Houdini quería utilizar el cine como
plataforma para conservar e incrementar su fama —que en 1910 se encontraba en
su momento más álgido— y mantener su cuenta corriente con altos dividendos.
Pero también era importante, para un artista de su personalidad, poder
presentarse como el superhéroe que creía ser y resaltar otras cualidades que el
artista quería vender, como su humanitarismo y patriotismo, su capacidad detectivesca
y la utilización de artilugios innovadores como los micrófonos ocultos,
escafandras, aparatos de video, balas de gas, submarinos, etc., que le situaban
como un gran inventor.
De
hecho esta primera aproximación cinematográfica de Houdini reúne todos estos
ingredientes en una mezcla no fácil de digerir al visionarla de un tirón.
Imaginamos que en porciones administradas cada semana, el espectador estaría
más dispuesto a ver una y otra vez a nuestro héroe en acción.
La
acción transcurre en la mansión de Peter Brent (Jack Burns), presidente de la
International Patents Inc., una empresa dedicada a patentar determinados
inventos y bloquear su fabricación —los guardan en un sótana que llaman la
Tumba de las Genialidades— para beneficio de otros inventores y otras patentes
y sobre todo para beneficio de ellos mismos.
Quentin Locke (Harry Houdini), es un reciente
empleado de la compañía que en realidad trabaja para el Departamento de
Justicia que ya está detrás la trama delictiva. Quentin está enamorado de la
hija de Brent, Eva (Marguerite Marsk), que a su vez es pretendida por Paul (Kin
Pike), hijo de Balcom (Charles Graham), socio de Brent que quiere hacerse con
el negocio. También está Zita Dane (Ruth Stonehouse), secretaria de Brent, pero
que secretamente trabaja para Balcom.
En una cueva a la que se accede desde la
mansión, una banda de malhechores dirigidos por un autómata —posiblemente el
primer robot de la historia del cine— maquinan en contra de Brent con la
ayuda de un gas maléfico, procedente de Madagascar, que enloquece a quien lo
aspira.
Los quince episodios dan para muchos enredos
y para muchos más personajes, pero sobre todo permiten a Houdini mostrar sus
habilidades escapistas pues prácticamente todos los capítulos acaban con el
mago maniatado, encerrado o a punto de morir ahogado.
Houdini abre una cerradura con la varilla de un paraguas; se libra de unas esposas y de una chaqueta de fuerza con facilidad; con
la ayuda de los pies se libera de una nueva encerrona; escapa de unas cadenas
bajo el agua; más tarde escapa de una caja que los malvados han arrojado al
agua; de una silla eléctrica justo antes del primer chispazo; de un amarre con
alambre de espino mientras se desliza el ácido; se libra en el último momento
de ser aplastado por un ascensor y también de una sofisticada tortura china. En
fin, Houdini es un maestro del escapismo y la serie está escrita para su mayor
gloria.
Lo mejor del serial, los andares del
autómata, su manera de dar órdenes y la cara de Houdini, una cara “de película”,
que siempre parece estar sospechando de alguien y pensando la mejor manera de
solucionar los problemas que se le presentan.
Los
títulos de los diferentes capítulos son: (1) Living Death (2) The Iron Terror
(3) The Water Peril (4) The Test (5) The Chemist's Shop (6) The Mad Genius (7)
Barbed Wire (8) The Challenge (9) The Madagascan Madness (10) The Binding Ring
(11) The Net (12) The Death Noose (13) The Flash of Death (14) The Tangled Web
(15) Bound at Last or The Unmasking of the Automaton
The
Master Mystery
(1919)
Directores:
Burton King y Harry Grossman
Guión:
Charles Logue y Arthur B. Reeve
Intérpretes:
: Harry Houdini (Quentin Locke), Marguerite Marsh (Eva Brent), Ruth Stonehouse (Zita
Dane), Edna Britton (‘De Luxe’ Dora), William Pike (Paul Balcom), Charles
Graham (Herbert Balcom), Floyd Buckley (Q, el autómata), Jack Burns (Peter
Brent), Bob Rose (doble de Houdini)
Si hablamos sobre Ehrich Weisz, seguramente, poca gente
sabría quién es el personaje al que nos referimos, pero si escribimos Harry
Houdini, todo el mundo sabe que estamos hablando del gran escapista, mago y
azote de espiritistas, de finales del siglo XIX y principios del XX [http://www.thegreatharryhoudini.com/].
Harry Houdini (1874-1926), de familia húngara emigrada a
Estados Unidos, fue muy popular en su época y todavía hoy es admirado y
considerado como uno de los grandes maestros de la magia. Su vida ha sido llevada
a la pantalla, con mayor o menor fortuna, en varias ocasiones y su imagen
escapándose de una cárcel de Scotland Yard o liberándose de las cadenas en una
jaula sumergida en el mar, o en una caja llena de agua sobre un escenario, son instantáneas que permanecen en nuestra memoria
gracias a esas películas y a numerosos documentales y libros sobre magia o escapismo.
En Circo Méliès queremos dedicarle varias entradas
ocupándonos principalmente de su poca conocida faceta de actor, sin olvidarnos
de las películas más importantes que nos cuentan, aún ajustándose poco a la
realidad, su vida y su obra.
La primera aparición documentada de Houdini en una
película está datada en 1901 y la firma la compañía francesa Pathé. Su título: Merveilleux
Exploits du Célébre Houdini à Paris, que desafortunadamente está perdida y de
la que se conservan algunas fotografías. Tengamos en cuenta que apenas han
pasado 6 años desde que los hermanos Lumiere presentan su cinematógrafo en
París. El espectáculo de Houdini era muy exitoso y sus giras, tanto americanas
como europeas, tenían aseguradas la afluencia de público, pues el mago era un
experto promotor de si mismo y sus retos eran ampliamente divulgados por la
prensa.
En 1907 Houdini aparece de nuevo, en calzones, rodeado de
una multitud expectante para ver como se escapa de unas esposas colocadas por
la policía momentos antes de tirarse desde el puente de Weighlock en Nueva York.
También se conservan algunas grabaciones de su famoso número de escape de una camisa
de fuerza aunque estas están fechadas bastante más tarde. Lo que podemos
comprobar viendo estos metrajes es la popularidad de este mago y su astucia
para publicitarse en las diferentes ciudades en las presentaba su espectáculo.
A finales de la Primera Guerra Mundial, Houdini necesita algo
más que su espectáculo de vaudeville—imitado hasta el hartazgo— para conservar
su cuenta corriente y su fama a la altura de su valía artística. El cine era el
lugar donde numerosos artistas buscaban su segunda carrera y Houdini también lo
entendió así. Para él, meter la cabeza en el mundo del cine resultó más fácil
que a la mayoría. Sus aptitudes físicas y su renombre le facilitaron la tarea.
Lo difícil era mantenerse como estrella en un nuevo medio que Houdini desconocía
y del cual quería controlar todos los detalles referentes a su participación.
Un pack de tres dvd de Kino International, “Houdini, the Movie Star” nos permite conocer más a fondo el trabajo de Houdini como actor.
Las películas, que proyectaremos próximamente en nuestra carpa para refrescarnos del
calor, son:
The Prestige (El truco final, 2006), Christopher Nolan Dos magos, Robert Angier (Hugh Jackman) y Alfred Borden (Christian Bale), mantienen una rivalidad extrema que les llevará a cometer acciones que ni ellos mismos imaginan. Los celos profesionales vienen de lejos. De cuando ambos trabajaban para el mago Milton (Ricky Jay) y John Cutter (Michael Caine) que es el ingeniero de las ilusiones de Milton. A Ricky Jay ya le hemos traído a estas páginas pero no como actor —ha participado en decenas de películas y en muchas de ellas como mago— sino como autor de algunos de los libros más interesantes y mejor editados de nuestra colección dedicada al sideshow.
La esposa de Angier, Julia (Piper Perabo),
se ahoga durante una actuación en un tanque
transparente repleto de agua porque Borden ata las muñecas de Julia con un nudo Landgford doble en lugar de un simple
corredizo, el que siempre han usado. Julia, una vez dentro del tanque, no logra
desatarse y Borden, impactado por la duda de lo que en realidad ha hecho, se convierte en el responsable de su muerte, En el funeral,
Borden enfurece a Angier al no recordar qué clase de nudo ató.
Los dos prosiguen su carrera en solitario, Borden como "El Profesor" y Angier como "El Gran Danton". Borden contrata a Bernard Fallon como su ingeniero, mientras Angier trabaja con Cutter y su atractiva asistente Olivia Wenscombe (Scarlett Johansson). Durante una sesión de magia, Borden conoce a Sarah (Rebecca Hall), con la que se casan y tiene una hija, Jess.
Los dos magos se dedican a boicotear las actuaciones del otro: Angier
provoca la amputación de dos dedos de Borden cuando interrumpe el número de la captura de una bala. Borden, disfrazado, sabotea el acto de
Angier para dañar su reputación.
Con el tiempo, Borden consigue un rotundo éxito con un nuevo efecto mágico llamado El hombre Transportado. Angier, obsesionado con conocer el secreto de Borden, envía a Olivia para espiar a Borden. Angier ha creado —con la ayuda de un doble— una copia del número de Borden y lo llama El Nuevo Hombre Transportado, pero sigue empeñado en conocer el secreto de Borden pues él cree que El Profesor no utiliza un doble. Olivia acaba enamorándose de Borden lo que le permite a este sabotear nuevamente el número de Angier, dejándole tullido de una pierna. Para vengarse Angier y Cutter entierran vivo a Fallon y exigen la clave de la ilusión de Borden para liberarlo.
La clave es la palabra "Tesla". Angier viaja a Colorado Springs en busca de Nikola Tesla (David Bowie) y le pide que construya una máquina de teletransportación. Cuando descubre que ha sido engañado nuevamente por Borden, vuelve furioso al laboratorio de Tesla para exigirle que le devuelva su dinero, pero casualmente descubre que la máquina de Tesla crea una
copia exacta de cada objeto y deja el original intacto. Tesla abandona
Colorado Springs pues su rival, Thomas Edison, envía secuaces para que le incendien el laboratorio. Antes de irse deja a Angier una versión de la máquina, no sin advertirle que es mejor que la destruya.
Ahora se han cambiado las tornas. El acto de transportación de Angier es realmente asombroso y después de desaparecer entre los rayos eléctricos de la máquina de Tesla, Angier aparece a los tres segundos en una balconada del teatro, La curiosidad le puede a Borden que se cuela en el espectáculo de Angier justo en el momento para ver como el mago cae en un tanque de agua y muere ahogado. Borden será acusado de asesinato.
¿Demasiada información? Pues ahí no acaba todo porque como en los grandes números de magia, falta el efecto final, "The prestige", como lo llaman en la película. Pero como buenos aficionados a la magia no desvelaremos el truco. Dejaremos que sea el espectador el que descubra el secreto. The Prestige (El truco final, 2006) Producción: Warner Bros. Pictures (USA). Director: Christopher Nolan. Guión: Jonathan Nolan y Christopher Nolan basado en la novela de Christopher Priest, "The Prestige".
Intérpretes: Hugh Jackman (Robert
Angier), Christian Bale (Alfred Borden), Michael Caine (Cutter), Piper Perabo (Julia McCullough,
Rebecca Hall (Sarah Borden), Scarlett
Johansson (Olivia
Wenscombe), Samantha Mahurin (Jess
Borden), David Bowie (Nikola Tesla), Andy Serkis (Alley), Ricky Jay (Milton), (Daniel Davis (Juez)
Ceare Gabrielli
nació en 1881 en Pontedera. Se ocupó en oficios varios y dicen las malas
lenguas que en el de vendedor ambulante fue donde descubrió sus dotes para el
hipnotismo. Pero, ay, el fascismo prohíbe tales prácticas, por lo que Cesare,
ya convertido en el “Profesor Gabrielli”, se ve obligado a reciclarse en
prestidigitador y telépata. Es por esto que también se hace llamar “la radio
humana”. Durante treinta años gozó de gran celebridad, D’Annunzio lo honró con
su amistad y Thomas Mann se inspiró en él para uno de sus cuentos: “Mario und
der Zauberer”, que fue, a su vez, adaptado a la pantalla por Klaus Maria
Brandauer en 1994. El mago Sik-Sik, al que ya hemos visto en la carpa,
surgió también de la impresión que causó en Eduardo De Filippo su figura.
Gabrielli falleció
en Milán, en 1943, poco después de rodar I
bambini ci guardano, a lo que sabemos, el único registro audiovisual de sus
habilidades:
La película es una
adaptación de Pricò, primera novela
de Cesare Giulio Viola, que antes de llegar a las librerías en 1924 de la mano
de Mondadori aparece seriada en la prestigiosa revista “Nuova Antologia” de la
que Viola era redactor jefe. El novelista narra con un estilo conciso y
elíptico la desaparición de la madre: una ausencia inexplicable para el pequeño
Pricò: precoce, precoz. A la fuerza,
claro.
Porque su madre
(Luciana De Amborsis) se fuga con su amante (Adriano Rimoldi), dejándolo al
cuidado de un padre (Emilio Cigoli) que no sabe qué hacer con su hijo. La mujer
regresará cuando Pricò caiga enfermo la madre regresará y, durante unos días,
en la playa de Alassio intentarán recuperar la estabilidad familiar y la
felicidad. Sin embargo, el trabajo reclama al padre en Roma y el amante de la
madre se presenta en la villa veraniega, precisamente durante la velada del
Profesor Gabrielli en el Grande Albergo.
Como para el resto
del mundo adulto, Pricò es un estorbo para el mago. Éste finaliza su número
sacando pañuelos, cintas y palomas de cinco chisteras que el público acaba de
comprobar que estaban vacías y que no tenían truco alguno. Pricò ha entregado
una de ellas y ahora permanece a un metro de la batería de mesitas donde el
prestidigitador ejecuta sus juegos de manos, intentando penetrar el prodigio.
Pero el misterio no se deja desflorar así como así y Pricò saldrá de allí más
perplejo que maravillado y debiendo enfrentarse al comportamiento adulto, tan
indescifrable como los trucos del mago Gabrielli.
I bambini ci
guardano (1943)
Producción: Scalera Film – Invicta (Italia).
Director: Vittorio De Sica.
Guión: Cesare Zavattini, Vittorio De Sica, Cesare Giulio Viola,
Gherardo Gherardi, Margherita Maglione, Adolfo Franci, Maria Doxelofer, basado
en la novela “Pricò” de Cesare Giulio Viola.
Intérpretes: Luciano De Ambrosis (Pricò), Isa Pola (Nina, su madre),
Emilio Cigoli (Andrea, su padre), Adriano Rimoldi (Roberto, el amante),
Giovanna Cigoli (Agnese, la criada), Jone Frigerio (la abuela), Cesare
Gabrielli (él prestidigitador), Maria Gardena (la señora Uberti), Tecla Scarano
(la señora Resta), Dina Perbellini (la tía Berelli), Nicoletta Parodi
(Giuliana), Zaira La Fratta (Paolina), Mario Gallina (el médico), Olinto
Cristina (el rector del colegio), Armando Migliari (el “commendatore”), Lina
Marengo, Riccardo Fellini.
La carrera de Luciano Emmer ha sido de un
prolífico que aturde. Realizador de pretigiosísimos documentales de arte en los
años cuarenta del pasado siglo, artífice de algunas de las mejores comedias
corales italianas durante la siguiente década, realizador televisivo y
documentalista en los setenta… En la primera década del presente siglo,
cumplidos ya los ochenta años, tan longevo como entusiasta, Emmer se embarca en
una nueva etapa de dirección de largometrajes... Uno de los últimos es L’acqua… il fuoco.
La cinta se construye sobre estos dos
principios telúricos para contar la historia de tres mujeres que desafían a su
destino. Las tres están encarnadas –no hay término más apropiado- por la diva
televisiva Sabrina Ferilli. Ella es Stefania, la turinesa abandonada por su
marido a la que sus hijos plantan el día de su cumpleaños; Elena, la mujer que
se tira al Sena y es rescatada por un clochard
(Olivier Pagès); y Stella, factótum de un circo familiar en Luxemburgo, en el
episodio que nos interesa.
El Cirque Etoile es apenas una roulotte
aparcada en cualquier sitio ante la que se colocan unas sillas de tijera. El
drama, tan íntimo como el circo en el que trabajan, es el de un payaso
(Giancarlo Giannini) entregado de tal modo al alcohol desde que su mujer lo
abandonara que no se tiene en pie para salir a actuar.
Suyos son el número del hombre-orquesta y el
del tragafuegos infernal conocido como Diabolique. Su adicción llega a tal
extremo que, a pesar de haber pedido un último trago de coñac, para poder salir
a actuar, es capaz de tragarse el bebedizo con el que realiza su número.
Ha llegado a tal estado porque una mujer lo
abandonó. Poco le importa tener a su lado a Stella, que hace lo que puede como
organizadora general y como malabarista con unas mazas, y su hija Avril (Eloise
Eonnet), que abre cada noche el espectáculo con su paseo por el alambre cuyo
momento culminante es un salto mortal que no vemos.
Participa en esta película nuestro amigo James Thierrée, nieto de Charles Chaplin y a quien hemos acompañado en otras aventuras fílmicas —Bye Bye Blackbird (Robinson Savary, 2005) y La Belle Verte (Coline Serreau, 1996)— y en otros encuentros circenses.
Cuando David deba ser ingresado a causa de una
cirrosis galopante y Avril decida que tiene que encontrar su propio camino en
la vida, Stella deberá enfrentarse a la necesidad de sacar adelante “el circo
más pequeño del mundo”.
L’acqua… il fuoco/ L'eau... Le feu (2003)
Producción:
Buskin Film (LUX) / Factory (LUX) / con el apoyo del Ministero per i Beni e le
Attività Culturali (MiBAC) (IT)
Guión y
Dirección: Luciano Emmer
Intérpretes:
Sabrina Ferilli (Stefania / Elena / Stella), Giancarlo Giannini (David), Eloise
Eonnet (Avril), Olivier Pagès (Bernard, el clochard), Valérie Kaprisky (Iris),
James Thiérrée (Enrico), Domiziano Arcangeli. Massimo Tellini.