12 de julio de 2013

Ficheras en el Tabú


Distinto amanecer (1943), Julio Bracho

¡Ay, qué tiempos, señor don Simón! cantan en la pantalla del cine en el que se refugia el sindicalista Octavio (Premio Armendáriz) huyendo de un asesino a sueldo del gobernador Vidal (Enrique Uthoff). Es el trayecto de la primera a la cuarta película de Julio Bracho, de la comedia porfiriana protagonizada por Joaquín Pardavé a la primera colaboración de Bracho con su hermana, Andrea Palma, diez años después de que ésta creara el arquetipo de la mujer caída del cine mexicano en La mujer del puerto (1933).


En el cine, Octavio se encuentra casualmente con Julieta (Andrea Palma), antigua compañera de la Universidad y amor no consumado, pues ella se casó con el intelectual Ignacio (Alberto Galán).


Diez años después Octavio es un concienciado líder sindical que acaba de ver morir a su compañero cuando iban a recoger unos papeles comprometedores para el gobernador; Ignacio ha renunciado a su amor y a su carrera, sumiendo a su familia en la miseria; y Julieta ha terminado en el Tabú, de fichera, taxi-dancer
Cada noche un amor,
distinto amanecer,
diferente visión.
dice el bolero de Agustín Lara que canta Ana María González.


Porque si algo trae de nuevo al cine mexicano Distinto amanecer es la intelectualización de este ambiente denso y pegajoso del Tabú, donde se baila al ritmo de boleros, danzones y sones cubanos.


Se suele tirar de Casablanca (1942) como modelo del triángulo amoroso que configura la película de Bracho. Sin embargo, el armazón simbólico, la carga literaria de los diálogos, el fatalismo sin escapatoria, el hecho de que toda la acción ocurra a lo largo de una noche… nos remiten invariablemente al cine de Carné y Prevert, Le quai des brumes (1938) y Le jour se lève (1939). Mexicanizarlo, hacerlo suyo y utilizarlo como soporte de un thriller sobre la corrupción política es el principal mérito de Julio Bracho.


Escribía en 1968 el historiador del cine mexicano Jorge Ayala Blanco que la película había “envejecido mucho”. Coadyuvan a ello unas interpretaciones fantasmales, simbolizantes –excepción hecha de la de Pedro Armendáriz, que fue de las más vituperadas en el momento del estreno-, un guión fabricado a golpe de casualidad y de acciones inverosímiles y la teatralidad de las situaciones…


Pero todo ello queda relegado a un segundo plano cuando Octavio y Julieta bailan en el Tabú, rodeados de otras parejas y otros dramas, y sus sentimientos afloran, no en el diálogo, sino en el ritmo de un bolero en la voz pastosa de Ana María González.


Distinto amanecer (1943)
Producción: Films Mundiales (MX)
Director: Julio Bracho.
Guión: Julio Bracho, inspirado en “La vida conyugal” de Max Aub. Diálogos adicionales: Xavier Villaurrutia.
Intérpretes: Andrea Palma (Julieta), Pedro Armendáriz (Octavio), Alberto Galán (Ignacio Elizalde), Narciso Busquets (Juanito), Beatriz Ramos (la amante de Ignacio), Paco Fuentes (Memo, el gerente del Tabú), Octavio Martínez (Jorge Ruiz), Felipe Montoya (don Santos), Enrique Uthoff (el general Vidal), Maruja Grifell (la esposa de Ruiz), Lucila Bowling (Gloria, cabaretera), Manuel Arvide y Manuel Dondé (pistoleros), y las actuaciones musicales de Ana María González, Kiko Mendive y Yolanda de la Cruz.
108 min. Blanco y negro.

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