SI DE ALGO me alegro de haber nacido en los sesenta es por haberme librado de los espectáculos y canciones infantiles de Teresa Rabal. Aunque en mi infancia tampoco pude elegir, prefiero mil veces ser uno de los "niños de cuarenta" de Miliki, Fofo y compañía que imaginarme cantando y bailando “De oca a oca”, “Petardo”, “Comba de los niños”, “La muñeca Rebeca”, “Vamos a aprender cantando”, “Mariquilla” o “Veo veo”. Tampoco me hubiera imaginado que algún día me sentaría frente a esta película con la libreta de notas intentando encontrar algo sobre lo que escribir. Lo he hecho como "investigador que recurre a las fuentes" y como amigo, para que el Sr. Feliú no tenga que hacerse cargo de ella.
A pesar del futuro tan prometedor que le esperaba a la joven Teresa Rabal como actriz —es hija de los actores Paco Rabal y Asunción Balaguer y a los nueve años ya colaboró en la película Viridiana (1961), de Buñuel—, parece que el destino no lo quiso así. A pesar de sus colaboraciones en numerosas películas y programas televisivos dramáticos, no pasará a la historia como una gran intérprete de la Transición, sino como cantante y empresaria de espectáculos infantiles o presentadora de TV. El cruce de caminos tuvo lugar el 1 de mayo de 1977 en la aldea murciana La Cuesta de Gos, donde se casa con el cantante y compositor Eduardo Rodrigo en una boda a la que asistieron más de 6.000 invitados.
Desenrollar la indignación
A finales de los setenta y durante toda la década de los ochenta, el mercado de ocio infantil abrió sus puertas de par en par, en consonancia con los nuevos tiempos que nos tocaban vivir, y las propuestas de los promotores teatrales y de circo se multiplicaban con mejor o menor fortuna por toda la geografía española. Debido a la poca atención que hasta entonces habían recibido los espectáculos infantiles, tampoco estas nuevas propuestas o "fórmulas infantiles" resultaban demasiado acertadas y muchas de ellas contribuyeron de manera notable al definitivo desprestigio del circo español. Aunque a principios de los noventa, Eduardo Rodrigo tuviera protagonismo en la elaboración del Libro Blanco del Circo del Ministerio de Cultura y fuera uno de los impulsores de la escolarización ambulante –esfuerzo que hay que agradecerle en todo caso–, sus espectáculos circenses junto con Teresa Rabal, que recorrieron durante diez años toda España, no contribuyeron para nada, según mi opinión, al buen nombre del circo.
Un ejemplo de esto lo podemos encontrar claramente en esta película, realizada en 1982, con el único ánimo de promocionar su espectáculo "El Circo infantil de Teresa Rabal" y explotar una de las gallinas de los huevos de oro de la época. Lo más cercano a circo que hay en la película —además de unos planos metidos a capón de la carpa—, es un patético payaso llamado Margarito que lleva la calva-peluca desajustada, con arrugas y que habla emitiendo un falsete de patio de colegio. Lamentable.
Lo único que se salva es la frase de Petardo, el niño más travieso de la clase, cuando dice "desenrollar la indignación" en vez de desarrollar la imaginación. Es el único detalle de auténtico circo de toda la película.
La historia acontece en torno al doble papel que interpreta Teresa Rabal, dos hermanas gemelas (Paulina y Teresa), muy diferentes en cuanto a costumbres y concepción del mundo. Paulina es profesora en un colegio dirigido con mano férrea por Don Pelayo (Valeriano Andrés), un personaje demasiado autoritario y teatral, amanerado de movimientos y entonaciones. Teresa es cantante en un su propio espectáculo de niños.
La película comienza con una presentadora que anuncia el mayor espectáculo del mundo y… ahí sale ella, Teresa Rabal, contoneándose para los primeros niños de la democracia española. Un intercambio de papeles les permitirá a ambas conseguir sus objetivos. Paulina conseguirá a su novio y Teresa el permiso de sus padres para dedicarse al circo. Con este argumento, la película obtuvo el premio a la Mejor Película Infantil en la edición de 1985 del Festival de Cine de Moscú.
Los videoclips de los temas musicales están metidos también a capón, sin ningún sentido, y las letras son difíciles de analizar: ya os digo que soy de otra generación.
El de “Los Oficios” merece una mención especial. En un autobús destartalado viajan los niños y los profesores. Van cantando, alegres y despreocupados: "(…) me pongo de pie, me vuelvo a sentar (…)" pero subiéndose y bajándose a saltos de los asientos del autobús. Paradójicamente un programa de Educación Vial de Eduardo Rodrigo ha estado en funcionamiento en los colegios de EGB durante bastantes años…
En la actualidad Teresa es directora de la Fundación que lleva su nombre cuya principal actividad son los Premios Veo Veo y la promoción de una tienda de alta costura infantil. Eduardo Rodrigo gestiona más de 240 temas infantiles con más de 2.000.000 de copias vendidas, además de toda su extensa carrera discográfica.
Loca por el circo (1982)
Productora: Filmayer (ES)
Director: Luis María Delgado
Argumento: Eduardo Rodrigo y Vicente Coello
Guión: Vicente Coello
Música: Eduardo Rodrigo
Intérpretes: Teresa Rabal (Teresa y Paulina), Rafael Alonso (don Antonio, el padre de Teresa), Rafaela Aparicio (doña Enriqueta, la madre de Teresa), Miguel Ayones (Miguel el médico), Valeriano Andrés (don Pelayo), Luis Lorenzo (jardinero), Asunción Balaguer (doña Matilde, la directora del colegio), Luis Lorenzo (Antolín), Rafael Hernández (Fermín), Paco Camoiras (Sabino), Lola Lemos (Carmelita), Carmen Martínez Sierra (Serafina), Luis Barbero (el revisor), Marisol Ayuso, Margarito (Payaso).
89 min. Eastmancolor
1 comentario:
Me alegro mucho por el feliz matrimonio, que les vayan bien lñas cosas... pero lo que soy yo es oír de Teresa Rabal (o de su señor consorte) y salir escopeteado... imagínese, si usted que es de los sesenta se horroriza, qué voy a pensar yo, si los payasos de mi infancia ni siquiera son Gaby, Fofó y compañía, sino los Hermanos Tonetti y su Circo Atlas...
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