Delincuentes
(1957), Juan Fortuny
Tras un prólogo que nos remite a la esencia
del policial, con un antihéroe encallecido que se enciende un cigarrillo cuando
se le acaba el cargador de la pistola con la que se enfrentaba a la policía a
tiro limpio, Delincuentes nos introduce en un escenario mucho más cotidiano.
El “Nido de Arte” es un local del barrio chino
de cualquier ciudad portuaria del mediterráneo… recreado en los estudios Trilla
de Barcelona. Suelo adoquinado, dos farolas, un anuncio de Martini y un cartel
de variedades o boxeo son todo el atrezzo necesario para recrear un mundo. La
cámara, convenientemente elevada para no traicionar la ausencia de decorado más
allá de este modesto ángulo. Por allí aparece un tipo excéntrico definido no
sólo por la música burlesca del maestro Serramont, sino por su canotier y su
ajado esmoquin blanco. Es el “Caballero Godia”, “imitador de aves, único en el
mundo”.
En los primeros veinte minutos de Delincuentes tendremos ocasión de
disfrutar de las actuaciones de la plana mayor de quienes recalaban en la
Bodega Bohemia de la calle Lancaster de Barcelona. Porque no otra cosa es este
“Nido de Arte”, trasunto cinematográfico y apenas maquillado de un local
escueto en el que se dieron cita a lo largo del siglo XX artistas
verdaderamente bohemios de todo pelaje, generalmente en horas bajas.
Un tabladillo del tamaño de un pañuelo,
ocupado en buena parte por un piano de pared, y flanqueado por unos extraños
tótems que representan la tragedia y la comedia pero inspiradas en el arte
africano, sirve de escenario la actuación de Mercedes (Ginette Leclerc) y de un
muchacho perteneciente a una banda de pequeños rateros y traficantes que ha
debido renunciar a su carrera como bailaor.
Pero, sobre todo, podemos ver a dos de los
grandes clásicos de la Bodega Bohemia: Mery Alda y al fantasista ¡Oh, Gran
Gilbert! “el as de la canción taurina”.
Luego, la película se centra ya en su
moralizante argumento policial. La competencia de dos raterillos –Mario (César
Ojinaga) y Andrés (Mario Beut), el hijo de un mítico delincuente- por el amor
de Anita (Christine Carère); llegada de Tony (Robert Berri), un curtido
atracador marsellés que se aprovechará de ellos para que ejecuten una serie de
golpes más ambiciosos; y el regreso de “El Caíd” (Raymond Bussières),
regenerado tras quince años de presidio y dispuesto a que Andrés no siga su
camino.
La mayoría de las filmografías indican que la
película es una coproducción entre España y Francia, pero luego es imposible
localizar la productora gala. La diferencia de ocho minutos entre la película
estrenada en España y la versión que se proyectó en cines populares de Francia
y Bélgica invita también a sospechar que buena parte de las pintorescas actuaciones
en el “Nido de Arte” se perdieran por el camino.
Delincuentes (1957)
Producción:
Producciones Miguel Mezquíriz (ES)
Dirección:
Juan Fortuny.
Guión:
Ángel G. Gauna, Marius Lesoeur.
Intérpretes:
Ginette Leclerc (Mercedes), Christine Carère (Anita), Mario Beut (Andrés),
Raymond Bussières (“El Caíd”), Robert Berri (Tony), Miguel Ángel Valdivieso
(Martino), Manuel Monroy (el comisario), César Ojinaga (Mario), Mercedes
Monterrey (la amiga de Tony), Jesús Puche, Salvador Muñoz, Juanito Vargas,
Consuelo Vives. Oh Gran Gilbert, Mery Alda y Caballero Godia se interpretan a
sí mismos.
72 min.
Blanco y negro. FilmaScope.
1 comentario:
Hola señores Feliú y Javier,
Me interesaría que me pudieran contactar en referencia a su post: ¡Oh, Gran Gilbert! en el Nido de Arte.
La cosa es que estoy realizando una investigación sobre personaje "Caballero Godia" que ustedes también nombran en su artículo.
Muchas gracias y les felicito por su blog que ma parece fascinante!
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