24 de abril de 2024

Escamoteo de mil damas por el Gran Manderville


La casa de las mil muñecas (House of a Thounsand Dolls, 1967), Jeremy Summers

¿Qué mejor manera de escamotear a una jovencita que meterla en una urna de cristal en una sala de fiestas atestada de público y dar unos pases mágicos? El Gran Manderville (Vincent Price), asistido por la hermosa Rebecca (Martha Hyer) y el oriental Ah Toy (el irunés pasado por Hollywood Juan Olaguibel), lleva varios años ejecutando su número en todos los teatros de Europa.

Al parecer la Interpol no ha atado cabos, pero las chicas desaparecidas acaban invariablemente en un burdel de Tánger o cualquier otra ciudad que se pueda sugerir con una cúpula morisca y un par de palmeras; chilabas, feces y turbantes repartidos al buen tuntún entre la figuración y algún cartel en árabe completan el efecto. Que luego por la avenida principal de la ciudad norteafricana circulen taxis y autobuses madrileños es harina de otro costal.


Hasta allí ha llegado un valeroso caballero español (Sancho Gracia), dispuesto a encontrar a su novia, Diana (Maria Rohm), desparecida en Viena sin que al parecer la policía se haya tomado el más mínimo interés por aclarar el misterio. Un chivatazo le lleva hasta una “extraña casa de juegos”, que es el eufemismo que la censura debía admitir para denominar un burdel de lujo regentado por madame Viera (Yelena Samarina). Allí están las muchachas escamoteadas por el Gran Manderville a lo largo y ancho de Europa, aunque el millar se quede en una docena.


El joven pagará con su vida el intentar rescatar a Diana, pero su buen amigo Stefan Lemburg (George Nader), que está en Tánger de vacaciones con su mujer (Ann Smyrner), toma el relevo de la investigación. Mientras tanto, Diana y una compañera, intentan escapar de la casa —la otra afirma que cuando fue secuestrada trabajaba como acróbata en un circo— y son sometidas a tortura en un ritual harto frecuente en la serie de películas que Harry Alan Towers está rodando contemporáneamente sobre el doctor Fu-Manchú.


Armstrong cita a su mujer en el night-club donde actúa el Gran Manderville...


Todo empieza con una rutina clásica: con los ojos vendados, Rebecca adivina desde el escenario cuánto dinero lleva un joven en la cartera o lo que estudia otro que está en un palco. En realidad, se trata de una añagaza para localizar a una mujer sola entre el público e invitarla a entrar en la urna. Un aleteo de la capa del Gran Manderville y ¡alehop! la chica ha desparecido. Claro que el mago y sus asistentes no contaban con la existencia de Stefan Lemburg.



A partir de ahí los acontecimientos se precipitan y las diferentes tramas —los enfrentamientos de Lemburg con los sicarios de madame Viera, el nuevo secuestro de María, la inoperante investigación policial y la tortura de las pupilas de La Casa de las Mil Muñecas— nos conducen a trompicones hacia un desenlace en el que descubriremos que el artífice del diabólico plan no es el rey de corazones, sino la reina.


La casa de las mil muñecas / House of a Thousand Dolls (1967)
Producción: Hispamer Films (ES) / Constantin Film (RFA)
Dirección: Jeremy Summers. Guion: Harry Alan Towers (como Peter Welbeck) y María del Carmen Martínez Román. Fotografía: Manuel Merino. Música: Carlos Camilleri. Montaje: Alan Morrison. Decorados: Santiago Ontañón.
Intérpretes: Vincent Price (Felix Manderville), Martha Hyer (Rebecca), George Nader (Stefan Lemburg), Ann Smyrner (Marie Lemburg), Maria Rohm (Diana), Sancho Gracia (Fernando), Yelena Samarina (Madame Viera), José Jase (Ahmed), Milo Quesada (Luke), Juan Olaguibel (Ah Toy), Wolfgang Kieling (el inspector Emil), Herbert Fux (Abdu), Luis Rivera (Paul), Nieves Salcedo (Mitzi), Claudia Gravy (Kalim), Rafael Albaicín (comisario).
Color por Techincolor. Techniscope (2,35:1). 87 min.


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