13 de diciembre de 2020

Gato por liebre


Az prijde kocour (La historia que nunca ocurrió, 1963), Vojtech Jasny 

Gato por liebre. Y no es que haya engaño alguno en Az prijde kocour. Ocurre simplemente que lo que trae el mago en la chistera no es un conejo sino un gato. O una gata. Una gata con unas gafas con cristales de colores. Si miran por ellas verán que el apacible pueblecito en el que ustedes viven se transforma en un mundo fantástico que anticipa la sicodelia y en el que toda hipocresía queda al descubierto.
La conexión donostiarra de Vojtech Jasny 
Az prijde kocour es obra de Vojtech Jasny, hijo de un maestro de Moravia. Estudió Filosofía y ruso en Praga antes de iniciar una carrera como documentalista que desemboca en su dedicación al cine de ficción. Forma parte, por tanto de la generación de directores checoslovacos que emergieron durante los primeros sesenta, aunque, un poco mayor que Milos Forman o Vera Chytilová, procedentes de la FAMU, la Escuela de Cine de Praga.

Jasny ganó con esta película el premio especial del jurado en Cannes, en 1963, y formó parte de la primera delegación checoslovaca que visitó el Festival de San Sebastián en 1964. En aquel entonces el certamen donostiarra era la excusa del régimen para demostrar que en España se proyectaba cine de más allá del telón de acero y mantener una cierta apariencia de apertura cultural, que no política. Jasny concurrió a la Sección Informativa precisamente con Az prijde kocour, cuya presencia quedó oscurecida por la película a concurso Limonadovy Joe (Joe Kolaloka, 1964), de Oldrich Lipsky, una farsa musical en clave de ópera western que obtuvo la Concha de Plata. Aunque Az prijde kocour no se estrenó comercialmente en España circuló por algunos festivales y cine-clubs con el título de La historia que nunca ocurrió.

Jasny regresó a San Sebastián en 1977. Para entonces ya había tenido que salir por pies de Checoslovaquia. Esta vez la Concha de Plata fue para él, por su adaptación de la novela de Heinrich Böll, “Opiniones de un payaso”, así que a lo mejor nos volvemos a tropezar con él por aquí.

El mago, la trapecista y la gata 
El señor Oliva (Jan Werich, que también es el guionista) se nos aparece en un ventanuco del reloj de la torre y nos interroga: -¿Realidad o fantasía? Más bien parece fantasía…

Y pronto nos daremos cuenta de que es así cuando Robert (Vlastimil Brodsky) encomiende a sus alumnos que dibujen lo que más y lo que menos les gusta de la ciudad. Los papeles en blanco se animan con imágenes en blanco y negro de lo que de siniestro esconde lo cotidiano. Nadie se atreve a dibujar esto.
Jasny es un moralista. Robert se enfrenta al director del colegio (Jirí Sovák) cuando éste abate una cigüeña. La reprimenda apenas deja margen para la interpretación: llamar asesino a un superior no es lo más adecuado y sólo existe una verdad, la del recto camino que marca la autoridad. Robert filmaba a la cigüeña. El plano del director disparando a la zancuda es su simétrico inverso. Robert ama a los animales. El director está orgulloso de que la ciudad tenga el mejor museo de animales disecados del país: eso es lo que atrae a los turistas.

Desde la torre del reloj el señor Oliva nos presenta a los habitantes de la ciudad: Janek (Karel Effa), un perezoso que se hace pasar por cojo, y Marjánka (Vlasta Chramostová), trabajadora infatigable que carga con él cuando se finge enfermo; la cotilla (Alena Kreuzmannová), que pretende enterarse de lo que ocurre detrás de cada ventana; el dueño del restaurante (Jaroslav Mares), que agasaja a los representantes oficiales para que hagan la vista gorda…

Robert lleva al señor Oliva a clase. Servirá de modelo para que los niños deben dibujen “la realidad”, siguiendo la vieja norma del realismo socialista. Sin embargo, en un instante, el señor Oliva se ha embarcado en una historia que encanta a los niños y dispara su imaginación. La historia de su naufragio, de cómo conoció a la bella Diana (Emília Vásáryová) y a Mourka, una gata con gafas. Cuando se las quitaban la gente se volvía del color de sus acciones: los farsantes y mentirosos, violetas; los desleales, amarillos… En cambio los enamorados se volvieron rojos como amapolas.
Y de pronto la fantasía cobra vida. Al pueblo llega un camión rojo con un jazz band negro, Diana con el gato en brazos y el doble del señor Oliva como un mago vestido de verde.

Por la noche, en la plaza, tiene lugar el espectáculo. La sesión comienza con una pantomima protagonizada por prendas de ropa y utilería que se recortan contra el fondo negro. Los habitantes de la ciudad están encantados en tanto que la fábula resulta inofensiva, pero cuando el director y el profesor reconocen el incidente de la mañana en un sombrero con un rifle y un jersey con una cámara, la sátira es tan diáfana que el director no tiene más remedio que pronunciarse. Todo es una patochada: ¿quién habría de sentirse agredido por ello?

Luego, el mago lanza una serie de flores al público. La última se transforma, en el aire, en la bella Diana. Un ejercicio de levitación es el prólogo al número de la muchacha en el trapecio. Más tarde hacen su aparición los gatos equilibristas. Mourka se acerca a Diana que le quita las gafas. Se produce entonces un ballet frenético. Los amarillos y los grises se enfrentan con los rojos. El profesor, enamorado de la trapecista hasta las cachas, está de un rojo encendido, en tanto que su amante vira del amarillo al morado. El resto del pueblo huye en desbandada. Mourka ha desaparecido.

Todos buscan a la gata pero son los niños quienes la encuentran. Los habitantes del pueblo quieren matarla. El director del colegio considera que será una pieza estupenda para el museo de animales disecados. Robert y el señor Oliva aguardan el regreso de Diana y del señor Oliva para que la situación se resuelva. 

Lírica y satírica 
Az prijde kocour es una película deliberadamente poética, una sátira con ribetes amables y un derroche de técnica cinematográfica en un momento en que estas cosas se hacían en plan artesanal.

Cuando el señor Oliva se encuentra con su doble, el mago, se preguntan a qué se dedica cada cual. El mago acude con Mourka allá donde se les necesita, o sea, a todos sitios. El señor Oliva se pretende botánico; un jardinero que busca que la flor de la fantasía infantil no se marchite al concluir la infancia. Acaso a alguno de ustedes les resulte un tanto trasnochado. En ese caso, procreen, críen a sus vástagos y luego vean la película con ellos. Que la disfruten:


Az prijde kocour (La historia que nunca ocurrió, 1963) 
Producción: Filmové Studio Barrandov (CHE) 
Director: Vojtech Jasny 
Guión: Jan Werich y Vojtech Jasny. 
Argumento: Vojtech Jasny y Jirí Brdecka. 
Intérpretes: Jan Werich (el mago / Oliva), Emília Vásáryová (Diana), Vlastimil Brodsky (Robert, el profesor), Jirí Sovák (Karel, el director de la escuela), Vladimír Mensík (el conserje), Jirina Bohdalová (Julie), Karel Effa (Janek), Vlasta Chramostová (Marjánka), Alena Kreuzmannová (la cotilla), Stella Zázvorková (Ruzena), Jaroslav Mares (el dueño del restaurante), Jana Werichová, Ladislav Fialka, Karel Vrtiska, Václav Babka. 
91 min. Color.

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