Ceare Gabrielli
nació en 1881 en Pontedera. Se ocupó en oficios varios y dicen las malas
lenguas que en el de vendedor ambulante fue donde descubrió sus dotes para el
hipnotismo. Pero, ay, el fascismo prohíbe tales prácticas, por lo que Cesare,
ya convertido en el “Profesor Gabrielli”, se ve obligado a reciclarse en
prestidigitador y telépata. Es por esto que también se hace llamar “la radio
humana”. Durante treinta años gozó de gran celebridad, D’Annunzio lo honró con
su amistad y Thomas Mann se inspiró en él para uno de sus cuentos: “Mario und
der Zauberer”, que fue, a su vez, adaptado a la pantalla por Klaus Maria
Brandauer en 1994. El mago Sik-Sik, al que ya hemos visto en la carpa,
surgió también de la impresión que causó en Eduardo De Filippo su figura.
Gabrielli falleció en Milán, en 1943, poco después de rodar I bambini ci guardano, a lo que sabemos, el único registro audiovisual de sus habilidades:
La película es una
adaptación de Pricò, primera novela
de Cesare Giulio Viola, que antes de llegar a las librerías en 1924 de la mano
de Mondadori aparece seriada en la prestigiosa revista “Nuova Antologia” de la
que Viola era redactor jefe. El novelista narra con un estilo conciso y
elíptico la desaparición de la madre: una ausencia inexplicable para el pequeño
Pricò: precoce, precoz. A la fuerza,
claro.
Porque su madre (Luciana De Amborsis) se fuga con su amante (Adriano Rimoldi), dejándolo al cuidado de un padre (Emilio Cigoli) que no sabe qué hacer con su hijo. La mujer regresará cuando Pricò caiga enfermo la madre regresará y, durante unos días, en la playa de Alassio intentarán recuperar la estabilidad familiar y la felicidad. Sin embargo, el trabajo reclama al padre en Roma y el amante de la madre se presenta en la villa veraniega, precisamente durante la velada del Profesor Gabrielli en el Grande Albergo.
Como para el resto
del mundo adulto, Pricò es un estorbo para el mago. Éste finaliza su número
sacando pañuelos, cintas y palomas de cinco chisteras que el público acaba de
comprobar que estaban vacías y que no tenían truco alguno. Pricò ha entregado
una de ellas y ahora permanece a un metro de la batería de mesitas donde el
prestidigitador ejecuta sus juegos de manos, intentando penetrar el prodigio.
Pero el misterio no se deja desflorar así como así y Pricò saldrá de allí más
perplejo que maravillado y debiendo enfrentarse al comportamiento adulto, tan
indescifrable como los trucos del mago Gabrielli.
I bambini ci guardano (1943)
Producción: Scalera Film – Invicta (Italia).
Director: Vittorio De Sica.
Guión: Cesare Zavattini, Vittorio De Sica, Cesare Giulio Viola,
Gherardo Gherardi, Margherita Maglione, Adolfo Franci, Maria Doxelofer, basado
en la novela “Pricò” de Cesare Giulio Viola.
Intérpretes: Luciano De Ambrosis (Pricò), Isa Pola (Nina, su madre),
Emilio Cigoli (Andrea, su padre), Adriano Rimoldi (Roberto, el amante),
Giovanna Cigoli (Agnese, la criada), Jone Frigerio (la abuela), Cesare
Gabrielli (él prestidigitador), Maria Gardena (la señora Uberti), Tecla Scarano
(la señora Resta), Dina Perbellini (la tía Berelli), Nicoletta Parodi
(Giuliana), Zaira La Fratta (Paolina), Mario Gallina (el médico), Olinto
Cristina (el rector del colegio), Armando Migliari (el “commendatore”), Lina
Marengo, Riccardo Fellini.
90 min. Blanco
y negro.
2 comentarios:
Al centrarse sólo en las artes circenses y demás variedades artísticas siempre me quedo con un aura de misterio acerca de las películas en las que se incluyen éso números y que quedan retratadas muy superficialmente y a veces ni éso.
No se trata de una crítica es sólo un comentario.
¡Son los riesgos de la especialización, estimado don Angeluco!
En este caso, la película merece mucho la pena... independientemente del episodio del ilusionista. Pero, a veces hay que consignar estas cosas que al común de los mortales le pasan inadvertidas. ¡Tampoco era cosa de ponerse a seguir el hilo de Thomas Mann y Klaus Maria Brandauer, que nos hubiera llevado demasiado lejos del punto de partida! De modo que hemos preferido quedarnos aquí, en esta tierra de nadie que usted califica poéticamente de "aura de misterio".
Junto con Ossessione, de Visconti, y "Due passi fra le nuvole", de Blasetti, ésta es la tercera película que se puede apuntar el tanto de preludiar el Neorrealismo, antes del estreno casi simultáneo de "Roma, città aperta" y "Sicusciá". Véala sin miedo.
Gracias por sus comentarios, profesor Javier y Sr. Feliú
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