8 de abril de 2014

La morsa voladora


Sold at Auction (1923), Charles Parrott

Si Mack Sennett fue pionero en la definición del slapstick, Hal Roach fue su más firme cultivador a lo largo de los años, realizando a satisfacción el tránsito de la comedia silente al sonoro y manteniendo durante años la fórmula de la comedia de dos rollos. Sus grandes estrellas fueron Laurel y Hardy, Harold Lloyd, el polifacético Charley Chase y la pandilla de arrapiezos Our Gang. Pero nos hemos tropezado en otras ocasiones con intérpretes con personalidad propia creados en su factoría, como lasprincesas del slapstick Marion Byron y Anita Garvin, ZaSu Pitts y Thelma Todd, el comediante judío Max Davidson y el bigotón Harry “Snub” Pollard, del que nos ocupamos hoy.


Harry Pollard adoptó este apellido tras haber trabajado en una célebre compañía infantil de variedades de Melbourne denominada Pollard's Lilliputian Opera Company. Una vez radicado en Estados Unidos entra en contacto con el cine gracias a Bronco Billy Anderson. Trabaja junto a Chaplin en algunas películas de 1915 y se convierte en pieza fundamental del equipo que realiza las comedias de Harold Lloyd para la Rolin Films de Hal Roach. Pero después de cuatro años de actividad conjunta, Roach piensa que Lloyd es capaz ya de volar solo y que Pollard bien puede protagonizar su propia serie.


Sold at Auction está dirigido por Charles Parrott, alias Charley Chase y tiene el característico ritmo frenético que este sabía imprimir a las cintas de dos bobinas. El prólogo, que no tiene nada que ver con el resto de la película, ya nos predispone a la excentricidad que va a reinar durante el resto del metraje. Una madre abandona a su hijo en un canastillo a la puerta de una mansión. Veinticinco años después… el canastillo sigue en el mismo sitio y de él sale Pollard, ya criado, con su mostacho y su bombín.


El tráfico de Los Ángeles le convertirá inmediatamente en bala humana, lanzado por los aires una y otra vez hasta aterrizar en una sala de subastas donde intentan colocar un lote de botiquines de primeros auxilios. Su llegada resulta providencial. Los botiquines se venden como churros y Pollard se convertirá en puching ball humano con el que promocionar puños americanos y porras flexibles.


Durante sus desvanecimientos Charles Parrott utiliza recursos retóricos no muy habituales en el cine cómico, como una vela que se extingue a modo de metáfora visual del colapso o el propio fotograma que se deshace y se recompone cuando Pollard recobra el sentido. Más adelante, durante la segunda parte —un ir y venir para recuperar los muebles subastados por error— el efecto de los porrazos tendrá su correlato visual en la utilización del ralentí.


Aunque las escenas del aeroplano no están todo lo bien resueltas que debieran, Sold at Auction es una buena muestra del slapstick vertiginoso que seguía siendo el motor de las películas cómicas de dos bobinas a principios de la década de los veinte y una buena ocasión para conocer un poco mejor a Harry “Snub” Pollard, el tipo de los bigotes de morsa:


Sold at Auction (1923)
Producción: Hal Roach (EEUU)
Director: Charles Parrott “Charley Chase”.
Intertítulos: H.M. Walker.
Intérpretes: Harry “Snub” Pollard (el ayudante del subastador), Wallace Howe (el hombre que vende), James Finlayson (el comisario), Marie Mosquini (su mujer), Jack Ackroyd (“Whiskers”), William Gillespie (“Fearless” Felix, el aviador), Charles Stevenson (el subastador).
21 min. Blanco y negro.

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