Las ferias (1966), Paulino Viota
Armado de una cámara
de súper-8 el joven cántabro Paulino Viota vela sus primeras armas como
cineasta. Escoge para ello el formato reportajístico y como tema las atracciones
del ferial que todos los años, a mediados de julio, toma la Plaza de las
Estaciones de Santander.
Viota tiene
dieciocho años y, por ende, la conciencia de las limitaciones de la vida
provinciana. En verano el aburrimiento se combate a base de feria y playa. La
escapada hasta el Sardinero constituye un interregno en el discurrir cotidiano
de la vida en la feria. Sin embargo, algo hay de medioburgués en el ritmo de
vida y las actividades playeras que no están al alcance de los que optan por la
diversión mecánica de las atracciones.
Policías y soldados
de uniforme alternan con las cuadrillas de jóvenes, las parejas de novios y la
chavalada omnipresente. Durante unos días, los añiles, rojos y amarillos
chillones de la feria tiñen de color la ciudad lluviosa y cenicienta.
Pero los
protagonistas anónimos de este documental no son tanto los ciudadanos que se
acercan a las atracciones, como los feriantes.
No en vano, el
documental dedica buena parte de su metraje a mostrar cómo hay que montar los
puestos bajo una lluvia inclemente si se quiere hacer caja desde el primer día,
las mañanas dedicadas a la molicie o las reparaciones, y el laborioso proceso
de desmontaje en pos de la siguiente feria.
Del lodazal en el
que se instalan las atracciones al vertedero en el que escarban tullidos y
menesterosos, la alegría impostada de la feria cumple su ciclo en el ciclo anual
de la vida provinciana.
Las ferias (1966)
Producción, Guión y Dirección: Paulino Viota.
Documental.
24 min. Súper-8.
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