Partire
è un po’ morire (1951), Giacinto Mondaini
Giaci Mondaini es uno de los más originales
colaboradores del Bertoldo, la
revista que agrupó durante el fascismo a los humoristas amantes del absurdo y
lo surreal. Muchas fueron las transferencias y préstamos que La Codorniz tomó de la revista editada
en Milán por Rizzoli, así que Guareschi, Mosca, Manzoni, Campanile, Steinberg o
el mismo Mondaini eran razonablemente conocidos en España.
Nacido en 1903, Mondaini trabaja como marino
mercante antes de convertirse en dibujante, cartelista e ilustrador. Su
relación con el cine se remonta a 1935, cuando un relato suyo sirve de base a Darò un milione.
Hasta ahora no teníamos más noticias de otras intervenciones suyas en el campo
cinematográfico. Sin embargo, el año pasado la Cineteca Nazionale restauró un
curiosísimo cortometraje en el que Mondaini se responsabiliza no sólo del guión,
sino también de la dirección.
La acción arranca en 2001, cuando la unidad
europea es ya un hecho, no existen las fronteras y viajar por el territorio
común se ha convertido en algo común. Una presentadora nos invita entonces a
presenciar una peliculita cómica datada medio siglo antes, en la que se
satiriza la burocracia que conllevaba en el pasado cualquier viaje: pasaportes,
visados, aduanas...
El absurdo señorea en una serie de viñetas
preñadas por igual de slapstick y
simbolismo. Como se puede ver aquí con subtítulos en inglés y no necesita mucha
más explicación, nos ahorramos más explicaciones:
Si acaso, permitirnos una sucinta reflexión
sobre la solución edénica que propone Mondaini. Al cabo de sesenta y cuatro
años, Europa sigue poniendo las mismas trabas a muchos de sus ciudadanos y
Peppino de Filippo continuará encaramado en su árbol, pensando que allí caben todos
aquellos que amen la utopía.
Partire è un po’ morire (1951)
Producción:
(Italia)
Director:
Giacinto Mondaini.
Intérpretes:
Peppino De Filippo, Margit Seeber.
11 min. Blanco y negro.
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