15 de marzo de 2015

El truco de la dama desaparecida


La mentira tiene cabellos rojos (1960), Antonio Isasi-Isasmendi

La mentira tiene cabellos rojos se presenta en el Festival de Cine de San Sebastián y, sin embargo, no llega a los cines hasta septiembre de 1962. Aunque Isasi siente un gran cariño por ella, lo cierto es que desagradó por igual a la crítica y al público. ¿Tendría algo que ver el modelo en que se basaba? Es más que probable.


La cinta arranca con un mago que no se presenta al Concurso Nacional de Ilusionismo. Mientras todo el mundo espera la aparición del conocido financiero y mago aficionado Enrique Solano, un hombre (Arturo Fernández) descarga su revólver contra una espectadora pelirroja con gafas de pasta (Analía Gadé). Suena una sirena de policía. Ante la estupefacción de los asistentes, el hombre localiza una funda de contrabajo con un gran signo de interrogación y mete en su interior a la mujer. Al instante, vuelve a abrir y aparece el instrumento. Una serie de notas musicales pautan la aparición de las gafas y los guantes de la mujer que, finalmente, reaparece en el escenario para saludar junto a su partenaire.


Enrique Solano y su futura esposa acaban de ganar el premio nacional de ilusionismo y en ellos están las esperanzas de los aficionados a la magia en España para alzarse también en el primer puesto en el inminente Congreso Internacional de Ilusionistas que se va a celebrar en Madrid.


Pero las cosas se tuercen desde el mismo momento en que la pareja contrae matrimonio. La dama desaparece ahora de verdad durante un viaje de novios que les conduce a El Escorial, Segovia y otros lugares de indudable atractivo turístico. Juan (Carlos Lloret), un amigo de la pareja, echa una mano al atribulado Enrique para intentar deshacer el entuerto. Ambos siguen incesantemente a Isabel, pero ella se esfuma cada vez que están a punto de alcanzarla. Para colmo, las gracias y cuchufletas de los ilusionistas de todo el mundo que se dan cita en el hotel de la Gran Vía madrileña donde debía hospedarse la pareja de recién casados, provoca un estado de insoportable irritación en el marido burlado.


Hablábamos al principio del modelo… La mentira tiene cabellos rojos es un thriller ligero al modo de Hitchcock, una comedia de suspense en la que hay una mujer a la que seguir, como en Vertigo (De entre los muertos, 1958); y un personaje inexistente, como en North by Northwest (Con la muerte en los talones, 1959); la utilización de un teleobjetivo para seguir a Isabel está calcada de Rear Window (La ventana indiscreta, 1954); el flamenco disecado de una de las escenas finales nos remite al taxidermista de la segunda versión de The Man Who Knew Too Much (El hombre que sabía demasiado, 1956); e, incluso,  el motivo del contrabajo nos invita a pensar en el cameo del tío Alfred en Strangers on a Train (Extraños en un tren, 1951).


Argumenta Isasi que cuando la concibió aún no se había estrenado en España Vertigo. Pero, cuando su cinta llegó por fin a las salas, sí.


Dicho esto, la escena que mejor funciona en toda la película, a pesar de algunos apuntes cómicos poco afortunados, es aquélla en la que Enrique y sus acompañantes siguen a Isabel desde un coche por la Gran Vía, igualito que Cary Grant siguiendo a Kim Novak por las calles de San Francisco. Y es que Analía Gadé es una rubia hitchcockiana de tomo y lomo… aunque para la ocasión sea pelirroja.


La mentira tiene cabellos rojos (1960)
Producción: Isasi P.C. (ES)
Director: Antonio Isasi-Isasmendi.
Guión: Luis José Comerón, Jorge Illa, Antonio Isasi-Isasmendi.
Intérpretes: Analía Gadé  (Isabel), Arturo Fernández (Enrique Solano), Eulalia del Pino (Olga), Carlos Lloret (Juan), Milo Quesada (Carlos), Laura Granados (Carmen), Diana Lorys (la vecina), Rafael Hernández, Antonio Molino Rojo (un mago), José María Caffarel, Rafael Bardem, Luis Sánchez Polack “Tip”, Marta Flores, José María Labernié, Paula Martel, Rufino Inglés, Manuel Bronchud y la colaboración de la Sociedad Española de Ilusionismo.
95 min. Color.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por irregular que sea, que lo es, Isasi siempre me interesa, y esta no la he visto. Así que ya está cabalgando en la mula, no en vano es cine de género español, y de uno de sus más conspicuos cultivadores...
EL ABUELITO