8 de diciembre de 2015

Abandonar Rímini


I vitelloni (Los inútiles, 1953), Federico Fellini

Es difícil rehuir el enfoque biográfico cuando uno se enfrenta a I vitelloni. ¡Hay tantas cosas aquí del Federico Fellini que abandona la indolencia de Rímini para buscarse la vida en Roma! Y sin embargo, el sentimiento que predomina no es la nostalgia por la juventud apenas perdida ni por las amistades que quedan atrás. Cuando uno ve la película no puede dejar de sentir un estremecimiento de melancolía en el que hay una nota discordante: la acritud del ajuste de cuentas que Fellini lleva a cabo con su ciudad. No en vano, Fellini abandona Rímini con apenas diecinueve años.


La acción se desarrolla a lo largo de un año, con sus hitos señeros: el verano con la elección de Miss Sirena, el carnaval con su gran baile, la llegada de la primavera y su compañía de revista… Fellini muestra los actos sociales que puntúan estas fechas. No sólo eso, sino que nos muestra su revés. Por eso, más que las aventuras sentimentales de Fausto (Franco Fabrizi), en cuyo devenir se hilvanan las ilusiones de Moraldo (Franco Interlenghi), las fantasías del enmadrado Alberto (Sordi), las inquietudes literarias de Leopoldo (Trieste), el entusiasta Riccardino (Fellino)… Más que los devaneos de Fausto, “guía espiritual” del grupo, decíamos, lo que cuenta son los ritos de los retoños de la pequeña burguesía provinciana.


La película arranca con la elección de Miss Sirena 1953, premio que recae en Sandra (Eleonora Ruffo), la hermana de Moraldo a la que Fausto ha dejado embarazada. Además, estalla una tormenta y la velada finaliza abruptamente.


Como el intento de que el viejo actor Sergio Natali (Achille Majeroni) monte la obra que ha escrito Moraldo y que culmina con una patética escena de seducción en la playa. Mientras tanto sus amigos coquetean en el café con las soubrettes de la revista. Fausto termina encamado con la primera vedette y todavía quiere creer que podría irse con la compañía, sin responsabilidades, siempre rodeado de mujeres estupendas.


Acaso la escena más célebre sea aquélla en la que Alberto les hace un corte de mangas a los peones que trabajan en la carretera. El insulto es el peor que se le puede ocurrir: “Lavoratori!”. O sea, trabajadores… Inmediatamente después el coche se cala y los “vitelloni” son apedreados por los currantes. Fellini retrata también al travestido Alberto estupidizado por el alcohol la mañana después del gran baile de carnaval. Es como si se empeñara en demostrar que toda alegría no puede acabar sino en profunda tristeza.


Pero más allá del esperanzador viaje de Moraldo a Roma —mientras los amigos quedan atrás en sus dormitorios, con sus sueños incumplidos— Fellini ha hecho que broten ante nuestra mirada momentos luminosos, como cuando Fausto y Sandra vuelven de Roma con un tocadiscos y Fausto y Alberto bailan el mambo en plena calle como hacía el bailarín de la compañía de revista de Wanda Osiris. Sordi estaba en ese momento de gira con la gran vedette y parte del calendario de rodaje y las localizaciones debieron amoldarse a sus compromisos. Una vez más, la realidad y la fantasía van de la mano.


I vitelloni (Los inútiles, 1953)
Producción: Cité Films / PEG-Films (IT)
Director: Federico Fellini.
Guión: Federico Fellini, Ennio Flaiano, Tullio Pinelli.
Intérpretes: Franco Interlenghi (Moraldo), Alberto Sordi (Alberto), Franco Fabrizi (Fausto), Leopoldo Trieste (Leopoldo), Riccardo Fellini (Riccardo), Eleonora Ruffo (Sandra Rubini), Jean Brochard (Francesco Moretti), Claude Farell (Olga), Carlo Romano (Michele Curti), Enrico Viarisio (el padre de Moraldo), Paola Borboni (la madre de Moraldo), Lída Baarová (Giulia Curti), Arlette Sauvage (la mujer del cine), Vira Silenti (Gisella), Maja Nipora (Caterina), Achille Majeroni (el viejo actor Natali).
107 min. Blanco y negro.

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