MARIO Camerini (1895-1981) ya ha comparecido en estas páginas como director de Darò un millione. No era la primera vez que ponía la cámara bajo la carpa. Su debut en la dirección, después de haber trabajado como guionista y ayudante de dirección de los más prestigiosos directores italianos de la época silente, es un furibundo melodrama en el que se conjugan todos los tópicos del género.
Como Jolly es una película perdida, recurrimos al recuento argumental que realiza el propio Camerini en una entrevista realizada por Sergio Grmek Germani reproducida en la publicación que le dedicó Festival de Locarno en 1992.
Tras resaltar las similitudes argumentales con La Strada, Camerini detalla que su película contaba la historia de Jolly (el francés Alex Bernard), un viejo clown que conoce en el camino de la legua a Nounou (Diomira Jacobini), una muchacha que se gana la vida diciendo la buenaventura con la ayuda de un loro. Juntos realizan un espectáculo callejero con el que ganarse la vida, hasta que un circo decide contratarlos. La estrella del circo es un joven trapecista (Renato Visca). Entre los tres conciben un número que será la sensación allá donde vayan. El trapecista ejecutará sus piruetas colgando de un globo aerostático guiado por Jolly. Nounou sigue su trayectoria desde tierra, en un burrito que debe cargar con el globo a la vuelta. No pasa mucho tiempo antes de que los dos jóvenes se enamoren. Entonces, el viejo payaso, presa de un ataque de celos, decide manipular la cuerda que sujeta el trapecio a la barquilla. En el último momento, tras visitar una iglesia, se arrepiente y sustituye en el trapecio al joven. La película supone el principio de la relación personal y profesional entre el director y Diomira Jacobini que se mantendrá a lo largo de una década y de varios títulos más, hasta que en la vida de Camerini irrumpa Assia Noris, la actriz con la que se asocia su interesante carrera durante el fascismo.
Jolly (1923)
FARASSINO, Alberto / Centro Sperimentale di Cinematografia (coord.)
Tras resaltar las similitudes argumentales con La Strada, Camerini detalla que su película contaba la historia de Jolly (el francés Alex Bernard), un viejo clown que conoce en el camino de la legua a Nounou (Diomira Jacobini), una muchacha que se gana la vida diciendo la buenaventura con la ayuda de un loro. Juntos realizan un espectáculo callejero con el que ganarse la vida, hasta que un circo decide contratarlos. La estrella del circo es un joven trapecista (Renato Visca). Entre los tres conciben un número que será la sensación allá donde vayan. El trapecista ejecutará sus piruetas colgando de un globo aerostático guiado por Jolly. Nounou sigue su trayectoria desde tierra, en un burrito que debe cargar con el globo a la vuelta. No pasa mucho tiempo antes de que los dos jóvenes se enamoren. Entonces, el viejo payaso, presa de un ataque de celos, decide manipular la cuerda que sujeta el trapecio a la barquilla. En el último momento, tras visitar una iglesia, se arrepiente y sustituye en el trapecio al joven. La película supone el principio de la relación personal y profesional entre el director y Diomira Jacobini que se mantendrá a lo largo de una década y de varios títulos más, hasta que en la vida de Camerini irrumpa Assia Noris, la actriz con la que se asocia su interesante carrera durante el fascismo.
Sr. Feliú
Producción: DDAA (IT).
Director: Mario Camerini.
Supervisión: Augusto Genina.
Guión: Otto Vergani y Mario Camerini, basado en un argumento de Vergani.
Intérpretes: Alex Bernard (Jolly, el clown), Diomira Jacobini (Nounou), Renato Visca (el trapecista).
1576 metros.
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Mario Camerini
Editions du Festival International du Film de Locarno, 1992
ISBN: 9782873400835
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