Unos activistas revolucionarios imprimen sus panfletos clandestinamente en el barco que les lleva a puerto. En el mismo barco viaja un simpático negro que parece feliz de llegar a su destino porque allí va a encontrarse con su circo. No sabemos si trabaja ahí o tiene algo que ver con los dueños, pero invita a nuestro protagonista Artyomka, un pobre diablo, huérfano de padre y madre, al que no le queda más remedio que buscarse la vida en el ambiente hostil de su ciudad, a presenciar el espectáculo.
Acróbatas, un payaso con su burro y un perrito le dan la bienvenida rodeado de prebostes y militares de postín. La joven ecuyere del espectáculo, L le rompe el corazón, pero el remilgado público que le rodea preferiría no estar tan cerca de la plebe y le ofrecen una moneda para que cambie de grada. Ya en su nueva localidad reconoce a su amigo, Peps, que resulta ser uno de los fornidos luchadores del espectáculo. Mientras tanto, entre bambalinas, la ecuyere se ocupa del payaso, probablemente su cansado padre, que ha hecho las veces de partenaire. El luchador africano tiene algunos problemas en la pista, juego sucio y racista.
Un poco más tarde, los revolucionarios arrojan sus panfletos en una concurrida feria y ante la presencia de los militares, buscan refugio en la modesta zapatería de nuestro chaval. Algo importante se está cocinando en esta ciudad portuaria entre las sospechas de los militares. Los chavales, además de jugar a los luchadores, juegan a pintarse el cuerpo con los tipos de de imprenta utilizados en la reprografía. Los guardianes del orden les siguen la pista y les obligan a revelar de dónde han salido las piezas.
Dirección: Andrew Apsolon
Guion: basado en una historia escrita por Ivan Vasilenko, autor ruso de literatura infantil, en 1952.
Intérpretes: Sergey Plotnikov, Tito Romalia Peter Savin Mikhail Troyanovskiy Leonid Gallis, Vitaly Politseymako, Ivan Nazarov, Oleg Zhakov, Anatoly Abramov, Mark Pertsovsky, Boris Dmohovsky y Tamara Aleshin.
Color, 78 min.
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