





De payaso a presidente de cadena de televisión 

Un lugar para el encuentro. en el más amplio sentido del término, entre el cine, el circo y las variedades
(A place for the meeting, in the most wide sense of the term, among the cinema, the circus and varietés).
Autores: Sr. Feliú y Javier Jiménez






De payaso a presidente de cadena de televisión 



Una de las primeras escenas que rodó Hathaway fue el hundimiento en el puerto de Barcelona del barco en el que viaja la troupe de Matt Masters (John Wayne). Durante tres meses trabajaron en esta escena los especialistas, pues en ella participaban todos los actores principales y más de seiscientos extras. El final de Circus World es el incendio de la carpa. Una ráfaga de viento traicionera hizo que el fuego se contagiara a las otras carpas y fue precisa la colaboración de todo el equipo con los bomberos para controlar el siniestro.
Otra de las cosas a destacar es el trabajo del director artístico John F Cuir, el director artístico, un maestro encontrando soluciones ingeniosas como convertir el Liceo de Barcelona en la pista del Circo de Hamburgo, transformar el Paseo de Coches de Madrid en los Champs Elysées de París o el estanque del Parque del Retiro en el Parque de Atracciones de Viena.

Jesús García de Dueñas -cronista del “Imperio Bronston” (Ediciones del Imán, 2000), de donde proceden muchos de los datos de esta breve entrada y la foto de Claudia Cardinale y Rita Hayworth enterándose del asesinato de Kennedy- nos cuenta que durante el rodaje de Circus World el imperio Bronston se desmoronaba. “El Imperio tan esforzadamente levantado se derrumbaba con estrépito. Samuel Bronston admiraba la autodestrucción, a la manera de los héroes románticos que perseguían quimeras…”













El niño recorre los pasillos desiertos, fisgonea en las habitaciones. En una de ellas descansan los seis enanitos de Eduardini. El baúl junto a la puerta delata su procedencia: Madrid. Los pequeños juegan a las cartas, fuman, matan el tiempo. El niño es una distracción. Se disfrazan de animales, le hacen cucamonas, lo atavían con un vestido femenino.
Mientras tanto, Esther, sedienta de amor, recorre las calles de Timoka. Entra en el “Chin Varietés”, el local en el que actúan Eduardini y sus muchachos. Por fin hemos podido ver al malabarista y empresario en acción. No luce su legendario bigote postizo. Realiza unos malabares con platos mientras los enanitos realizan números acrobáticos. Al final, forman una especie de monstruoso ciempiés y salen del escenario al ritmo de la música. Mientras, en un palco, una pareja hace el amor violentamente.
Johan ve entrar a su madre en una habitación con un hombre. Se lo cuenta a Anna, que siente por su hermana una mezcla de deseo incestuoso y de pulsión despótica. Ambas se cruzan reproches que han callado toda la vida. Cuando Anna sale de la habitación, los chicos de Eduardini regresan del teatrito de variedades.
Aparte de que los acróbatas españoles anduvieran de gira por Estocolmo, aún no entendemos cómo llegaron a colarse en este piélago existencial y metafísico de Bergman del que, no lo duden, David Lynch ha bebido a grandes tragos. En este enlace la pueden ver. Que la disfruten.
Au Fil de l´Acrobatie (1993), de Laurent Chevallier