26 de julio de 2010

La hija de Max



L'Homme au chapeau de soie (1983), Maud Linder


L'Homme au chapeau de soie es un ejercicio de memorialismo y una invocación mediúmnica. Ya saben que Max Linder se suicidó con su joven esposa en octubre de 1925. Cincuenta y tantos años después su hija Maud intenta recuperar a su padre a través de su legado cinematográfico.

Entre la pregunta inicial (quién) y la final (por qué) tenemos la ocasión de contemplar una antología con los mejores cortos de Linder conservados, una muestra de sus largometrajes norteamericanos —que la propia Maud antologizó en En compagnie de Max Linder (1963)— y apenas unas fotografías de Der Zirkuskönig (1924).



El París fin de siglo, del que Max es epítome con su sombrero de copa y sus botines, cobra vida gracias a fotografías inanimadas y a un par de sketchs cinematográficos en los que podemos ver a Sarah Bernhardt como Hamlet y a Coquelin en Cyrano de Bergerac. Apuntes del mundo teatral en el que Max ingresó y al que, con relativa rapidez, renunció para dedicarse en cuerpo y alma al cinematógrafo.


La primera etapa de su trabajo, entre 1907 —Les débuts d'un patineur— y 1914 —cuando se incorpora a filas durante la Gran Guerra— constituye el grueso del montaje. Casi doscientos títulos producidos por Pathe con la única condición, al principio, de que se rodasen en un día. He aquí al Max atildado, preciso en la pantomima, actor de invención fecunda, querencioso de los motivos sentimentales, pero pronto siempre a la explosión maníaca.


Poco amigo de los trucos, Max Linder construye sus comedias a partir de las situaciones en las que se ve inmerso su personaje. La regla se rompe en contadas ocasiones. Una de ellas adquiere categoría de obra maestra de la fantasía y por eso se la recomendamos. Los zapatos de un par de turistas en un hotel de la Riviera se conocen una noche a la puerta de sus respectivas habitaciones, se cortejan y se enamoran. Por la mañana, los zapatos propician un nuevo encuentro a pesar de que sus propietarios, pretenden hacer vida independiente.


Max prend un bain (1910) es una muestra relativamente temprana de rigor en la construcción de una comedia. Max compra una bañera. Como el cochero no está dispuesto a cargar semejante armatoste, se la lleva hasta casa como si fuera una tortuga. La instala en su habitación… pero el grifo está en el descansillo. Pronto comprueba que si intenta llenar la bañera con una jarrita nunca conseguirá darse el ansiado baño. Traslada entonces la tina al descansillo. Pero una vez llena, no hay quien la mueva. Solución: bañarse allí mismo. Escándalo vecinal. Llegada de la policía. Max es conducido a comisaría como si fuera un faraón; incluso se detiene a saludar a unas amigas. En la comisaría Max juguetea con el agua, salpica a los policías. Termina escapando, convertido de nuevo en tortuga humana y perseguido por un grupo de representantes de la ley que prefiguran en unos cuantos años a los Keystone Kops. Ya está.

L'Homme au chapeau de soie (1983)
Producción: Films Max Linder (FR)
Guión, Dirección y Narración: Maud Linder.
Documental. Archivo: Max Linder.
96 min. Blanco y negro.

2 comentarios:

El Abuelito dijo...

...Hay que ver que bien pinta este documento sobre Linder... desconocía su final, tan trágico y tan literario... De este caricato tengo pendiente de ver "Seven years of bad luck", donde parace junto al orangután Joe Martin, primera de las estrellas del cine primate...

Sr. Feliú dijo...

Por estos misterios del marketing el documental se editó únicamente en VHS. No ha aparecido en DVD.

Y el título de la historia de amor enytre zapatos está mal atribuido y no hemos conseguido dar con la filiación de esa joyita que mantiene contactos con el surrealismo fetén y con el arte de Chomón. Sólo por ese cortometraje y por otro en el que Lider liga con una pasajera en un tren y la historia de amor se cuenta a base de papeles recortados ya merece la pena.

Sus nietos, que bien le quieren