21 de octubre de 2011

La primera imagen de Totò


Fermo con le mani! (1937), Gero Zambuto


Ésta de Totó asomando el ojo bajo la manta es la primera imagen del príncipe Antonio de Curtis que los italianos pudieron ver en la pantalla.


El cine ya había tentado al exitoso actor de revista y avanspettacolo a principios del sonoro, cuando la evolución tecnológica precisa de nuevas caras y, sobre todo, de nuevas voces. Totò hizo entonces (1930) una prueba para la Cines:


Pero aún no había llegado su momento cinematográfico. Siete años después, al salir de una representación teatral, se encuentra en un restaurante con Goffredo Lombardo, de la potente productora Titanus. Antes del postre ya han llegado a un acuerdo y Fermo con le mani! (“’las manitas quietas!”, uno de los latiguillos de Totò en el escenario) está en marcha. Sin embargo, ni el productor está cien por cien seguro de la imagen que debe proyectar de la nueva estrella ni el actor ha encontrado aún su lugar en el sol de los focos de los estudios. Por ello, se abren dos líneas argumentales más un tanto divergentes.


La primera es el slapstick al modo clásico. Persecuciones, caídas, bailes bufos, patadas en salva sea la parte, carreras en pelo, demoliciones y un sinfín de recursos procedentes del cine cómico norteamericano salpican los diversos episodios o sirven de cortinilla entre ellos. Unos están resueltos con mejor fortuna que otros. La huida de Totò a la carrera y su encuentro con un amigo que conversa con él mientras intenta que no se le escape es, físicamente, de los más brillantes.


En la columna del slapstick se pueden anotar también algunas viñetas que parecen proceder de las tiras cómicas, como la de Totò sentado en un acantilado preparando parsimoniosamente su caña para descubrir que lo que lo que “pesca” es un pollo asado de la terraza de un restaurante junto al mar. O toda la presentación del vagabundo en la casa ocupada, con inventos que podrían aparecer en cualquiera de las películas de dos rollos de Buster Keaton.


En la tradición de cine cómico americano, los guionistas le colocan al lado lo que los sajones llaman un “sidekick” y los americanos “spalla”, un portor, el augusto de ese gran cara-blanca que es el príncipe de Curtis. El actor elegido es el también napolitano Franco Coop, característico de voz nasal y perfecto tempo cómico que se luce en las escenas en las que interpreta al atribulado camarero del Gran Café.


Del avanspettacolo procede toda la panoplia mímica de Totò: la gallina, la torre de Pisa, el cuello dislocado y, sobre todo, el gran final como director de orquesta.


Como si todo esto no fuera suficiente para llenar la hora y cuarto escasa que dura la película, sus artífices deciden incorporar a la trama una huerfanita, una suerte de “Shirley Temple italiana” encarnada por la actriz infantil Miranda Bonansea Caravaglia. Esta elección, voluntariosamente chapliniana, es el mayor lastre de la película. Por lo evidente de la operación y por su desajuste con la condición esencialmente inhumana, marionetística, del protagonista.


Por último, cabe destacar que el ambiente en que se desarrolla la historia es afín a la de tantas comedias de “teléfonos blancos” que constituían en aquellos años lo más característico de la producción en la Italia fascista. Uno no sabe hasta qué punto eran conscientes los productores y los censores de lo arriesgado de colocar a una pareja de personajes famélicos y parados en un mundo de arquitectura racionalista, restaurantes cosmopolitas e institutos de belleza.


Dirige el veterano Gero Zambuto, en activo como actor y director cinematográfico desde 1913. Sin un conocimiento profundo de su filmografía, parece un directo acomodaticio que lo mismo hace un melodrama que una película histórica. Nos hemos fijado especialmente en I saltimbanchi (1919), basado en una novela de Charles Esquier y Henry De Forge.

  
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Fermo con le mani! (1937)
Producción: Titanus (IT)
Director: Gero Zambuto.
Guión: Guglielmo Giannini, Gero Zambuto.
Intérpretes: Totò (Totò di Torretota), Erzsi Paál (Eva Flastorny), Franco Coop (Vincenzino), Tina Pica (Giulia, la doncella), Oreste Bilancia (cavaliere Gerolamo Battaglia), Miranda Bonansea Caravaglia (la niña), Erminio D'Olivo (el director de la orquesta), Alfredo Martinelli , Alfredo De Antoni, Cesare Polacco, Adelmo Cocco, Yvonne Sandner (Maria), Guglielmo Sinaz, Nicola Maldacea.
76 min. Blanco y negro.

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