1 de noviembre de 2008

El mago justiciero y la acróbata


Judex / L’uomo in nero (Judex, 1963), Georges Franju


De Fantomas a Judex 
A pesar de su año de realización, 1963, Judex proviene de la más pura tradición del serial. Retoma al héroe y las situaciones de un folletín cinematográfico de aventuras filmado en 1916 por Louis Feuillade, que ya había obtenido un éxito mundial con Fantômas (Fantomas, 1913-1914) y Les vampires (Los vampiros, 1915). Como Feuillade era un hombre bastante conservador, parece que no estaba del todo satisfecho con la notoriedad de su obra, centrada en la exaltación de malvados criminales capaces de las mayores atrocidades. Probablemente ésta fuera la causa de que creara el personaje de un justiciero cubierto con sombrero y capa, siempre dispuesto a defender la virtud y a los oprimidos: Judex (1916). Claro que, enfrente le puso a la retorcida Diana Monti, encarnada por la actriz Musidora, la inolvidable Irma Vep de Los vampiros.

Cincuenta y tantos años después… 
El bretón Georges Franju, merecedor de un puesto de honor en estas páginas por ser el autor de la pionera biografía cinematográfica Le grand Méliès (1952) -protagonizada por André Méliès en el papel de su padre-, es el responsable de la nueva versión cinematográfica de Judex (1963). Franju es, junto a Henri Langlois, el fundador de la Cinemateca Francesa y un documentalista en activo desde finales de la década de los cuarenta. Sin embargo, su exordio en la realización de largometrajes coincide con la eclosión de la Nouvelle Vague. El estreno de Le tete contre le murs (La cabeza contra la pared, 1958) se adelanta apenas unos meses a los debuts de Chabrol, Godard y Truffaut. Su segundo largo, Les jeux sans visage (Los ojos sin rostro, 1959) se convierte instantáneamente en una cinta de culto por sus imágenes impactantes y su sabia combinación del fantástico con lo poético. No es de extrañar que un productor, deseoso de encontrar nuevos materiales para películas de aventuras, se dirija a Franju para reverdecer el éxito del viejo serial.

Franju no opta por lo obvio, no recurre a la acción acelerada ni a los intertítulos cómicos. El Judex de 1963 es un festín visual: arranca con una fiesta en una mansión en la que los invitados van vestidos como pájaros; la antagonista lleva antifaz y viste una ajustada malla negra con un puñalito adosado al muslo; ésta misma, disfrazada de monja y armada con una jeringuilla,
compone una imagen primigenia del horror en su estado más puro. Pero nada tan impactante, para quien suscribe, como cuando vio la película por primera vez en pantalla grande, y contempló como un grupo de encapuchados descendían de un coche y se ponían a trepar, cual arañas, por la fachada vertical de una casa. No cabe duda de que la película es la expresión de nuestros sueños.

Cuando arranca la acción, el banquero Favraux (Michel Vitold), que ha hecho su fortuna arruinando a los más débiles, recibe una nota firmada por el misterioso “Judex” en la que le amenaza con la muerte si no dona toda su fortuna a los necesitados. Favraux ignora la advertencia y, en la fiesta, cuando va a anunciar el compromiso de su hija Jacqueline (Edith Scob) con un aristócrata sin escrúpulos, Judex (Channing Pollock), disfrazado de halcón, le ofrece una copa de vino y cae fulminado. Los incidentes incluyen falsos asesinatos, mensajes secretos, secuestros en cadena, planes de extorsión, dobles traiciones y rescates sin cuento. La nieta de Favraux está al cuidado de una institutriz a la que el banquero propone matrimonio. En realidad se trata de la aventurera Diana Monti (Francine Bergé), que se ha introducido en la casa a fin de apoderarse de la fortuna del banquero y cuenta con la complicidad de su amante, Morales (Theo Sarapo). El argumento se puede estirar tanto como uno desee, porque para eso es un serial y las tornas se vuelven cada poco.

Cuando Judex cae en la celada de Diana Monti, el detective Cocantin (Jacques Jouanneau) busca ayuda para rescatarlo de la buhardilla en que se encuentra prisionero. Quiere la casualidad que pase por allí la caravana del circo de su antigua amiga Daysy (la italiana Sylva Koscina). Como quien no quiere la cosa ella se despoja de su abrigo y aparece ataviada con un maillot blanco con el que escala la fachada hasta el balcón. En la consiguiente persecución por los tejados, la equilibrista Daysy se enfrenta en una lucha a muerte con Diana Monti, ataviada con su traje negro; una nueva imagen onírica en esta película que es emblema del onirismo a ultranza. Fantômas se convirtió en un icono para los surrealistas, como representación de la intromisión del mundo de las pesadillas en la realidad cotidiana. Franju logra el más difícil todavía de realizar un pastiche con elementos mil veces vistos y hacer que de ellos surja un lirismo original. Como las palomas que Judex hace aparecer de la nada. 

El mago de las palomas Judex no está interpretado por un actor sino por un mago. O mejor, por un mago metido a actor. Aún más, por un mago que ejerce de actor pero al que Franju recluta por sus habilidades como mago.

 

Channing Pollock (1926-2006) es un mago californiano graduado en la Chavez School of Magic de Los Angeles. Al parecer su concepción del número de las palomas estaba inspirado en la creación de un mago mexicano llamado Cantú, pero apodado acrósticamente Profesor Tucán. Pollock fue invitado habitual del Show de Ed Sullivan y, a principios de los sesenta decide trasladarse a Europa e intentar una nueva carrera como actor. Su facha impecable y su apostura de nuevo Valentino le abren las puertas del cine italiano en papeles de envergadura en Rocambole (Rocambole, 1962) y Sceicco rosso (La máscara roja, 1962), cintas de aventuras realizadas el año antes que Judex.

Su interpretación es un tanto hierática, pero cada uno de sus gestos parece medido, como en un ballet, algo que encaja a la perfección con la belleza frágil y modiglianesca de Edith Scob y el tono general de la película. Es posible que Judex no sea un plato para todos los gustos, pero los amantes del fricasé de paloma no deben perdérselo. Más abajo la tienen.
Sr. Feliú

Judex / L’uomo in nero (Judex, 1963) 
Productoras: Comptoir Français du Film Production (FR) / Filmes Cinematografica (IT) 
Director: Georges Franju 
Argumento: los guiones del seríal Judex (1916) de Louis Feuillade y Arthur Bernède 
Guión: Jacques Champreux y Francis Lacassin. 
Intérpretes: Channing Pollock (Judex / Vallieres), Francine Bergé (Diana Monti / Marie Verdier), Edith Scob (Jacqueline Favraux), Théo Sarapo (Morales), Sylva Koscina (Daisy), André Méliès (Doctor), René Génin, Roger Fradet, Philippe Mareuil, Luigi Cortese (Pierrot), Michel Vitold, Benjamin Boda, Jean-Jacques Rémy, Jean Degrave, Ketty France. 
104 min. Blanco y negro.

5 comentarios:

El Abuelito dijo...

¡Adoro el fricasé de paloma! Vi esta joya de Franju en la filmoteca hace unos cinco mil años; desde entonces la persigo, está en la mula subtitulada pero con una imagen tan pésima que no se puede ver. Ay, afortunado usted que es francófono...
Por cierto, el filme más insólito de Franju (de quien nunca he podido ver El gran Meliés)desde mi punto de vista es el documental La sangre de las bestias... Menos de treinta minutos de imágenes de degollamientos y sacrificios en el matedero de París con las que nuestro hombre fabrica excelsa poesía. Maravilla del cine que deja boquiabierto...

Sr. Feliú dijo...

Vwnerable abuelito:
Nada de francófono. Lo que soy es un osado.
No obstante, "Judex" acaba de ser editada en DVD en la colección Masters of Cinema, de Eureka, en un un dicsco doble con "Les nuits rouges". Ambas llevan subtítulos en inglés, entrevistas con el guionista y un cuadernillo muy bien resuelto.
Busco "La sangre de las bestias" y no olvido "Verbena".
Gracias por su comentario en nombre de nuestro anfitrión y en el mío propio.

Sr. Feliú dijo...

Suma y sigue.
Vista "La sangre de las bestias". Tremenda.
Humphrey Jennings, maestro británico en esto de hermanar documento y surrealismo, nunca llegó a tanto.
El caballo blanco y los terneros en sus bancales, en un orden perfecto, dejan chicos a los "carnuzos" de Buñuel y Dalí.
El preámbulo arrabalero y el epílogo crepuscular, tanto o más desasogantes que el resto, una vez visto el vientre de la ciudad.
Gracias por su recomendación´.

Bashevis dijo...

Acabo de llegar por vez primera a este espacio y les presento mis respetos. Genial cantidad de material que tendre que digerir con mas tiempo!

Al respecto de esto esta joyita de Franju, la copia que mencionas esta ya disponible en cine-clasico.com (foro de Cine con registro abierto), por si le interesa a "El Abuelito" o a cualquiera.

Un saludo!

Sr. Feliú dijo...

Bienvenido, señor Bashevis.
Está usted en su carpa.
Sr. F.