Affaires publiques era una película desparecida desde la ocupación alemana, pero en 1986 la Cinemateca Francesa descubrió una copia de este trabajo preliminar de Robert Bresson para el cine que en nada prefigura lo que serían sus intereses posteriores.
No hay que buscar ahí las raíces de Affaires publiques, si no en la vanguardia más juguetona -con Entre-acte (Entreacto, 1924), de René Clair, como punta de lanza- y el éxito mundial de las comedias más enloquecidas de los hermanos Marx o W.C. Fields.

Vamos al asunto. La princesa de Miremie (Andrée Servilanges) escapa en un aeroplano de su aburrido reino. Mientras, en Corgandie, el canciller (Beby) se dispone a inaugurar un monumento en que aparece él mismo representado pronunciando un discurso. Pero la boca abierta de la estatua invita al bostezo y ya se sabe que éste es contagioso. Bosteza el canciller, bostezan los asistentes, bosteza el locutor que retransmite el acto, y la princesa, que escucha la radio en su aeroplano, también se siente atrapada por Morfeo. El avión se estrella y la princesa recorre el país de la bella durmiente. Cuando todos despiertan se produce una nueva situación, tan gratuitas y propicia al slapstick como la anterior: una absurda demostración a cargo del cuerpo local de bomberos. Para recibir la condecoración el jefe (Marcel Dalio) ha de cortarse la larga barba; uno de los bomberos es (literalmente) un comefuegos; y la banda hace que la casa de cartón sobre la que van a hacer su demostración se desplace a golpes de soplido de trompa.

Sr. Feliú
Affaires publiques (1934)
Producción : Arc Films (FR)
Guión y dirección: Robert Bresson
Intérpretes: Beby (el canciller de Crogandie), Andrée Servilanges (la princesa de Miremie), Marcel Dalio (el escultor, el almirante y el jefe de bomberos), Gilles Margaritis (el locutor), Simone Cressier (Christiane), Jane Pierson, Franck Maurice, André Numès Fils, Jacques Beauvais, Eugène Stuber. 25 min. Blanco y negro.
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