Au secours! (El castillo de los fantasmas, 1924), Abel Gance
PROTAGONIZADA por el as de la comedia Max Linder y dirigida por el vanguardista Abel Gance, Au secours! cuenta con el inconveniente de no ser una película de Linder ni de Gance.
Gance, que ya ha despuntado como ambicioso creador de avanzada en títulos como La Roue (1923), había actuado en sus inicios en las comedias de Linder. En virtud de esta vieja amistad, ambos se proponen realizar un trabajo conjunto, un divertimento breve, que suponga un paso adelante en la carrera del comediante, que no está en su mejor momento personal.Recurren para ello a una situación archiconocida: el caserón encantado. El Conde de Mornay (Jean Toulout) ofrece mil francos de recompensa a quien pase una noche en un castillo en el que ocurren cosas extrañas. Max (Max Linder), que se encuentra en el pueblo pasando su luna de miel con Renée (Gina Palerme), se ve que no tiene mejor cosa que hacer aceptar la apuesta.
Tras este breve prólogo Max llega al castillo. Las puertas se abren solas. La figura de cera de un mayordomo cobra vida. Empuja a Max por las escaleras y se suceden varios cortes alternos al ralentí y acelerados. Max consigue detenerse agarrándose a una lámpara del techo, pero esto hace que el fotograma encoja verticalmente, como si estuviéramos en unos dibujos animados de Tex Avery. A estas alturas ya hemos caído en la cuenta de que el caserón embrujado no es otra cosa que el castillo encantado del cinematógrafo. Nos encontramos en el terreno que Gance domina.
En la segunda parte, en cambio, la balanza se inclina del lado de Linder. Bebe de una botella y al instante se da cuenta de que es veneno. Intenta huir y se tropieza con tigres, serpientes, esqueletos de cuatro metros, criados descabezados, espadas que caen del techo, manos que atraviesan las paredes armadas con revólveres, caimanes, leones… Max supera todas las pruebas hasta que debe enfrentarse a la llamada desesperada de su esposa, acosada por un súcubo. ¿Lo echará todo por la borda y perderá la apuesta?
El cambio de registro de Linder es que la situación torturante de Max no está interpretada como si de una comedia se tratara. Los momentos finales juegan al horror, provocando en nosotros una sensación desasosegante que el tópico final feliz no termina de disipar.
Finalizado el cuento del caserón encantado, Gance se embarca en la concepción de su monumental Napoléon (Napoleón, 1927) y Linder, en la realización de su última película Der Zirkuskönig / Le Roi du cirque (Max, domador por amor, 1924).
Au secours! (El castillo de los fantasmas, 1924)
Producción: Films Abel Gance (FR)
Director: Abel Gance.
Guión: Abel Gance y Max Linder.
Intérpretes: Max Linder (Max), Jean Toulout (Conde de Mornay), Gina Palerme (Renée), Gaston Modot.
23 min. Blanco y negro.
El cambio de registro de Linder es que la situación torturante de Max no está interpretada como si de una comedia se tratara. Los momentos finales juegan al horror, provocando en nosotros una sensación desasosegante que el tópico final feliz no termina de disipar.
Finalizado el cuento del caserón encantado, Gance se embarca en la concepción de su monumental Napoléon (Napoleón, 1927) y Linder, en la realización de su última película Der Zirkuskönig / Le Roi du cirque (Max, domador por amor, 1924).
Au secours! (El castillo de los fantasmas, 1924)
Producción: Films Abel Gance (FR)
Director: Abel Gance.
Guión: Abel Gance y Max Linder.
Intérpretes: Max Linder (Max), Jean Toulout (Conde de Mornay), Gina Palerme (Renée), Gaston Modot.
23 min. Blanco y negro.
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