Ballet mécanique (1924), Fernand Léger y Dudley Murphy
RAMÓN Gómez de la Serna dedica un capítulo de “Ismos” a Fernand Léger definiendo su concepción particular del tubularismo:
“En el arte de Léger –escribe Ramón- se desperezan todos los radiadores y todas las tuberías de la gran máquina de la vida. Pinta Léger lo que hay en la vida de relacionado, por medio de tuberías correspondientes, lo que hay en la vida de acoplado, porque sólo así el equilibrio de la vida persiste”.
Ballet mécanique es una película encuadrada dentro de la vanguardia histórica y, en concreto, en el movimiento que abogaba por el cine abstracto. Con la colaboración del norteamericano Dudley Murphy, Fernand Léger rodó este cortometraje que debía proyectarse acompañado por una partitura que George Antheil había compuesto para un montón de pianos mecánicos cuya sincronización resultó imposible.
El juego dadaísta de incluir el intertítulo “On a volé un collier de perles de 5 millions, dan pie a un juego caligramático en que los ceros se convierten en perlas –o en meros elementos (tipo)gráficos- pero también nos remiten al subrayado buñueliano de la inanidad del discurso argumental cuando incluía en L’Age d’or aquellos rótulos imposibles que remitían a “Ocho años después” o “Hacia las tres de la madrugada”. Pretendía co ello Léger la consecución de un nuevo “realismo” en las que las imágenes quedaran despojadas de su valor connotativo. Por eso realiza, sin guión previo, un collage de imágenes naturalistas –alteradas, invertidas, ralentizadas…- con formas planas y objetos vacíos de significado.
La película se organiza a partir de imágenes caleidoscópicas en las que el rostro humano se descompone, busca rimas visuales con formas geométricas y salta al compás de las máquinas. La imagen de una mujerona subiendo una escalera con un bulto al hombro se repite una y otra vez, en una suerte de bucle con fin. Imágenes descoyuntadas de una verbena, casi subliminales, en las que el cuerpo cayendo por un tobogán se convierte en motivo musical. Ruedas y bielas en movimiento replican a Kiki de Montparnasse -la modelo habitual de Man Ray y actriz en La barraca de los monstruos-, que abre y cierra los ojos o sonríe. No es éste el único motivo para proyectar Ballet mécanique en la carpa. Además de la irrupción en algún momento de la cinta de nuestros hermanos mecánicos –los autómatas-, la película se abre y se cierra con sendos segmentos dedicados a Charlot. No a Charles Chaplin, sino a Charlot como icono cubista: su bombín, su bigotito y su sombrero. Las piezas bailan con independencia de su función, se organizan movidas por la música, se desacoplan. Charlot realiza así las proezas físicas que ni siquiera Keaton logró, el descoyuntamiento completo al ritmo de la música.
Los modelos en madera con los que se realizó el rodaje persisten como obras autónomas fechadas en 1923.
La película forma parte de una colección de cine de vanguardia en siete DVDs titulada “Unseen Cinema: Early American Avant-Garde Film 1894-1941”. También pueden verla de aquella manera aquí: www.ubu.com/film/leger.html
Sr. Feliú
Ballet mécanique (1924) Dirección: Fernand Léger y Dudley Murphy, sobre una idea de Léger.
Fotografía: Man Ray y Dudley Murphy.
2 comentarios:
Hace tiempo que tengo los archivos de Unseen Cinema, y los he ido ojeando menos de lo que debiera... voy a repasarlos, que su comantario me ha abierto,las ganas...
Sólo he visto algunos fragmentos, pero a seguramente la "Danza macabra" del mismo Dudley Murphy de 1922 le gustará. Como la curiosa versión de "El corazón delator", de Poe.
Y quién lo iba a esperar de James Cruze, pero un fragmento de "Beggar on Horseback" de 1925, contiene una de las pesadillas más divertidas que uno haya visto.
Que lo disfrute, venerable Abuelito
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