8 de octubre de 2009

La mujer cañón y otras metáforas de la revolución

S.V.D. - Soyuz velikogo dela (1927), Grigori Kozintsev y Leonid Trauberg

De que el circo podía tomarse por metáfora de la revolución ya están al cabo de la calle quienes siguen estas páginas y hayan leído nuestro comentario sobre Viva Maria!. Esto ya ocurría en 1927 cuando los cineastas del FEKS, Kozintsev y Trauberg decidieron homenajear, en su centenario, a los oficiales que encabezaron un levantamiento contra el zar.

El héroe es un joven soldado (Oleg Zhakov) enamorado de la bella Vishnevskaya (Sophia Magarill), pero ésta es chantajeada por un villano como la copa de un pino, el malvado Medoks (Sergei Gerasimov). Está visto que Gerasimov está hecho para interpretar a canallas de una pieza, como ya hiciera el año anterior en Chyortovo koleso. Su Medok es tremendo: chantajista, putero, espía y jugador. Así llega a sus manos una sortija, un sello, con las iniciales S.V.D. - Soyuz velikogo dela, algo así como la Liga de la Gran Causa-. Gracias a este salvoconducto intenta medrar, ofreciendo sus servicios a los generales inmovilistas.

El mundo es un pañuelo y en el circo donde busca refugio el soldado herido después de la batalla, también se reúnen los militares. Ante la imposibilidad de acabar con la vida del general con una espada de pega, El soldado revela su identidad en el centro de la pista y es detenido. Conducido a prisión descubre a sus compañeros la existencia de un túnel que les conducirá hasta una iglesia donde le espera Vishnevskaya. Sin embargo, el ejército conoce su existencia y les espera allí. Como en el Potemkin, el revolucionario hace un llamamiento a sus hermanos soldados y estos no aprietan el gatillo. Sin embargo, la salvación de los revolucionarios no está reñida con el destino trágico del héroe, lo que proporciona a la película un final decadente para los bolcheviques estrictos pero de una gran belleza.

Olvídense de lo que veníamos hablando estos días pasados. S.V.D. es un suntuoso espectáculo de época, con épicas batallas sobre la estepa nevada y garitos sombríos. Tiene, eso sí, aire como de cuento ruso. Los patinadores en el estanque helado, las formaciones militares en la nieve como siluetas de soldaditos de plomo… En la otra cara está la nieve que barre la pantalla continuamente y el humo, motivo recurrente, que difumina cuanto ocurre.

Y luego está el circo. Una pequeña carpa en medio de ninguna parte. El propietario arenga a sus hipotéticos clientes al ritmo frenético de un atabal. Alexander Melnikov hace cucamonas vestido de príncipe de las mil y una noches. Los números ecuestres permitieron al director de fotografía colocar por primera vez la cámara a lomos de un caballo al trote. Es un plano nada más que emparienta S.V.D. con Varieté. El número de fuerza –nunca mejor dicho- es el de la mujer cañón, una forzuda de tomo y lomo que exhibe su musculoso cuerpo sobre la cureña de un cañón que, acto seguido, se echa al hombro para disparar.


S.V.D. - Soyuz velikogo dela (1927) 
Producción: FEKS / Sovkino (URSS) 
Dirección: Grigori Kozintsev y Leonid Trauberg. 
Guión: Yulian Oksman y Yuri Tynyanov. 
Intérpretes: Oleg Zhakov (el joven soldado), Sergei Gerasimov (Medoks), Sophia Magarill (Vishnevskaya),Emil Gal, (el jugador), Konstantin Khokhlov (el General Vishnevsky), Andrei Kostrichkin (el criado de Medoks), Mikhail Mishel (el General Weismar), Pyotr Sobolevsky (Sukhanov), Yanina Zhejmo (la artista del circo), Alexander Melnikov. 
69 min. Blanco y negro.

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