9 de diciembre de 2020

Sin final feliz


Guttaperchevyy malchik (1957), Vladimir Gerasimov

La película no empieza mal para ser una película de circo. Petja está desconsolado por la muerte de su madre. No le queda nadie en el mundo. Por lo menos, aunque el ruso me sigue sonando a chino, me siento como en casa. Comienzo a imaginar a otros personajes y acierto. No hay nada como ser un especialista. Si hay un niño huérfano, ¿quién será su mejor amigo? Muy bien, el payaso solitario. Pero no tan rápido, señoras y señores. Esta película es un drama de los de verdad. Está catalogada como película infantil, pero yo no le pongo esto a mi hija hasta que cumpla los dieciséis y dudo que aún así no llore desconsolada y me mire desconfiada al saber que me he dedicado toda la vida a este oficio. Esta sí es una película para tener pesadillas con el circo, sobre todo porque no tiene un final feliz.

Petja (Sasha Popov) es entregado para su educación al bruto y desalmado atleta Bekkera, que parece forzudo pero no se esfuerza demasiado, que le maltrata y le obliga a realizar ejercicios peligrosos. Por otro lado está el payaso Edward (Aleksei Gribov, el mismo que hace de capitán en la película Polosatiy Reis), al que conocemos primero en la pista, junto a su oca matemática; y luego en su alcoba, junto a su botella de vodka. Es un hombre de buen corazón. El sonido de su flauta, como Hamelin, atrae a Petja y se hacen amigos.

Las sesiones de entrenamiento con Bekkera resultan una tortura para Petja desde el primer día. Los métodos pedagógicos del forzudo son látigo y orden. Petja obedece hasta que no puede más. El único que sabe como parar la situación es Edward el payaso. Se inventa una dama para el torturador que, vanidoso, se apresura a la cita. Es Mikhail Nazvanov, el mismo actor que hace del príncipe Andrei Kurbsky en el Iván el Terrible de Eisenstein.

El payaso ha intentado adoptar al niño pero los trámites burocráticos parecen insalvables así que se dedica a entrenarle en secreto y a procurarle un poco de alegría. Poco a poco nuestro héroe se ha convertido en un acróbata que pronto se estrenará en la pista con un número de equilibrio sobre percha. Un número que entrena y entrena sin descanso.

Ha llegado el gran día. El chaval parece un ángel en todo lo alto. Después de unos cuantos equilibrios en lo alto de la percha, se pone en equilibrio sobre su espalda preparado para un arroje a la inversa. Se adivina la tensión en la cara del payaso que observa la escena desde el control.

Ya les he dicho que acaba mal, el niño se desnuca. Así como suena. La escena es presenciada por una adorable niña de la nobleza que coincide con el chaval en varias ocasiones, como invitando a pensar en un final feliz, pero no, no es así. El niño tiene una agonía demoledora, con las carcajadas del público como fondo. El payaso efectúa también un nuevo número de riesgo. Se lanzará desde lo alto atravesando un aro de fuego. La imagen es bastante elocuente. Parece que el director se guardaba en la manga varios finales y optó por el más adecuado para los niños, el más demoledor.

Los más atrevidos o los más morbosos pueden disfrutarla aquí:



Guttaperchevyy malchik (1957)
Producción: Ministerstvo Kinematografii
Director: Vladimir Gerasimov
Guión: Mikhail Volpin Intérpretes: Sasha Popov (el huérfano), Alexey Gribov (el payaso), Mikhail Nazvanov (el forzudo), Inna Fedorova, Olga Viklandt, Ivan Koval, Andrei Popov, Marina Strizhenova, Afanasij Kochetkov, Alexander Popov, Sergei Filippov, Vladimir Gribkov, В. Kirillin, Н. Stepanov.
77 min. Color

1 comentario:

Rainer - Rayito dijo...

Primero, mil felicidades por un blog tan completo, me inquieta mucho está pelicula y me gustaria saber donde puedo conseguirla, porque la he buscado en mi ciudad y nadie la conoce, gracias de antemano y sigan adelante