16 de septiembre de 2011

Amor telefónico


Allo Berlin? Ici Paris! / Hallo Hallo, hier spricht Berlin (1931), Julien Duvivier

Algo del espíritu reneclairiano debía recorrer el estudio de la Tobis en Epinay porque Duvivier se contagia de él en Allo Berlin? Ici Paris!, una comedia romántica en la que dos parejas de telefonistas -francesas ellas, alemanes ellos- intentan consumar su amor en un trasiego entre ambas ciudades a pesar de que los unos no hablan el idioma de los otros… viceversa.


Una astuta pirueta en el momento de transición al sonoro, en el que las versiones multi-idiomáticas se han convertido en norma. La industria norteamericana intenta copar el mercado desde allende el Atlántico, cuando no batir al enemigo europeo en su propio terreno con el establecimiento de la fábrica de sueños de la Paramount en Joinville-le-Pont, a las afueras de París.


Lily (Josette Day) y Erich (Wolfgang Klein) están enamorados. Les separa el idioma y un trayecto nocturno en tren, pero esto último tiene fácil solución. Pero la noche anterior a su partida, Max (Karl Stepanek), su compañero de centralita, se lo lleva a un antro cervecero y, por la mañana, cuando llegan a París, es él quien se presenta ante Lily. Entre tanto, el cándido Erich cae en las redes de Annette (Germaine Aussey), una vampiresa de Montmartre.


Duvivier orquesta la película utilizando toda la panoplia de recursos del cine silente, arrancando con un estilizado montaje en el que la línea telefónica nos lleva, sin trabas, de un continente a otro o un absurdo recorrido turístico por París en un autobús guiado por un tipo borracho que remite directamente a Entr’acte (1924), de René Clair y Francis Picabia.


Sin embargo, para hacer comprensible la historia se apoya en el montaje paralelo. Acaso con excesivo énfasis, dada la obligación de contar todo en ambos idiomas para que a los francoparlantes no se les escape ni una coma del argumento y viceversa.


Mucho mejor funcionan los momentos en los que el idioma debería de ser obstáculo para el amor, que es lengua universal. Los avances y retiradas de la estrategia de la seducción, sus triquiñuelas o la pureza de los sentimientos están por encima de la lengua, viene a decirnos Duvivier.


Uno de los alicientes de la película es asomarse a los ambientes canallas de las dos capitales europeas… o sus reproducciones en estudio. Locales míticos como Au Lapin Agil, excavado en la ladera de Montmartre y antes conocido como le Cabaret des Assassins, o Le Bal Nègre de la rue Blomet.


En Berlín, locales dedicados al “kabarett” y al baile. Amén de una extraña convención de Países Transoceánicos que sirve a Duvivier para satirizar los empeños de las Naciones Unidas. El final tiene lugar en el Dancing Schnauze, un local en el que cada mesa tiene –como no podía ser de otro modo- un teléfono mediante el que uno puede ponerse en contacto con el ocupante de otra mesa. Gracias a él, Erich y Lily llegarán por fin a encontrarse.


Allo Berlin? Ici Paris! estuvo en la agenda de películas distribuidas por Filmófono en la temporada 1932-33. Se barajó entonces el título de ¡Quiérame usted, telefonista! y quedaba tipificado como “vodevil telefónico”, aunque no nos consta que llegara a estrenarse comercialmente.


Allo Berlin? Ici Paris! / Hallo Hallo, hier spricht Berlin (1931)
Producción: Société des Films Sonores Tobis (FR-AL)
Director: Julien Duvivier.
Guión: Julien Duvivier y Rolf E. Vanloo.
Intérpretes: Josette Day (Lily), Wolfgang Klein (Erich), Germaine Aussey (Annette), Karl Stepanek (Max), Hans Henninger (Karl), Charles Redgie (Jacques Dumont), Albert Broquin (el guía turístico), Georges Boulanger (el presidente de las Repúblicas Transoceánicas), Gustav Püttjer (el músico arabe), Marthe Mussine, Pierre Piérade, Ellen Plessow, Émile Saint-Ober.
89 min. Blanco y negro.


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