The
Postman Always Rings Twice (El cartero siempre llama dos veces, 1981), Bob Rafelson
Si hubiéramos de buscar una razón única para
la celebridad de la versión de Bob Rafelson de The Postman Always Rings Twice, ésta sería, sin duda, la escena de
la cocina entre Frank (Jack Nicholson) y Cora (Jessica Lange).
Sin embargo, los que vimos la película en la
época de su estreno no quedamos menos impresionados por un episodio digresivo de
la novela —el capítulo XIIII— y, como tal, dejado de lado en la adaptación de
Tay Garnet protagonizada por Lana Turner y John Garfield en 1946.
Una vez cometido el crimen que es el motor de
la acción, Cora debe ir a ver a su madre porque se ha puesto enferma. Frank se
lía con la primera mujer que para en la estación de servicio. Se llama Magde y
cría felinos para exhibiciones y zoológicos privados. Su ilusión es irse a
Nicaragua, agenciarse unos pumas y montar con ellos un número circense con el
que recorrer el mundo. Durante tres días de sexo y planes en México, Frank lo
considera como una alternativa:
—Te va a gustar,
Frank. Nos instalaremos en algún lugar de las montañas, donde el clima sea
fresco. Luego, cuando tenga listo el número, recorreremos todo el mundo. Iremos
donde nos dé la gana, haremos lo que se nos antoje y tendremos dinero en
abundancia. ¿No eres un poco gitano, Frank?
Aquella noche no pude
dormir. Al amanecer abrí los ojos, despierto por completo. Y entonces pensé que
Nicaragua estaba bastante lejos.
Literatura hard
boiled sin aditivos ni edulcorantes.
En la primera incursión del dramaturgo David
Mamet en el campo de la escritura para el cine, se propone sacar el máximo
partido del espectáculo que supone un circo de época. En la película, Frank se
monta en el camión de un tipo simplemente porque se dirige a cien kilómetros de
la estación de servicio. Cuando llegan a su destino, Magde Allen (Anjelica
Huston) no acepta los leones que le traían porque los han drogado para el viaje
y son inservibles para el espectáculo.
El jefe de pista del Molen Bros. Circus (Louis
Turenne) le propone entonces que vaya a buscar otros felinos a México y que se
reúnan en Tucson (Arizona). Es la oportunidad que estaba esperando Frank para
ofrecerse como chófer.
Nunca veremos México. Un interior y un
exterior del magnífico carromato en el que viaja la domadora servirán de marco
a un romance ocasional, en el que Jack Nicholson y Anjelica Huston —pareja por
entonces— se divierten sugiriendo refinamientos amatorios orientales.
Breve paréntesis circense en un retro-noir que se inspira en los
clásicos —los diálogos de Raymond Chandler para la versión de Billy Wilder de
otra novela de James Cain, Double
Indemnity (Perdición, 1944)— y se
aprovecha de la revitalización del género en los años inmediatamente
anteriores, con Chinatown (1974),
otra película protagonizada por Nicholson, como punta de lanza.
The Postman Always Rings Twice (El cartero siempre llama dos veces, 1981)
Producción:
Lorimar / Metro-Goldwyn-Mayer (EEUU)
Director: Bob Rafelson.
Guión:
David Mamet, de la novela homónima de James M. Cain.
Intérpretes:
Jack Nicholson (Frank Chambers), Jessica Lange (Cora Papadakis), John Colicos
(Nick Papadakis), Michael Lerner (Mr. Katz), John P. Ryan (Kennedy), Anjelica
Huston (Madge Allen, la domadora), Louis Turenne (el jefe de pista del Molen
Bros. Circus), William Traylor (Sackett), Thomas Hill (Barlow), Brian Farrell
(Mortenson), Jon Van Ness (un policía), Raleigh Bond (el vendedor de seguros),
William Newman.
122 min. Color.
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