La forza
bruta (La fuerza
bruta, 1941), Carlo Ludovico Bragaglia
El pequeño Pepe (Sergio Tedesco) no es
aceptado por los payasos del Circo Colombier. Ha llegado allí con Bob (Juan de
Landa), “el hombre más fuerte del mundo”, y Nell (María Mercader), sirena huida
de una barraca e hija de trapecistas.
—¿Y por qué no te quieren? —pregunta Bob, que ha prohijado al arrapiezo.
—Pues porque dicen que nosotros somos
saltimbanquis y ellos son artistas.
Nell es el motor de la historia, toda
ingenuidad y ternura. Se ha enamorado del trapecista Fred (Rossano Brazzi) y ha
impuesto la presencia de sus compañeros al propietario del circo Colombier
(Olinto Cristina). Fred, en el olimpo de su fama y su destreza como trapecista,
acepta el amor de Nell como algo que se le debe, igual aceptara antes el de
Diana (Germana Paoleri) y consiente al de las damas que van a buscarle en coche
de caballos cada mañana después de haberle admirado en la función de la boda.
Pero Diana es una mujer celosa y no está
dispuesta a ser olvidada. Así que cuando aparece en el circo el patrón de la
barraca (Ernesto Bianchi) en la que Nell se exhibía como sirena y de cuyos
requerimientos amorosos pudo escapar gracias a la fuerza bruta de Bob, Diana
siembra la cizaña en el corazón de Bob.
Es el día en que, después de muchos ensayos,
Nell va a debutar con un doble salto mortal con los ojos vendados. Después de
lograrlo con éxito, abandona el trapecio. Fred, ofuscado, marra su salto y se
estrella contra el suelo.
El último acto de la película se corresponde
más o menos con lo que era el segundo cuadro de la obra que Jacinto Benavente
estrenara en el madrileño Teatro Lara en 1908. Los compañeros van a despedirse
al hospital del ídolo caído. Ahora que está tullido le han encontrado un
sustituto (Ugo Sasso) y todos prometen recordarle…pero la caravana del circo
nunca se detiene.
Sólo Nell sacrificará su carrera y su vida por
Fred. Más profundo será aún el sacrificio de Bob, que volverá al camino sin
esperanza de conseguir el amor de la volatinera. Al actor Juan de Landa irán
dedicados los mayores elogios de la crítica cuando la película se estrenó en
España e Italia. Suyo es el papel de bruto con corazón de oro, bufón por amor,
payaso que debe hacer reír con el corazón hecho pedazos.
Y es que, para adensar la trama en la primera
parte, Carlo Ludovico Bragaglia recurre al prontuario del cine circense: al
patetismo de Emil Jannings convertido en hazmerreír del público por la
veleidosa Marlene Dietrich en DerBlaue Engel;
a la humillación de Lon Chaney en HeWho Gets Slapped ;
y a la tragedia del “¡Ríe, payaso!” de la ópera de Leoncavallo .
¿Diremos que además toda la primera parte
tiene aire inequívoco de haber servido de inspiración a Fellini en la creación
de Zampanò y Gelsomina en La strada? Dicho queda.
Si, para colmo, salen barracas de feria,
directores despóticos, carromatos en el crepúsculo, amazonas ofendidas y celos
en el trapecio, no podemos ser más felices.
O sí, porque la película se rueda con la
colaboración del equipo técnico y artístico del Gran Circo Jarz. Los hermanos
de origen húngaro afincados en Italia doblan a los protagonistas en el trapecio
volante y podemos contemplar a numerosos artistas ensayando sus números.
Aquí encontrarán una recensión por Quim Elías
de la visita a Gerona del Circo Jarz en 1956:
La forza bruta (La
fuerza bruta, 1941)
Producción:
Lux Film (IT)
Director:
Carlo Ludovico Bragaglia.
Guión:
Carlo Ludovico Bragaglia, Ezio D'Errico, Ivo Perilli, Roberto de Ribón, Maria
Teresa Ricci, Ákos Tolnay, de la obra homónima de Jacinto Benavente.
Intérpretes:
Juan de Landa (Bob, el hombre más fuerte del mundo), María Mercader (Nell),
Rossano Brrazzi (Fred III), Germana Paolieri (Diana, la trapecista), Olinto
Cristina (Colombier, el dueño del circo), Pina Renzi (Madame Richard), Sergio
Tedesco (Pepe), Claudio Ermelli (Lampione), Ugo Sasso (Gaetano, el sustituto de
Fred), Cesare Polacco (Paolo Prego), Cesare Fantoni (el domador de tigres).
Ernesto Bianchi (el de la barraca) y el elenco técnico y artístico del Gran
Circo Jarz.
80 min.
Blanco y negro.
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