14 de septiembre de 2015

Tangoslapstick


Kri Kri e il tango (1913), Raymond Frau

Nacido en Senegal en 1887, de padre italiano y madre francesa, Raymond Frau debuta en Francia como acróbata a la edad de 13 años. Trabaja en varios circos, entre ellos el Medrano, antes de ser contratado por la casa Cines de Turín en noviembre de 1912. Es el momento en que los cómicos franceses triunfan en Italia: André Deed en el papel de “Cretinetti” para la Itala Film, Marcel Fabré como “Robinet” en la Ambrosio, Ferdinand Guillaume como “Tontolini” en la Cines y, a partir de 1912, como “Polidor” en Pasquali. Raymond Frau cubrirá el hueco dejado por éste en Cines y en el plazo de poco más de tres años rodará un centenar y medio de películas de la serie “Kri Kri”. El personaje alcanza una gran popularidad. En Gran Bretaña se le conoce como “Bloomer”, en los Paises Bajos como “Patachon” y “Bloemer”, en España como “Cricrí”.


En 1919 lo encontramos en Francia. Ahora se llama Raymond Dandy y está contratado por la Société Française des Films Éclair. Media docena de títulos y nuevo traslado. En Austria rueda los últimos cortometrajes de la serie “Dandy” para su propia compañía, la Listo-Dandy-Film-Consortium. A partir de 1923 regresa a Francia y compatibiliza actuaciones en el music-hall –Moulin Rouge, Casino de Paris, Folies Bergére…-, donde comparte escenario con Mistinguett y Josephine Baker, con algunas intervenciones en la pantalla, siempre bajo el nombre de “Dandy”.


En la carpa hemos proyectado Kri Kri e il tango, una interesante muestra de su modo de trabajar. Lo primero era encontrar una excusa argumental: la fiebre del tango que recorre Europa sirve al propósito. La peliculita, de unos cinco minutos, se divide en tres partes. La primera muestra como Kri Kri recibe una invitación para un baile y decide aprender el tango con la ayuda de un gramófono y de un maniquí de modista.



La segunda y la tercera tienen lugar en el salón de baile. Kri Kri pide a una señorita (Lea Giunchi) que sea su pareja, pero el forzudo que la acompañaba se dedica a zancadillearlos de modo que hacen caer al resto de las parejas y terminan derribando el estrado donde se encuentran los músicos. Pero la fiebre del baile se ha adueñado de ellos que danzan y danzan sin tregua, a pesar de los batacazos.


Gira que te gira, llegan incluso a caer por el balcón a un estanque con agua, pero, como en Plongeur fantastique (Segundo de Chomón, 1905), tras el chapuzón la marcha se invierte y regresan al balcón para seguir bailando y que el acompañante de la chica siga incordiando. Se produce entonces el momento más interesante de la cinta, la apoteosis dancística en la que el espectador se ve involucrado quiera o no. Kri Kri enrolla una cuerda alrededor del forzudo y la chica y tira de ella como si lanzase una peonza. Los bailarines empiezan a girar enloquecidamente y, para que proporcionarnos su punto de vista, son colocados en una plataforma giratoria, en tanto que la cámara permanece fija en el centro. Los bailarines permanecen en cuadro mientras el resto de danzantes y los fondos se difuminan hasta convertirse en una masa borrosa en un afortunado correlato visual del frenesí provocado por el baile.



Hay otras películas de Kri Kri que pueden ver. Por ejemplo, ésta, en la que realiza la consabida pantomima del espejo roto, correspondiente a Kri Kri domestico (1913):


Kri Kri e il tango (1913)
Producción: Cines (IT)
Guión y Dirección: Raymond Frau .
Intérpretes: Raymond Frau (Kri Kri), Lea Giunchi (su pareja de baile).
5 min. Blanco y negro + Virados.

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