Miguel Gila Cuesta
Madrid, 12 de marzo de 1919
Barcelona, 14 de julio de 2001.
Miguel Gila... Gila a secas.
Tan cortito es el nombre que hay que rebuscar mucho en los repartos para encontrarlo. Pero es que donde Gila destacó fue agarrado a un teléfono.
Hizo su carrera en salas de fiestas, en la radio y, finalmente, en televisión, donde solía contar que no pudo nacer un domingo porque estaba todo cerrado, así que tuvo que nacer un jueves que su madre había ido a la peluquería.
Como José Luis Ozores, su amigo del alma, parece que Gila hubiera hecho la primera comunión con boina. Siempre dijo que como las bromas de los pueblos no había otras. Probablemente el más gordo de estos bromazos fue la Guerra Civil. Gila salió con vida de ella porque le mataron mal. Y es que la guerra siempre ha sido una chapuza.
No es raro que con semejante biografía terminara mandando sus chistes a La Codorniz. De ahí al cine no hay más que un paso. Lo dio a principios de los años cincuenta, llevando al hombro la maleta rellena de paradojas.
Como actor tiene Gila esa desdoblamiento que lo mismo vale para gran timador que para tímido timado. En todas las películas en que participó dejó su impronta característica, insuflando unas gotas de humor absurdo y surreal en los tipos populares e ingenuos que le tocaron en suerte.
Gila es mucho más que un caricato pero un poco menos que un actor genérico. El genio se le desborda y así no hay modo de componer un secundario.
Ver sus películas es como poner una conferencia con el más allá.
-Oiga. ¿Está Gila? Pues que se ponga.
Sr. Feliú
2 comentarios:
Don Miguel, El hombre que viajaba despacito...
De esa peli proceden las dos ilustraciones, sí señor.
Y como único acertante va a poder usted ver "Verbena". No se retire del teléfono que una de nuestras operadoras tomará sus datos para ver si se la enviamos a Crimea o a Senegal.
Sus nietos
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