White Tiger (El
tigre blanco, 1923), Tod Browning
Fawning and
hating the Strong
Ready to
ravage the Weak,
Faithless…
suspicious…cruel and Savage
Fearing no
God… trusting no man…
That’s White
Tiger
In the Heart
of the Crook
(Adula y odia al Fuerte
Dispuesto a devastar al Débil,
Desleal… Sospechoso… Cruel y Salvaje
Sin temor de Dios… Sin confiar en nadie…
Ese es el Tigre Blanco
En el corazón del Ladrón)
Tod Browning ha sido descrito por algunos como el Edgar
Allan Poe del cine, un pionero del cine de terror, antes de que se acuñara este
término para definir este género cinematográfico. En White Tiger Browning se vale de un autómata ajedrecista para
permitir a una banda de ladrones entrar en casas de la alta sociedad para
desvalijarlas. En 1836, Poe había publicado un ensayo inspirado en El Turco (http://www.eapoe.org/works/essays/maelzel.htm),
un jugador de ajedrez que el mecánico Maëlzel había llevado a Nueva York
después de una historia de intrigas políticas en las cortes europeas. Según
relata Robert-Houdin en su libro autobiográfico Confidencias de un prestidigitador:
el turco ajedrecista había sido construido por el mecánico húngaro Wolfang von
Kempelen en 1769 y habría servido de escondite a un mutilado rebelde polaco
llamado Worousky. De todo ello hemos hablado con anterioridad al hilo de la
proyección de Le joueur d'échecs
(Jaque a la reina, 1927) y de la glosa de La sangre del turco.
White Tiger es la
postrera película rodada por Browning para la Universal y también la última con
Priscilla Dean. La estrella nace en 1896 en una familia de actores lo que la aboca,
en la práctica, a emprender una carrera como actriz desde niña. A los diez años
ya es profesional de los escenarios y a los 14 debuta en el cine. Durante estos
años trabaja, entre otros estudios, para Biograph, donde coincide con David
W. Griffith, y Universal. Desde julio de 1916 figura como principal intérprete
femenina de la serie de comedias que Eddie Lyons y Lee Moran protagonizan en la
Nestor Film Company y que la Universal distribuye. El papel que, finalmente, la
lanza al estrellato es el de la heroína del serial The Gray Ghost (1917) que protagoniza junto a Harry Carter como el
mismísimo “Fantasma Gris”. El personaje de Priscilla lleva el no menos sonoro
nombre de “Morn Light”, Luz de la Mañana.
Como en The Wicked
Darling y Outside the Law,
en White Tiger Priscilla Dean vuelve
a interpretar a una dura delincuente que sabe mostrar su lado sensible cuando
aparece el amor. Tod Browning atravesaba un momento complicado por culpa de su
adicción al alcohol y la película era difícil de estrenar tal como la había
entregado el director.
La historia. Desde el principio.
La casa de Mike Donovan (Alfred Allen) está siendo vigilada
por Scotland Yard, que espera la señal convenida para irrumpir en ella y
arrestar al delincuente. Donovan está inquieto, tiene un mal presentimiento,
mientras sus hijos Roy y Sylvia juegan despreocupados a sus pies. El compinche
de Donovan, Bill Hawkes (Wallace Beery), espera para dar la señal convenida a
los policías. Cuando la policía entra en la casa, los hermanos son separados
creyendo cada uno de ellos que el otro ha muerto junto a su padre. La hija
permanece con el traidor Bill Hawkes.
Quince años más tarde sus vidas se encontrarán de nuevo en
el famoso Museo de Cera de Londres. Roy (Raymond Griffith) está escondido
dentro de un jugador de ajedrez, manejando su mecanismo y observando desde su
disfraz mecánico todo lo que sucede en el Museo de Cera. Así es como advierte
la habilidad de Sylvia (Pricilla Dean) como carterista lo que despierta su
interés por ella. Se hacen buenos amigos sin saber que son hermanos y comparan
lo conseguido con sus ilegales artimañas. Sylvia se presenta como la hija de
Hawkes.
Hawkes tiene un plan para hacer mucho dinero y para ello
tiene que contar con el jugador de ajedrez y su habilidoso manipulador. Juntos
viajan a los Estados Unidos como el Conde Donelli, su hija y su secretario.
Allí quieren comenzar una carrera de robos retando con su jugador de ajedrez a
la alta sociedad americana.
Un insistente admirador de Sylvia, el rico Sr. Longworth
(Matt Moore), les abre las puertas de numerosas casas, pero también despierta
los celos de Roy, a quien no le gusta que el Sr. Longworth se haya fijado en
Sylvia y la colme de atenciones.
Después de un importante robo de joyas están obligados a
esconderse en la cabaña de caza de Longworth. Encerrados y vigilantes, en un
ambiente un tanto claustrofóbico —realzado por el escaso movimiento de cámara—
comienzan las desconfianzas entre los tres malhechores, alimentadas
principalmente por el malvado Hawkes. Roy se abalanza sobre Sylvia, convencido
de que ésta le quiere envenenar con un matahormigas argentino, pero Sylvia se
defiende con un cuchillo y le asesta una puñalada a su hermano. Así, malherido,
es cuando aflora la verdad entre ellos y los hermanos se reencuentran.
El bueno de Longworth intercede por ellos, mientras el
malvado de Hawkes, el falso Conde Donelli, muere mientras huye del odio de los
dos hermanos.
Poco después de rodar White Tiger,
Priscilla Dean abandona el estudio donde ha cosechado sus éxitos. Desde
entonces su carrera empieza a languidecer y, un par de años después la
encontramos en comedias de dos rollos de Hal Roach.
Slipping Wives (1927), de Fred
L. Guiol, es una parodia de las comedias matrimoniales de Lubitsch y Cecil B.
DeMille, pero si hoy se la recuerda no es por la presencia de Priscilla Dean
encabezando los títulos de crédito sino por ser una de las primeras cintas en
las que aparecen juntos, aunque no emparejados, Stan Laurel y Oliver Hardy.
Veterana de las producciones de Lyons y Moran a Priscilla no debió de costarle
demasiado adaptarse a trabajar junto a los en breve archifamosos El Gordo y el
Flaco.
White
Tiger (El tigre blanco, 1923)
Producción: Universal Pictures (EEUU).
Dirección: Tod Browning.
Guión: Tod Browning y Charles Kenyon.
Intérpretes: Priscilla Dean (Sylvia
Donovan), Matt Moore (Dick Longworth), Raymond Griffith (Roy Donovan), Wallace
Beery (Conde Donelli / Hawkes), Alfred Allen (Mike Donovan).
Blanco y negro. 86 min.
2 comentarios:
Esta la tengo pendiente para ver hace tiempo; no creo que tarde en hacerlo porque desconocía que saliese un autómata y eso es cosa capaz de alegrar cualquier filme y convertirlo en objeto de inmediato interés... Así a bote pronto el argumento -otro de los tríos criminales que tanto gustaban a Browning- me ha recordado el de de Zara, la mística...
Venerable Abuelito:
Zara tendrá entrada compartida con otros falsos mediums habituales en la obra de don Tod. Lo que nos lleva a pensar que el sobrenaturalismo de Drácula fue, en puridad, un accidente en su carrera, en la que la explicación racional no es tanto una argucia argumental como una demostración de apego al realismo. La aberración, la deformidad, el travestismo o la anomalía son para Browning tanto o más humanos que la "normalidad".
Sus nietos que bien le quieren
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