El público español conoció
Golfus de Roma como espectáculo
musical antes de que Madrid se convirtiera en el off-off-Broadway.
La obra se estrenó en el
Teatro Maravillas en marzo de 1964 con escenografía y figurines de Antonio Mingote
e interpretaciones de José Sazatornil “Saza”, Erasmo Pascual, Venancio Muro,
Carmen Martínez Sierra, Luis Sánchez Polack “Tip” y José Luis Coll, que además
firmaba la versión castellana junto a Manuel Ruiz Castillo.
En la versión cinematográfica de Richard Lester, Buster Keaton es un personaje llamado Erronius, que lleva veinte años buscando a sus dos hijos desaparecidos. Como Pseudolus (Zero Mostel) no quiere que regrese a casa porque tiene allí escondido a Marcus Lycus (Phil Silvers), se hace pasar por adivino y ordena a Erronius que, si quiere que el espíritu del mal abandone su casa, rodee siete veces las siete colinas de Roma.
De este modo, Erronius irá apareciendo en medio de las situaciones más insólitas —una carrera de cuadrigas en plena Casa de Campo madrileña, por ejemplo— con una cara de perplejidad que desdice la inexpresividad de Keaton.
El personaje tiene un papel fundamental en la anagnórisis aristotélica, el momento culminante del relato en el que los personajes descubren su verdadera identidad. La anagnórisis es crucial en la tragedia, pero Menandro la incorporó a la comedia y desde entonces no hay parodia que no multiplique estos hallazgos ad infinitum. El A Funny Thing… el desvelamiento se produce gracias a una sortija con una bandada de gansos volando.
Cuando un astuto esclavo, mentiroso, perezoso, ocurrente y tramposo descubre que el hijo de su amo está enamorado de una joven virgen, le ofrece su ayuda para conquistarla si a cambio le concede la libertad. Pero los amoríos se ven obstaculizados por asombrosas sorpresas, ingeniosos disfraces y una alocada carrera de cuádrigas.
Producción: United Artists /
Melvin Frank Production (EEUU)
Director: Richard Lester.
Guión: Melvin Frank, Michael Pertwee,
del musical de Burt Shevelove, Larry Gelbart y Stephen Sondheim, inspirado en
Plauto.
Intérpretes: Zero Mostel, Phil
Silvers, Michael Crawford, Jack Gilford, Annette Andre, Michael Hordern, Leon
Greene, Roy Kinnear, Alfie Bass, John Bluthal, Pamela Brown, Patricia Jessel,
Beatrix Lehmann, Frank Thornton, Peter Butterworth, Ingrid Pitt, Buster Keaton.
99 min. Color.
5 comentarios:
En Golfus de Roma el gran Buster acaba en una rueda giratoria que no le conduce a ninguna parte.Está claro que es un gag ideado por él.Esta escena nos retorna a un corto de los años veinte donde acaba girando dentro de una rueda de un vapor y gira y gira sin poder escapar de un aciago destino.Hace poco volví a ver El rey de los caowboys donde despliega miles de cabezas de ganado por toda la ciudad y él vestido de demonio para atraerlas de nuevo al redil.Después me puse El moderno Sherlock Holmes,una maravilla una obra maestra que muchos años después Woody Allen retomaría esa genial idea donde los personales del celuloide salen de la pantalla en La rosa púrpura de El Cairo.Y como no me cansaba de ver a Buster me puse El Cameraman,preciosa,poética,magistral.En fin,Buster es uno de los más grandes de la historia del cine.Emilio Aragón (Miliki)no fue un gran payaso,pero en sus memorias relata su encuentro con Buster y merecería está historia ser grabada con palabras de oro.
Un cordial saludo.
Estimado don Francisco:
El periodo de oro de Buster Keaton, aquél en el que tuvo absoluta independencia creativa y estaba en plena forma física, es irreprochable. Desde sus películas de dos bobinas, como "Neighbours", "Cops" o "One Week", a sus inolvidables largometrajes: "Steamboat Bill Jr.", "The General", "Seven Chances", "The Navigator", "College"... los que usted menciona. Su legado está ahí para uso y disfrute de los amantes de la comedia.
Esa imagen de él caminando en la noria, abstracto peregrino hacia la nada, cierra una filmografía cuyos eslabones menores hemos querido repasar durante el último mes y medio, buscando apuntes de un talento que nunca llegó a empañarse y de un oficio ejercido con dignidad fueran cuales fueran las circunstancias adversas.
Alberti le dedicó un poema, al hilo de "El rey de los cowboys". Va el final:
(Cri, cri, cri, cri)
Hasta los grillos se apiadan de mí
y me acompaña en mi dolor la garrapata.
Compadecete del smoking que te busca y te llora entre aguaceros
y del sombrero hongo que tiernamente
te presiente de mata en mata.
¡Georginaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
(Maaaaaa).
¿Eres una dulce niña o una verdadera vaca?
Mi corazón siempre me dijo que eras una verdadera vaca.
Tu papa, que eras una dulce niña.
Mi corazón, que eras una verdadera vaca.
Una dulce niña.
Una verdadera vaca.
Una niña
Una vaca.
¿Una niña o una vaca?
O ¿una niña y una vaca?
Yo nunca supe nada.
Adios, Georgina.
(¡Pum!)
Queremos expresarle nuestro agradecimiento, don Francisco, reservándole permanentemente una silla junto a la pista. No hace falta ni que nos avise.
Siempre suyos, profesor Javier y Sr. Feliú
Gracias por la invitación queridos camaradas.Lo cierto que descubrí este blog a través de unas ciertas búsquedas un tanto obsoletas para el mundo de hoy,mi pasión por los viejos parques de atracciones,el circo y los payasos.
Vuelvo a este espacio para decir que gracias a estos últimos post sobre mi admirado Buster Keaton me ha inspirado para escribir una serie de artículos sobre sus películas más representativas;un ciclo,creo yo, que tenía pendiente desde hace ya mucho tiempo.
De nuevo,fuerte abrazo.
He visto todas la películas mudas de Buster Keaton que pasaron en su día por televisión en un ciclo que le dedicaron,creo que los domingos por la tarde,estoy volviendo a ver sus películas silentes pero hasta ahora no había prestado mucha atención a las habladas y ésta aún no la he visto.
Golfus de Roma no de puede decir que sea una película "de" Keaton, pero, de algún modo, Richard Lester rinde tributo a un modo de entender el cine y homenajea -esta vez sin que dé la sensación de que se está aprovechando de él- a Buster en una de sus ultimísimas intervenciones en la pantalla.
La película se rodó en los estudios Chamartín y en los alrededores de Madrid. Muchos planos parecen rodados sin ir mucho más lejos de la Casa de Campo.
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