Die freudlose Gasse (Bajo la máscara
del placer, 1925), Georg W. Pabst
¡Crisis económica!
¡Desigualdad social! ¡Indignación popular! ¿La España de hoy? No, la Viena de Die freudlose Gasse es un retablo de la miseria económica y moral de la Europa
de entreguerras. Pabst no da cuartel: desde la mujer que se entrega al
carnicero (Werner Kraus) por un solomillo a los usureros que hacen su agosto en
el mercado negro. Las historias de corrupción y miseria se entrelazan. No cabe
duda de que la riqueza de quienes pasan la noche en los restaurantes, bailando,
bebiendo y haciendo negocios, se construye sobre la explotación de los más.
Hay un escenario
privilegiado en el que se focaliza esta situación: el local que regenta con Frau
Greifer (Valeska Gert), donde se representan tableaux vivants para un público de caballeros selectos. En
realidad se trata de un burdel donde las jóvenes sin otra salida se ven
obligadas a prostituirse. Tal ocurre con Greta (Greta Garbo), que vive en la
miseria con su hermana y su padre (Jaro Fürth), un funcionario arruinado en una
incierta inversión bursátil.
Una segunda trama de
igual relevancia atañe al intento de redención de Maria Lechner (Asta Nielsen)
que culmina con un crimen y la consiguiente investigación policial.
Greta pierde el
trabajo por no acceder a los deseos de su jefe y aloja en su casa a un teniente
de la Cruz Roja (Einar Hanson), con cuyo alquiler debería sobrevivir la
familia. Pero, acuciado por las deudas, el padre gasta el dinero y Greta acude
a su vecina Frau Merkel (Edna Markstein), que la lleva al local de Frau Greifer.
Mientras los
habitantes de la calle Melchior, “la calle sin alegría”, dejan que el odio y la
indignación exploten a la puerta del local, en el interior se produce la gran
escena melodramática: el joven teniente descubre a la joven que ama con un
sucinto vestido que deja al descubierto su cuerpo y el sentido de su presencia
allí. Al contrario que la Lulú de DieBüchse der Pandora (La caja de Pandora, Georg Wilhelm Pabst,
1929), Greta no se vale del deseo que despierta en los hombres para triunfar.
Su desnudez no resulta sensual sino que trasluce un profundo patetismo. Sin
embargo, Pabst sigue sabiendo retratar como nadie todas las formas del deseo la
lubricidad y la lascivia.
Si el estrellato de
la película se reparte entre la veterana Asta Nielsen y la emergente Greta
Garbo, si la leyenda quiere que Marlene Dietrich interviniera en un invisible
papel de comparsa, nosotros les proponemos que se fijen en las dos
interpretaciones menos verosímiles de este nuevo paradigma del realismo que
quería ser la película, pero que, precisamente, encarnan la posición en la que
Pabst nos coloca como espectadores.
La primera es la de
Werner Kraus (el mismísimo doctor Caligari) como carnicero. Un tipo siniestro
donde los haya, propietario de un mastín aterrador y cuya mirada desnuda a las
clientas que guardan cola toda la noche para poder comprar un trozo de carne
congelada. Un ventanuco a ras de
calle le permite seleccionar a sus presas. Luego, el trueque: carne por carne.
La segunda es la de Valeska
Gert, al frente de prostíbulo. Interpretación expresionista y proto-punk que
remite al mundo del kabarett al que esta
judía alemana dedicó la mayor parte de su vida trashumante. Habitual del Schall
und Rauch, cuando se vio obligada a emigrar por la llegada al poder del partido
Nacional Socialista, abrió en Nueva York el Beggars Bar y, más adelante, en
Princetown, el Valeska’s, donde el arte, la música y la sátira seguían
reinando.
En Die freudlose Gasse Valeska Gert se
enreda como una serpiente alrededor de Greta, sube las escaleras a cuatro patas
y se animaliza hasta convertirse en pura encarnación de la obscenidad. Sublime
gesto el que realiza al presentar un cuadro viviente con unas cuantas chicas
disfrazadas de angelitos: sus dedos dibujan un monóculo invitando al público
burgués a mirar –o sea, disfrutar- del espectáculo que va a comenzar.
Die freudlose Gasse (Bajo la máscara del placer / La calle sin alegría, 1925)
Producción:
Sofar-Film-Produktion (AL)
Director:
Georg Wilhelm Pabst.
Guión:
Willy Haas, de la novela de Hugo Bettauer.
Intérpretes:
Asta Nielsen (Maria Lechner), Greta Garbo (Greta Rumfort), Agnes Esterhazy
(Regina Rosenow), Werner Kraus (el carnicero), Karl Etlinger (Max Rosenow),
Henry Stuart (Egon Stirner), Einar Hanson (teniente Davis), Gregori Chmara (Kellner), Ilka
Grüning (Frau Rosenow), Jaro Fürth (Hofrat Rumfort), Valeska Gert (Frau
Greifer).
151
min. (la versión restaurada). Blanco y negro + Virados.
4 comentarios:
...¡¡A por ellaaa!!!... Con lo que me gustan estas perversidades, y más si vienen de la mano del gran Pabst...
¡Qué alegría verlo de nuevo por aquí, venerable Abuelito!
La verdad es que la trama policial resulta un tanto más insulsa y no termina de encajar con ésta de la virtud mancillada, que se ve que Pabst disfruta apurándola hasta las heces.
Abríguese bien que este invierno es especialmente crudo, sus nietos que bien le quieren
No me canso de aprender con este blog.
Aún no la he visto pero hace tiempo que se encuentra entre mis películas pendientes.
No se prive, don angeluco. Ya decimos que hay mucho y bueno que disfrutar.
Cordialmente, profesor Javier y Sr. Feliú
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