26 de marzo de 2013

Los indignados de la calle Melchior


Die freudlose Gasse (Bajo la máscara del placer, 1925), Georg W. Pabst

¡Crisis económica! ¡Desigualdad social! ¡Indignación popular! ¿La España de hoy? No, la Viena de Die freudlose Gasse es un retablo de la miseria económica y moral de la Europa de entreguerras. Pabst no da cuartel: desde la mujer que se entrega al carnicero (Werner Kraus) por un solomillo a los usureros que hacen su agosto en el mercado negro. Las historias de corrupción y miseria se entrelazan. No cabe duda de que la riqueza de quienes pasan la noche en los restaurantes, bailando, bebiendo y haciendo negocios, se construye sobre la explotación de los más.


Hay un escenario privilegiado en el que se focaliza esta situación: el local que regenta con Frau Greifer (Valeska Gert), donde se representan tableaux vivants para un público de caballeros selectos. En realidad se trata de un burdel donde las jóvenes sin otra salida se ven obligadas a prostituirse. Tal ocurre con Greta (Greta Garbo), que vive en la miseria con su hermana y su padre (Jaro Fürth), un funcionario arruinado en una incierta inversión bursátil.


Una segunda trama de igual relevancia atañe al intento de redención de Maria Lechner (Asta Nielsen) que culmina con un crimen y la consiguiente investigación policial.


Greta pierde el trabajo por no acceder a los deseos de su jefe y aloja en su casa a un teniente de la Cruz Roja (Einar Hanson), con cuyo alquiler debería sobrevivir la familia. Pero, acuciado por las deudas, el padre gasta el dinero y Greta acude a su vecina Frau Merkel (Edna Markstein), que la lleva al local de Frau Greifer.


Mientras los habitantes de la calle Melchior, “la calle sin alegría”, dejan que el odio y la indignación exploten a la puerta del local, en el interior se produce la gran escena melodramática: el joven teniente descubre a la joven que ama con un sucinto vestido que deja al descubierto su cuerpo y el sentido de su presencia allí. Al contrario que la Lulú de DieBüchse der Pandora (La caja de Pandora, Georg Wilhelm Pabst, 1929), Greta no se vale del deseo que despierta en los hombres para triunfar. Su desnudez no resulta sensual sino que trasluce un profundo patetismo. Sin embargo, Pabst sigue sabiendo retratar como nadie todas las formas del deseo la lubricidad y la lascivia.


Si el estrellato de la película se reparte entre la veterana Asta Nielsen y la emergente Greta Garbo, si la leyenda quiere que Marlene Dietrich interviniera en un invisible papel de comparsa, nosotros les proponemos que se fijen en las dos interpretaciones menos verosímiles de este nuevo paradigma del realismo que quería ser la película, pero que, precisamente, encarnan la posición en la que Pabst nos coloca como espectadores.


La primera es la de Werner Kraus (el mismísimo doctor Caligari) como carnicero. Un tipo siniestro donde los haya, propietario de un mastín aterrador y cuya mirada desnuda a las clientas que guardan cola toda la noche para poder comprar un trozo de carne congelada. Un  ventanuco a ras de calle le permite seleccionar a sus presas. Luego, el trueque: carne por carne.


La segunda es la de Valeska Gert, al frente de prostíbulo. Interpretación expresionista y proto-punk que remite al mundo del kabarett al que esta judía alemana dedicó la mayor parte de su vida trashumante. Habitual del Schall und Rauch, cuando se vio obligada a emigrar por la llegada al poder del partido Nacional Socialista, abrió en Nueva York el Beggars Bar y, más adelante, en Princetown, el Valeska’s, donde el arte, la música y la sátira seguían reinando.


En Die freudlose Gasse Valeska Gert se enreda como una serpiente alrededor de Greta, sube las escaleras a cuatro patas y se animaliza hasta convertirse en pura encarnación de la obscenidad. Sublime gesto el que realiza al presentar un cuadro viviente con unas cuantas chicas disfrazadas de angelitos: sus dedos dibujan un monóculo invitando al público burgués a mirar –o sea, disfrutar- del espectáculo que va a comenzar.


Die freudlose Gasse (Bajo la máscara del placer / La calle sin  alegría, 1925)
Producción: Sofar-Film-Produktion (AL)
Director: Georg Wilhelm Pabst.
Guión: Willy Haas, de la novela de Hugo Bettauer.
Intérpretes: Asta Nielsen (Maria Lechner), Greta Garbo (Greta Rumfort), Agnes Esterhazy (Regina Rosenow), Werner Kraus (el carnicero), Karl Etlinger (Max Rosenow), Henry Stuart (Egon Stirner), Einar Hanson (teniente Davis), Gregori Chmara (Kellner), Ilka Grüning (Frau Rosenow), Jaro Fürth (Hofrat Rumfort), Valeska Gert (Frau Greifer).
151 min. (la versión restaurada). Blanco y negro + Virados.

4 comentarios:

El Abuelito dijo...

...¡¡A por ellaaa!!!... Con lo que me gustan estas perversidades, y más si vienen de la mano del gran Pabst...

Sr. Feliú dijo...

¡Qué alegría verlo de nuevo por aquí, venerable Abuelito!

La verdad es que la trama policial resulta un tanto más insulsa y no termina de encajar con ésta de la virtud mancillada, que se ve que Pabst disfruta apurándola hasta las heces.

Abríguese bien que este invierno es especialmente crudo, sus nietos que bien le quieren

angeluco10 dijo...

No me canso de aprender con este blog.
Aún no la he visto pero hace tiempo que se encuentra entre mis películas pendientes.

Sr. Feliú dijo...

No se prive, don angeluco. Ya decimos que hay mucho y bueno que disfrutar.

Cordialmente, profesor Javier y Sr. Feliú