5 de mayo de 2014

Persecución en el tubo de la risa


El guardián del paraíso (1955), Arturo Ruiz-Castillo

Arturo Ruiz-Castillo, miembro de la generación de los renovadores de posguerra, hijo del editor José Ruiz-Castillo y colaborador de La Barraca, decide a mediados de los cincuenta intentarlo con la comedia costumbrista y se decanta por un guión episódico de Manuel Pombo Angulo que ha recibido en 1953 un premio del Sindicato Nacional del Espectáculo.


Las dos primeras historias están ligadas a sendas llaves del manojo del sereno Manolo (Fernando Fernán-Gómez). Éste se las relata a un hombre mayor y curioso (Rafael Bardem) en un café de la Plaza Mayor madrileña. Sus protagonistas son un poeta (José María Rodero) y una monja (Emma Penella). El poeta vive aquejado de mal de amores, que combate con libaciones sin tasa. En cambio, la monjita, toda candor e inocencia debe sumergirse en el proceloso mundo del estraperlo para conseguir los antibióticos para un niño enfermo, una excusa que se convertirá en cliché en el cine de episodios de estos años. Si esta viñeta busca el final feliz, la del poeta concluye trágicamente.


El tercer episodio es el que mejor ha resistido el paso del tiempo. Una leve trama policiaca sirve para hilvanar la historia de amor entre Manolo y Cecilia. El hecho de que ambos estén encarnados por Fernando Fernán-Gómez y Elvira Quintillá establece un vínculo inmediato con Esa pareja feliz (1951). También Manolo y Cecilia se conocen en una verbena castiza y si entonces podían ver un futuro esplendente desde lo alto de la noria, ahora el barracón de fotografías al minuto les proporciona la ocasión de verse ya casados y en viaje de novios.


En el pim-pam-pum Manolo, que es lapidado en  efigie, siente cada bolazo en carne propia hasta que aquello termina como el rosario de la aurora.


El haiga, el coche americano se convierte así en símbolo del otro, del ciudadano acaudalado… pero también del delincuente. Antes de que el director nos proporcione la solución al enigma policiaco mostrándonos la cicatriz que identifica al culpable del atraco, el haiga ya nos había dado la pista definitiva: el rival amoroso es el jefe de la banda de atracadores. Como dice el taxista borrachín:
—Cuando una chavala se sube a un haiga no es por un casual, es por el abrigo.


Un delincuente por amor, buena gente y dispuesto a entregarse a la policía a la primera de cambio, para que el final feliz no entre en colisión con la conclusión moralizante. Gracias a ella Manolo conseguirá la ansiada colocación en la fábrica y podrá gritar:
—¡Viva la libertad! ¡Abajo la esclavitud del trabajo!


Antes, no obstante, el sereno se ha convertido en héroe y ha conseguido atrapar a uno de los delincuentes: un jorobeta cuya siluete recortada contra un cristal esmerilado le proporciona la clave del enigma.


La persecución del jorobado nos devolverá a la feria y acabará en el emblemático tubo de la risa, atracción centrípeta consistente en cuatro secciones cilíndricas que giran en sentidos alternos. Algo así como meterse en una lavadora. Lo curioso es que aquí el que disfruta de la atracción es el que ve al que entra recibir la paliza. Por eso a la entrada del tubo hay unas gradas llenas de isidros felices con el vapuleo ajeno.


El guardián del paraíso (1955)
Producción: Roncesvalles P.C. / Suevia Films - Cesáreo González (ES)
Director: Arturo Ruiz-Castillo.
Guión: Manuel Pombo Angulo.
Intérpretes: Fernando Fernán-Gómez (Manolo, el sereno), Elvira Quintillá (Cecilia), José María Rodero (Arturo Abril, el poeta), Emma Penella (la monjita), José Isbert (José, el taxista), Rafael Bardem (don Eduardo, El Cicatriz), Antonio Riquelme (El Solomillo), Carolina Jiménez (la madre del niño enfermo), José Prada (el doctor Carlos), Antonio Casas (el comisario), Antonio Ozores (El Remilgao), Matilde Muñoz Sampedro (María, la mujer del Solomillo), Félix Dafauce (El Fino), Antonio Fornis (El Callao), Mariano Belloso (El Jorobado, el vendedor de lotería), Xan das Bolas (el sereno de Monforte de Lemos), Casimiro Hurtado (el camarero del Bolero), Francisco Bernal (el nuevo sereno), Manuel Requena (el charlatán de la feria), Manuel Arbó, Juan Vázquez, Eugenio Domingo, Modesto Blanch, Manuel Guitián, Santiago Rivero, Joaquín Bergía, Dominica Megino, María José Valero, Carmen Manzano, Mari Sol Luna, Pilar Hernández, Carlos Vico, Enrique Núñez, Manuel Pombo Bravo, Luis Barbán, Mike Brendel, Eugenio González, Luis Meyral, Ángel Aranda, Rosario Bustos, Dora Sánchez, Niño de Linares y la cantante Ana María González.
94 min. Blanco y negro.


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