Dante's
Inferno (La nave
de Satán, 1935), Harry Lachman
Jim Carter (Spencer Tracy) trabaja como
fogonero en el transatlántico S.S. Paradise pero pierde su empleo y se contrata
como blanco con la cara pintada de negro en una barraca de pim-pam-pum. Es el
principio de una carrera meteórica que le llevará a fundar un emporio de juego
y juerga, encontrar el amor en la dulce Betty (Claire Trevor)… y a perder su
alma.
Harry Lachman había sido pintor y escenógrafo antes
de dirigir varias películas entre las que se cuentan Charlie Chan at the Circus (1936) y ésta de ferias y feriantes que ayer proyectamos en la carpa.
Seguramente por eso, en la barraca del profesor “Pop” McWade (Henry B.
Walthall), aparte de una decoración grotesca y grutesca priman los cuadros
históricos: Cleopatra y el áspid, Salomé y la cabeza del Bautista, Alejandro y
el nudo gordiano…
También un busto de Dante Alighieri, cuya Divina Comedia da nombre a la atracción.
La celebridad de la película se debe, antes
que nada, a un montaje exento de diez minutos que reproduce los suplicios de
los condenados en el infierno. Es una visión simbólica producida por la visión
de los grabados de la versión ilustrada del libro.
El resto es una parábola sobre el capitalismo,
así como suena. Típico drama de la Gran Depresión y de la hipocresía del final
feliz made in Hollywood. Jim Carter
logra el éxito sin pararse en barras. Su ascenso está sembrado de los cadáveres
de sus rivales. Miente en un juicio y obliga a su mujer a cometer perjurio. Y
todo con tal de montar un casino de lujo en el transatlántico del que fue
despedido como fogonero.
Mucho se habló en los años setenta del cine de
catástrofes como metáfora de la crisis de valores de la sociedad y del
hundimiento del sistema de estudios. La industria del entretenimiento ya había
recurrido a este mismo expediente en los años treinta. Probablemente la mejor
ilustración del mismo sea King Kong (King Kong, Merian C. Cooper y Ernest B.
Schoedsack, 1933), la bestia atávica que deviene rey de Nueva York, pero
también Madam Satan (Cecil B. DeMille, 1930) y San Francisco
(San Francisco, W.S. Van Dyke, 1936).
Dante's
Inferno multiplica el desastre. Primero, el del
colosal palacio de los horrores montado sobre la estructura de la atracción de
las cataratas. Luego, el de la Sodoma flotante. Según la Fox, la sociedad
hedonista que vive por encima de sus posibilidades está condenada a suplicios
eternos y a vivir en el espanto, en tanto que el empresario negligente y ávido
de ganancia fácil salva su alma inmortal gracias a un acto heroico que le sirve
para salvar su propia vida y la de su hijo.
Dante's Inferno (La
nave de Satán, 1935)
Producción:
Fox Film Corporation (EEUU)
Director: Harry Lachman.
Guión: Philip Klein, Robert M. Yost.
Intérpretes: Spencer Tracy (Jim Carter), Claire Trevor
(Betty McWade), Henry B. Walthall (“Pop” McWade), Alan Dinehart (Jonesy),
Scotty Beckett (Alexander Carter), Robert Gleckler (Dean), Willard Robertson
(el inspector Harris), Morgan Wallace (el capitán Morgan) y Gary Leon y Rita
Cansino (la pareja de baile).
89 min.
Blanco y negro.
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