5 de noviembre de 2010

Méliès, mago


Antes que director de cine, el inquieto Méliès fue mago. Y antes que mago, zapatero. En 1884 viaja a Londres, donde su padre –dueño de una fábrica de calzado de lujo– le había enviado con el propósito de que mejorara su inglés y de hacerle olvidar sus inquietudes artísticas. Méliès se aficiona a acudir a los espectáculos de variedades que proliferan en la capital victoriana. Uno de estos locales es el mítico Egyptian Hall, en el sur de Piccadilly, que en esos momentos dirige el gran mago e inventor John Nevil Maskelyne (https://es.wikipedia.org/wiki/John_Nevil_Maskelyne), abuelo del no menos famoso Jasper Maskelyne, conocido como "the War Magician" (https://www.rtve.es/television/20220113/jasper-maskelyne-engano-nazi-alamein/2254540.shtml).

El Egyptian Hall 
Fascinado por los grandes efectos mágicos que se realizan en el Egyptian Hall, Méliès se convierte en un asiduo del local, conocido en esa época como el England's Home of Mystery. Madeleine Malthête-Méliès, nieta de Georges Méliès, nos cuenta que es el mago David Devant –socio de Maskelyne a la muerte de Cooke– el que se anima a enseñarle magia después de que Méliès se ofreciese a mejorar el decorado de su presentación. La habilidad de Méliès con las manos le permite avanzar rápidamente en el mundo de la prestidigitación así que, según cuenta Madeleine, nuestro joven pionero se estrena como mago en el Egyptian Hall.
Curiosamente, David Devant es uno de los precursores del cine en Inglaterra. Tuvo la iniciativa, pese a la poca fe de Maskelyne en el nuevo invento, de comprar con sus ahorros el Theatrograph de Robert William Paul y presentar sus fotografías animadas en el Egyptian Hall el 19 de marzo de 1896, dos días antes de que el propio Paul presentara su invento en el Olympia. Devant participa como intérprete en varios films de R.W. Paul realizados en 1896: The Mysterious Rabbit, Devant's Hand Shadows, The Egg Laying Man y Objects Produced from Paper.

Devant también es el protagonista de una de las primeras películas de Méliès: D. Devant, prestidigitation [101], de la que desgraciadamente no tenemos más noticias. Devant realizaba viajes periódicos a París para adquirir películas francesas y en 1896 vende a Méliès el Theatrograph –que servirá de base a Méliès para construir su propio cinematógrafo– y se convierte en el agente de Méliès en Inglaterra. En 1920, el mismo año de su retirada de los escenarios por problemas de salud, protagoniza el serial mudo The Great London Mystery, dirigido por Charles Raymond. Devant es autor de varios libros sobre magia entre los que destacan “Woes of a Wizard”, editado en 1903 y “Our Magic”, escrito mano a mano con Maskelyne en 1911.

Méliès vuelve a Francia con un notable dominio del inglés pero con la cabeza llena de fantasías artísticas, sus dedos entrenados para la magia y amigos que le van a facilitar su futuro camino cinematográfico. Visita Blois, cuna de Robert-Houdin, y descubre el fascinante mundo del que es considerado padre de la magia moderna. Realiza varias sesiones de magia en el Museo Grevin y se codea con artistas y excéntricos del París de finales del siglo XIX. 

El Cabaret L’ Neant 
Es en el museo Grevin donde conoce al ilusionista Dorville, creador del Cabaret L’ Neant, un singular antro en el que las mesas son sustituidas por ataúdes, los vasos son cráneos y la decoración está recargada de huesos y lápidas. Méliès sustituye al macabro mago en algunas ocasiones y disfruta viendo las caras de terror de algunas damiselas. Mas tarde, Dorville creará otros dos cabarets del mismo estilo, L’Enfer y Le Ciel. En L’Enfer los camareros van disfrazados de diablos y es donde suponemos que Méliès toma cariño a este personaje tan habitual en sus futuras grabaciones.

Voisin, otro de sus amigos, fabricante de autómatas y responsable artístico del teatro Robert-Houdin, le despierta un nuevo deseo: hacerse con la pequeña sala del Pasaje de la Ópera que en esos momentos no atraviesa por su mejor momento. En el año 1888, un mes después de nacer su hija Georgette, el padre de Méliès convoca una reunión familiar para comunicar que decide retirarse del negocio del calzado. Méliès aprovecha el momento para manifestar su voluntad de abandonar también el negocio por la suma que sus hermanos decidan. Con el dinero que le corresponde en el reparto –la nada desdeñable cifra de 50.000 francos– Georges Méliès emprende la aventura que había estado rumiando durante cierto tiempo. 

El Teatro Robert-Houdin 
La nuera de Robert-Houdin, Leonie, le vende el teatro por 47.000 francos y Méliès se convierte así en el nuevo propietario del histórico coliseo. Los decorados, la troupe –artística y técnica– y diez autómatas están incluidos en el trato. Su prodigioso destino comienza a ponerse en marcha.

El personal del teatro está formado, entre otros, por: Eugene Calmels, jefe de sala, regidor y mecánico de autómatas; Jules David “Marius”, asistente de sala y cómico; Leclerc, el pianista; el contable Tainguy; Mme. Gabriel, la taquillera; y Fanny Mamieux, una bella joven de poca estatura que participaba en los juegos de escamoteo de Voisin a la que Méliès adopta como partenaire llamándola Jehanne D’Alcy.

El año 1889 es el año de la Exposición Universal de París –la expo de la torre Eiffel– y el año más político de Méliès que se ha convertido en un importante activista anti-Boulanger. Es el año de la inauguración de La Griffe, periódico que quiere “abattre l’ hydra boulangiste” y en el que nuestro artista realiza numerosas caricaturas, entre ellas la de la primera editorial. Ese mismo año se inaugura el Moulin Rouge de Ziedler y es el inicio de un lustro de maravillas en el teatro Robert-Houdin.

Con Jehanne D’Alcy como personaje principal, Méliès monta numerosas escenas mágicas muchas de las cuales utilizará más tarde en sus películas: Le Page Mysterieux, Le Nain Jaune, La Fontaine de Jouvence, La Fee des Fleurs, Le Miroir de Cagliostro o L’Enchantes Alcofrisbas son algunas de esas representaciones mágicas.

En un ejemplar de “L’Illusioniste” de 1903 se puede leer sobre el mago Méliès: 

"Par la bonne grâce de son accueil et la charme de sa conversation, à la fois documentée et prime sautière, il eut vite fait de conquérir la considération et l’estime générales . Ceux qui pouvaient douter de ses aptitudes furent, de suite, fixés sur ses capacités magiques. Sous son impulsión, les représentations prirent une importante et un interêt nouveaux. On vit figurera u programme une suite ininterrompue d’attractions et de grands trucs inédits, tous de l’invention du nouveau directeur”.

Méliès dirige el teatro Robert-Houdin ininterrumpidamente durante treinta y cinco años, hasta 1923, fecha en la que es demolido. Méliès sigue dirigiendo el teatro aún cuando ya es un experimentado cineasta y mantiene como final de sus sesiones mágicas la proyección de imágenes en movimiento. En sus primeros años lo hace con linternas mágicas utilizando diseños y dibujos realizados por él mismo, más tarde proyectará sus propias películas con aparatos a los que añade algún detalle técnico para adecuarlos a sus necesidades. En 1891 funda la Académie de Prestidigitation de la que es presidente ofreciendo su teatro como sede y convirtiéndose en modelo de numerosas sociedades mágicas que aparecen por todo el mundo. En junio del mismo año monta uno de sus mejores espectáculos, Les farces de la Lune ou les Mesaventures de Nostradamus. 

Precinema 
En 1892 asiste a la proyección de tres cintas de Emile Reynaud: Le Clown et ses Chiens, Un Bon Bock y Pauvre Pierrot. Este mismo año su partenaire Jehanne D’Alcy decide marcharse a Londres, aunque afortunadamente para él –Méliès se casaría con ella– vuelve un año más tarde. Jehanne ha hecho amistad con R.W. Paul, un fabricante de aparatos de óptica, y con el mago malabarista Félicien Trewey, un antiguo artista del Robert-Houdin en tiempos del famoso mago, dos personajes que jugarán un papel clave en el destino de Georges Méliès.

El primero, como ya hemos dicho, será el que construya la primera cámara que Méliès utiliza y el segundo le visita en 1894 acompañado por el fotógrafo Clément Maurice y por Antoine Lumiere, padre de Louis y Auguste. Dos años más tarde, el 6 de abril de 1896, el teatro Robert-Houdin presenta una serie de vistas animadas. Las proyecta Georges Méliès con el aparato que ha comprado a Paul. Las películas son del mismo Paul y de Edison. El mago Georges Méliès intuye el potencial de este nuevo invento y comienza a trabajar sin descanso. Aplicará al cine todos sus conocimientos mágicos y transformará este nuevo invento, que sus creadores creían limitado al campo científico, en un verdadero espectáculo.

4 comentarios:

El Abuelito dijo...

Plasma usted un mundo perdido y en el que uno se predería tan a gusto...: "el Cabaret L’ Neant, un singular antro en el que las mesas son sustituidas por ataúdes, los vasos son cráneos y la decoración está recargada de huesos y lápidas. Méliès sustituye al macabro mago en algunas ocasiones y disfruta viendo las caras de terror de algunas damiselas. Mas tarde, Dorville creará otros dos cabarets del mismo estilo, L’Enfer y Le Ciel. En L’Enfer los camareros van disfrazados de diablos y es donde suponemos que Méliès toma cariño a este personaje tan habitual en sus futuras grabaciones."
Joder, en cualquiera de los tres me hubiese quedado a vivir...
De hace muchos, muchos años, allá por los primeros setenta, tengo un recuerdo vago, difuso, tal vez medio soñado: En el Musee Grevin, siendo muy crío, creo que visitamos una sala maravillosa con esculturas doradas en el techo representando dioses y guerreros, y que allí mediante juegos de luces y otros efectos, se obraron prodigios ante mis ojos... Ni me acuerdo de cuáles, encaramado como estaba en la engreída (e ignorante) edad adolescente...
Usted que es internacional, ¿Puede decirme si aún existe tal lugar? ¿A qué se dedica ahora? ¿Queda algo d ela magia finisecular de antaño? ¿Puede visitarse? Carallo, si aún estuviera, me pondría a ahorrar ahora mismo para marchar a París...

El Abuelito dijo...

...Soy yo de nuevo... acabo de encontrar en la red el rastro de mi recuerdo... Se llama Le Palais des Mirages, y por lo visto ha permanecido cerrado un montón de tiempo desde mi juvenil visita... ¡Y ahora lo han restaurado y de nuevo lo muestran al público! Tal vez usted lo haya visto, y lo recuerde mejor... ¿Vale la pena el viaje?

Javi dijo...

Es como usted dice, venerable abuelito. El Museo Grévin todavía existe (http://www.grevin.com/home) y su teatro de variedades parece tener una vida muy activa. Tiene que ser una mezcla espectacular la visita a las figuras de cera, contemplar el techado del Palais des Mirages –gracias por descubrírnoslo– y acudir a uno de sus espectáculos e intentaremos cumplir nuestro deseo en enero del año próximo, fecha en la que tenemos pendiente un viaje a París. Entonces, le contaremos nuestras impresiones.
Gracias por sus visitas y sus siempre estimulantes comentarios
J.

Sr. Feliú dijo...

Ya ve usted, venerado Abuelito, que aquí también practicamos la bicefalia, su otro nieto Sr. F.