Limonádový Joe (Joe Kolaloka, 1964), Oldrich Lipský
La ciudad fronteriza de Stetson City en 1885. El alcohol hace estragos entre la población. Dough Badman (Rudolf Deyl), el dueño del saloon hace su agosto. A pesar de ello vive con la insatisfacción de no poder conseguir el amor de la cantante del local, Tornado Lou (Kveta Fialova), una morena espléndida que espera la llegada del amor verdadero para entregarle su virginidad. Frente a esta morena desgarrada e ingenua, la ingenua rubia Winnifred Goodman (Olga Schoveroba), militante de la liga antialcohólica que acude periódicamente al saloon para predicar la buena nueva de sobriedad. Ella y su padre son objeto de burla por parte de los secuaces de Dough y en especial de Grimpo (Josef Hlinomaz), un pistolero sucio y malote que después de tomarse un whisky con pimienta devora el vaso.
En el momento álgido de la trifulca irrumpe en el local Limonádový Joe (Karel Fiala), vestido de blanco impoluto, abstemio, tirador infalible y representante del refresco Kolaloka. La morena y la rubita caen inmediatamente rendidas ante sus encantos. Además de frustrar un atraco al banco del pueblo, Joe consigue que le sea concedida al padre de Winnifred la representación del refresco para Stetson City, con lo que la liga antialcohólica edifica un nuevo saloon en el que sólo se sirven bebidas no espirituosas y se escuchan bellos himnos.
La trama sufre un nuevo giro con la llegada al pueblo del hermano de Dough, Horac (Milos Kopecky), un mago conocido como “Hogofogo”, que echará una mano a la familia para recuperar a la clientela perdida. Horac es una especie de Fantomas del Lejano Oeste, mago del disfraz, protagonista de revistas ilustradas, ilusionista de recursos. Los hermanos Badman secuestran a Winnifred y Tornado Lou, despechada, jura venganza contra Joe Kolaloka. La tragedia se resolverá, burla burlando, deus ex machina y anagnórisis aristotélica mediante.
El reconocimiento de que los cuatro protagonistas son hermanos y el enriquecimiento repentino de todos gracias al capitalismo feroz –descubren un pozo petrolífero y un yacimiento de oro al mismo tiempo, ganan una fortuna en la bolsa y tienen la patente de la Kolaloka, capaz de resucitar a los muertos– hacen precisa una conciliación de intereses comerciales que se logra gracias a la invención de la WhisKola.
Rodada en scope y en blanco y negro con virados en colores intensos Limonádový Joe es un festín visual. Apenas hay plano en el que no se nos ofrezca un gag y el trabajo de encuadre y montaje son parigualmente imaginativos y juguetones. Lipský desmonta todos los tópicos del western –duelos, peleas, infalibilidad con el seis tiros– y del serial –secuestros, persecuciones, rescates in extremis, marcas de nacimiento– con un uso siempre fascinante de los recursos de la animación como el paso de manivela, la marcha invertida, las sombras chinescas o la integración de imagen real y grabados de sabor retro.
Ahítos (nosotros y ustedes) de olor a pólvora y aullidos apaches, de sudor y polvo, de sillas de montar calientes y café de puchero frío, hemos decidido cerrar el ciclo dedicado a don Buffalo Bill y sus contemporáneos con un vaquero cantante. Pero no nos hemos decantado por los canónicos y canoros Roy Rogers o Gene Autry, aquellos tipos de camisas con flecos y sombreros imposibles que pasaban el día junto a la fogata entonando melancólicas baladas vaqueras, sino por una opereta cinematográfica del muy excéntrico cineasta checo Oldrich Lipský del que tendrán más noticias si vistan Esbilla Cinematográfica Popular (http://esbilla.wordpress.com/2009/11/26/en-el-pais-de-oldrich-lipsky-todo-es-posible-lemonade-joenick-carter-aquel-loco-loco-loco-detective/), de cuyo voltio procede la copia que anoche proyectamos en la carpa.
Limonádový Joe (1964) fue una de las primeras películas de “detrás del telón de Acero” que llegaron a España gracias a la manga ancha que el ministro Fraga tenía con el Festival de Cine de San Sebastián, escaparate cinematográfico internacional de la apertura del Régimen. Lo descarado de su propuesta, sus aires de comedia excéntrica y el slapstick rampante favorecieron el estreno comercial de esta cinta cuyo doblaje se encomendó al genial humorista Antonio de Lara “Tono”.
En el momento álgido de la trifulca irrumpe en el local Limonádový Joe (Karel Fiala), vestido de blanco impoluto, abstemio, tirador infalible y representante del refresco Kolaloka. La morena y la rubita caen inmediatamente rendidas ante sus encantos. Además de frustrar un atraco al banco del pueblo, Joe consigue que le sea concedida al padre de Winnifred la representación del refresco para Stetson City, con lo que la liga antialcohólica edifica un nuevo saloon en el que sólo se sirven bebidas no espirituosas y se escuchan bellos himnos.
La trama sufre un nuevo giro con la llegada al pueblo del hermano de Dough, Horac (Milos Kopecky), un mago conocido como “Hogofogo”, que echará una mano a la familia para recuperar a la clientela perdida. Horac es una especie de Fantomas del Lejano Oeste, mago del disfraz, protagonista de revistas ilustradas, ilusionista de recursos. Los hermanos Badman secuestran a Winnifred y Tornado Lou, despechada, jura venganza contra Joe Kolaloka. La tragedia se resolverá, burla burlando, deus ex machina y anagnórisis aristotélica mediante.
El reconocimiento de que los cuatro protagonistas son hermanos y el enriquecimiento repentino de todos gracias al capitalismo feroz –descubren un pozo petrolífero y un yacimiento de oro al mismo tiempo, ganan una fortuna en la bolsa y tienen la patente de la Kolaloka, capaz de resucitar a los muertos– hacen precisa una conciliación de intereses comerciales que se logra gracias a la invención de la WhisKola.
Rodada en scope y en blanco y negro con virados en colores intensos Limonádový Joe es un festín visual. Apenas hay plano en el que no se nos ofrezca un gag y el trabajo de encuadre y montaje son parigualmente imaginativos y juguetones. Lipský desmonta todos los tópicos del western –duelos, peleas, infalibilidad con el seis tiros– y del serial –secuestros, persecuciones, rescates in extremis, marcas de nacimiento– con un uso siempre fascinante de los recursos de la animación como el paso de manivela, la marcha invertida, las sombras chinescas o la integración de imagen real y grabados de sabor retro.
Limonádový Joe (Joe Cola-Loca, 1964)
Producción: Studio Barrandov (CHE)
Director: Oldrich Lipský.
Guión: Oldrich Lipský y Jirí Brdecka.
Intérpretes: Karel Fiala (Limonádový Joe), Rudolf Deyl (Dough Badman), Milos Kopecký (Horác Badman alias “Hogofogo”), Kveta Fialová (Tornado Lou), Olga Schoberová (Winnifred Goodman), Bohus Záhorský (Ezra Goodman), Josef Hlinomaz (Grimpo), Karel Effa (Pancho Kid), Waldemar Matuska (Banjo Kid).
99 min. Blanco y negro + tintados.
2 comentarios:
Lo primero agradecer la llamativa mención. Totalmente inmerecida, claro está.
Por lo demás pues un film genial, mi favorito del checo.De una creatividad desbordante, fecundo en todos los aspectos y con un Milos Kopecky desternillante, su archivillano ya vale por la pelícual completa.
Nobleza obliga, señor Esbilla.
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