10 de mayo de 2011

Hugo Fitch actúa en Chez Beulah


Dead of Night (Al morir la noche, 1945), Alberto Cavalcanti, Basil Dearden, Charles Crichton, Robert Hamer


Los Ealing Studios, la productora de sir Michael Balcon, ha perpetuado su fama por las comedias genuinamente británicas que allí se crearon inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial bajo la dirección de Charles Crichton, Charles Frend, Alexander Mackendrick o Robert Hamer. Pero la Ealing también tocó otros géneros, como el épico –Scott of the Antarctic (1948)-, el policial –The Blue Lamp (1950)–, o el fantástico –Dead of Night–.


Precisamente esta última película, una especie de contenedor de cuentos de origen sobrenatural, es lo más recordado de la producción de la Ealing, a excepción de sus comedias. Nacido como un proyecto común, la historia que enmarca las demás, la llegada de un extraño a una granja en la que se ha reunido un grupo de personas a las que cree haber conocido en sueños, fue dirigido por Basil Dearden. Otros habituales de la casa, como Robert Hamer y Charles Crichton, dirigieron tres de los episodios. El último, titulado “El muñeco del ventrílocuo”, fue responsabilidad del brasileño errante Alberto Cavalcanti y es el que les vamos a destripar.


El ventrílocuo Maxwell Frere (Michael Redgrave) es el último grito en el cabaret parisino regentado por la cantante norteamericana Beulah (Elisabeth Wech). Los enfrentamientos entre el ventrílocuo y su muñeco, Hugo Fitch, provocan la hilaridad del público. Hugo cree recordar a una espectadora de los espectáculos del Folies Bergère. Le pregunta que si le suena su cara, a lo que Hugo responde con descaro que no es precisamente en los rostros en lo que se fija cuando acude al Folies Bergère.


Encarna a Beulah la veterana cantante norteamericana Elisabeth Welch, que conocía de primera mano el ambiente parisino de los años veinte pues había actuado al final de aquella década en el Molin Rouge y había compartido escenario con Josephine Baker. Después de una estancia en Estados Unidos regresa a Europa. Se establece en Londres donde continuará con su carrera durante la Segunda Guerra Mundial, como atestigua su aparición en la película británica Over the Moon (1939), de Thornton Freeland:


En Dead of Night canta “The Hullalooba", acompañada por el saxofonista Frank Weir y su Sexteto.


La llegada a Chez Beulah del ventrílocuo norteamericano Sylvester Kee (Hartley Power precipita los acontecimientos, ya que Hugo, harto de su manipulador, ofrece sus servicios al rival. 


Nada más inquietante que la autonomía de Hugo, su capacidad para tirar la piedra y esconder la mano. Al fin y al cabo, todo el mundo piensa que la responsabilidad de sus actos y sus palabras es de su manipulador. El doctor Van Stratten (Frederick Valk), que visita a Maxwell en la prisión donde permanece confinado después de un intento criminal, comprende al punto que el responsable y, al tiempo, el único capaz de liberar al ventrílocuo de la culpabilidad que le perturba es precisamente Hugo. Pero el muñeco tiene otros planes.


El final de la historia, escalofriante en la amanerada interpretación de Michael Redgrave, preludia el de la hitchcockiana Psycho (Psicosis, 1960).


Sin embargo, la aparición más terrorífica de Hugo tendrá lugar en el carrusel de visiones pesadillescas con el que culmina la historia que ha servido de marco a los episodios, un auténtico ejercicio de virtuosismo surreal atribuido a Basil Dearden pero en el que uno cree adivinar la mano y el sentido de la composición de Cavalcanti. Aquí pueden ver algunas secuencias.


Dead of Night (Al morir la noche, 1945)
Producción: Ealing Estudios (GB)
Dirección: Alberto Cavalcanti, Basil Dearden, Charles Crichton, Robert Hamer.
Guión del episodio "The Ventriloquist Dummy”: John V. Baines.
Intérpretes del episodio "The Ventriloquist Dummy”: Michael Redgrave (Maxwell Frère), Hartley Power (Sylvester Kee), Elisabeth Wech (Beulah), Magda Kun (Mitzi), Garry Marsh (Harry Parker), Frederick Valk (el doctor Van Stratten) y el muñeco Hugo Fitch.

2 comentarios:

Satur dijo...

Siempre me han resultado inquietantes los muñecos de ventrílocuo. Igual que hay gente que le tiene fobia a los payasos imagino que debe haber una fobia a los muñecos estos.

Sr. Feliú dijo...

Algunos de sus comentarios han sucumbido en la debacle de Blogger. Disculpen ustedes las molestias y recuerden que seguimos aquí para lo que gusten mandar.

atte., el profesor Javier y Sr. F.